Las ONG de China, entre la sospecha y la libertad
El Gobierno chino las tolera y fomenta en los ¨²ltimos a?os, pero mantiene un ojo vigilante sobre ellas
He Shuzhong es el alma de su ONG, ¡°Beijing Cultural Heritage Watch¡± (BHCW). La fund¨® en los 90, cuando apenas exist¨ªan este tipo de organizaciones. Su objetivo es concienciar a los ciudadanos sobre el valor de su patrimonio cultural. Organiza charlas, convoca a medios, divulga. Ha sido muy activo contra la destrucci¨®n de las callejas tradicionales (¡°hutong¡±) en el ¨¢rea pekinesa de Gulou, una de las m¨¢s emblem¨¢ticas de la capital. Tambi¨¦n trata de concienciar sobre la riqueza de la diversidad cultural de las minor¨ªas. Son ¨¢reas ambiguas, donde cada d¨ªa explora hasta d¨®nde puede llegar sin irritar al Gobierno.
Esa irritaci¨®n puede surgir con frecuencia, pero trata de resolverla mediante la negociaci¨®n, no el enfrentamiento. ¡°Mi objetivo es que la ONG funcione, no dedicarme a provocar al Gobierno y que me la cierren¡±, explica. ¡°Si hay un tema donde dicen que no me puedo meter, lo dejo. O intento llegar a un acuerdo con ellos. No ir por este camino, sino por este otro. Encontrar un t¨¦rmino medio. A veces funciona¡±.
La de He es una postura bastante frecuente en las Organizaciones No Gubernamentales (ONG) chinas, u ¡°organizaciones sociales¡±, como se denominan en mandar¨ªn. Tratan de aprovechar huecos, o irlos abriendo poco a poco, para que act¨²e la sociedad civil. En caso de fricci¨®n, los problemas se resuelven negociando con el Gobierno, sin implicarse en batallas donde tienen las de perder. Pero, donde se puede, van ara?ando aqu¨ª y all¨¢ posiciones y espacios de actuaci¨®n.
Hace cuarenta a?os no exist¨ªan. Hoy son oficialmente medio mill¨®n, aunque las no registradas pueden triplicar esa cifra. Se ocupan de todo tipo de asuntos sociales, desde la protecci¨®n medioambiental -una de las ¨¢reas donde m¨¢s han proliferado- a la ayuda a los ancianos. Como en el caso de BCHW, pueden haber sido fundadas por un ciudadano. Otras, a instancias de una empresa, o incluso del propio Gobierno. Algunas son verdaderamente activas, otras meramente creadas para captar fondos oficiales. El Gobierno chino las tolera; en los ¨²ltimos a?os, incluso las fomenta. Siempre con un ojo vigilante, eso s¨ª, una tendencia que parece ir a m¨¢s. Aquellas que se adentran en terrenos ¡°comprometidos¡± -los derechos humanos, principalmente- est¨¢n estrictamente prohibidas. Pero pese a todas sus limitaciones, las ONG chinas abren un espacio donde la sociedad intenta canalizar sus preocupaciones y resolver por s¨ª misma sus problemas.
La pol¨ªtica del Gobierno chino hacia ellas ha cambiado mucho. Prohibidas durante el mandato de Mao Zedong -las pocas autorizadas eran realmente entidades paraestatales-, empezaron a surgir t¨ªmidamente en los a?os ochenta. Y explotaron a partir de 1995, cuando se celebr¨® en Pek¨ªn la Conferencia de la ONU sobre la Mujer, a la que acudieron numerosas ONG extranjeras.
La situaci¨®n registr¨® un vuelco definitivo a partir del terremoto de Sichuan de 2008, en el que murieron casi 70.000 personas. Los medios de comunicaci¨®n mostraron a numerosos voluntarios y miembros de ONG que asist¨ªan a las v¨ªctimas. Aquel desastre consolid¨® la imagen de estas organizaciones como cercanas a la comunidad, diferentes del Gobierno, llenas de nuevas ideas y energ¨ªa. Entidades que ofrec¨ªan una alternativa a los j¨®venes y una clase media creciente en busca de referentes morales alejados del ¡°hacerse rico es glorioso¡± que proclamara Deng Xiaoping.
