Un objetivo de dif¨ªcil alcance
Lo ocurrido ahora, con el siniestro del avi¨®n de Malaysia Airlines, puede encajar en la estrategia de los prorrusos de intentar comprometer a¨²n m¨¢s a Putin, forz¨¢ndolo a mantener su apoyo
Hasta hace escasos d¨ªas, las se?ales que emit¨ªa Ucrania daban a entender que tanto Mosc¨² como Kiev comenzaban a asumir la necesidad de llegar a un entendimiento. As¨ª, hab¨ªan mostrado indicios claros de contenci¨®n en el terreno militar, al tiempo que abr¨ªan espacio a la negociaci¨®n pol¨ªtica. Sin embargo, tambi¨¦n era visible el rechazo de los grupos prorrusos m¨¢s activos en las provincias ucranias del Este a someterse f¨¢cilmente a los dictados de Mosc¨². En esa l¨ªnea, tratando de evitar que las componendas rusas los condenaran al ostracismo, han entrado en una huida hacia adelante que busca comprometer a¨²n m¨¢s a Putin, forz¨¢ndolo a mantener su apoyo incluso m¨¢s all¨¢ de donde este hubiera calculado inicialmente.
As¨ª hay que interpretar el desprecio de estos grupos ¡ªasesorados y armados por Mosc¨²¡ª al cese de hostilidades decretado inicialmente por el presidente ucranio. En esa l¨ªnea, y como ejemplos evidentes de sus intenciones, decidieron derribar un helic¨®ptero ucranio y atacar sus acuartelamientos, dando por hecho que eso activar¨ªa una inmediata reacci¨®n de Kiev y, simult¨¢neamente, una mayor implicaci¨®n de Mosc¨². No otra cosa ha sido el derribo (el pasado d¨ªa 16) de un caza ucranio Su-25 por un misil ruso.
Lo ocurrido ahora con el siniestro del avi¨®n de la Malaysia Airlines ¡ªque fuentes del departamento de inteligencia de EE UU apuntaban horas despu¨¦s del suceso que hab¨ªa sido derribado por un misil¡ª, puede encajar en esa misma estrategia. Sin duda, tambi¨¦n puede esgrimirse un hipot¨¦tico inter¨¦s de Kiev en endosar el peso de semejante tragedia ¡ªy la reprobaci¨®n internacional¡ª a las fuerzas prorrusas. Pero, cuando a¨²n son muchas m¨¢s las dudas que las certezas sobre las causas del suceso (porque todav¨ªa no debe descartarse ninguna hip¨®tesis, desde la de un accidente a la explosi¨®n de una bomba a bordo) cabe especular con que lo sucedido responda a la enloquecida (pero fr¨ªamente calculada) din¨¢mica de esos mismos grupos prorrusos. Impactar con un misil tierra-aire a unos 10.000 metros de altura no est¨¢ al alcance de una milicia o un grupo terrorista al uso (que, en el peor de los casos, s¨®lo cuentan con Manpads que le permiten atacar a un avi¨®n en el despegue o aterrizaje). Pero si el suministrador de armas es Mosc¨², cabr¨ªa imaginar que esos grupos dispongan de misiles tipo Buk.
Contar¨ªan con que matar a 295 personas de ese modo ancla a Mosc¨² a su lado, sin posibilidad de desmarcarse o de no contar con ellos a la hora de negociar con Kiev. Si se descarta en principio que hayan sido efectivos a las ¨®rdenes directas de Mosc¨² los que han perpetrado el ataque, o que se trate de un error a la hora de elegir el objetivo, s¨®lo queda ver lo ocurrido como el resultado del tantas veces repetido ejercicio de alimentar a monstruos que se cree controlar, hasta que en un determinado momento deciden desarrollar su propia estrategia en lugar de limitarse a ser peones de otros actores m¨¢s poderosos. Y as¨ª nos va.
Jes¨²s A. N¨²?ez Villaverde es codirector del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acci¨®n Humanitaria (IECAH) y autor del blog Extramundi en elpais.com
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