Seg¨²n apunta el catedr¨¢tico Deng Shengguo, del centro de investigaci¨®n sobre ONG de la Universidad de Tsinghua, en Pek¨ªn, las ¡°organizaciones sociales¡± han contribuido a ¡°la concienciaci¨®n de la poblaci¨®n sobre sus propios derechos y sus propias responsabilidades, aunque esta concienciaci¨®n a¨²n es muy d¨¦bil. Los ciudadanos se hab¨ªan acostumbrado a depender del Gobierno, que el Gobierno decidiera todo¡± durante la larga etapa de econom¨ªa planificada.
Los dirigentes tomaron nota de este fen¨®meno. Y a partir de 2011 cambiaron las leyes que regulan a las ONG, para hacer m¨¢s f¨¢cil que se registraran y actuaran abiertamente. Entre otras cosas, en muchas provincias ya no es necesario contar con un organismo gubernamental que las patrocine, uno de los principales obst¨¢culos que exist¨ªan hasta entonces. Aunque la nueva flexibilidad no es para todos: Las ONG dedicadas a defender derechos siguen sin poder registrarse, y muchas se ven obligadas a operar legalmente como empresas.
Las ONG regularizadas disfrutan de beneficios como desgravaci¨®n de impuestos o acceso a subsidios. Pero est¨¢n sometidas a un mayor escrutinio del Ejecutivo, tanto de sus actividades como de sus cuentas. Si parte de su financiaci¨®n viene del extranjero, el control se hace a¨²n m¨¢s firme.
He asegura que da la bienvenida a esa supervisi¨®n: ¡°as¨ª est¨¢ todo m¨¢s claro. El Gobierno mira las cuentas, todo es transparente, todo es abierto¡±.
La supervisi¨®n m¨¢s estricta parece en l¨ªnea con un endurecimiento de la inspecci¨®n que reciben las ONG extranjeras, revelado por accidente en una anodina p¨¢gina web oficial. No parece casual que el control haya aumentado en medio de una campa?a para acallar las voces disidentes, que ha costado a?os de prisi¨®n a los dirigentes del movimiento civil ¡°Nuevo Ciudadano¡±, defensor de mayor transparencia en el Gobierno, y ha impuesto serias penas de c¨¢rcel a quienes divulguen ¡°rumores¡± a trav¨¦s de las redes sociales.
El por qu¨¦ el Gobierno haya decidido fomentar las ONG -una posici¨®n consagrada en el programa de reformas presentado el pasado noviembre- no termina de estar claro. Puede ser un intento de adquirir legitimidad a trav¨¦s de estos grupos de popularidad creciente. De vigilar que no deriven en organizaciones enfrentadas al r¨¦gimen. De permitir a los ciudadanos dar v¨ªa libre a sus inquietudes de manera controlada. O de delegar en ellas tareas inc¨®modas o caras, para las que carece de los fondos, el personal o el conocimiento suficientes. Quiz¨¢ todas estas razones al mismo tiempo.
Seg¨²n Deng, ¡°el Gobierno tiene recursos limitados. Sus actividades y las de las ONG pueden ser complementarias¡±. Huang Haoming, vicepresidente de la Asociaci¨®n China para la Cooperaci¨®n de las ONG -una federaci¨®n oficial-, opina que el r¨¦gimen se ha dado cuenta de la importancia de incorporar a estas organizaciones al sistema: ¡°Es muy importante contar con su voz y sus sugerencias en el proceso de gobernanza. Hasta ahora no suced¨ªa¡±.
En cualquier caso, las ONG chinas son cada vez m¨¢s numerosas. Y el que se labren un nicho, pese a todas sus limitaciones, es algo positivo. Para ellas mismas. Para un Gobierno que puede compartir responsabilidades en las ¨¢reas sociales. Y para unos ciudadanos que anhelan espacios donde volcar sus inquietudes.
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