?Por qu¨¦ en Brasil es obligatorio votar?
De las 10 mayores econom¨ªas del mundo, solo en Brasil es obligatorio acudir a las urnas
En los pa¨ªses m¨¢s desarrollados del mundo, en los m¨¢s modernos y en las democracias m¨¢s s¨®lidas, el voto pol¨ªtico es facultativo.
Entre los 10 pa¨ªses m¨¢s ricos del planeta, en todos, menos en Brasil, ir a las urnas ha dejado de ser obligatorio o nunca lo ha sido.
Hoy el voto facultativo est¨¢ vigente en 205 pa¨ªses del mundo y solo en 24 de ellos (13 en Am¨¦rica Latina) sigue siendo obligatorio.
?Habr¨ªa que deducir de ello que esos pa¨ªses, empezando por Brasil, no son ni modernos ni cuentan a¨²n con una democracia consolidada? Quiz¨¢s no, pero seg¨²n no pocos analistas pol¨ªticos, de llevarse a cabo la tan anunciada y nunca realizada reforma pol¨ªtica, deber¨ªa empezar por admitir el voto facultativo, ya que una de las caracter¨ªsticas de una democracia real y no solo virtual es que proteja los mayores espacios de libertad de los ciudadanos.
?Es posible que un derecho se convierta en un deber? ?Que alguien pueda ser castigado con sanciones en una democracia por no querer ejercer un derecho?
No ha sido probado que el voto obligatorio mejore las democracias del mundo ni que aumente la participaci¨®n ciudadana en las elecciones
El derecho del voto extendido a todos los ciudadanos, varones o mujeres, ilustrados o analfabetos, fue una de las mayores conquistas de las democracias liberales. Todos, sin distinci¨®n de sexo o posici¨®n social, tienen el derecho a poder participar en la vida pol¨¬tica a trav¨¦s del voto que permite elegir a los representantes de la vida p¨²blica.
Ello no significa, sin embargo, que deba ser obligatorio ni merecedor de castigos el dejar de hacer uso de dicho derecho. Sobre todo porque no ha sido probado que el voto obligatorio mejore las democracias del mundo ni que aumente en ellas la participaci¨®n ciudadana en las elecciones.
La mayor o menor participaci¨®n depende sobre todo del inter¨¦s o desinter¨¦s que los ciudadanos demuestren frente a cada elecci¨®n. Incluso el voto llamado ¡°anti-pol¨ªtica¡± (como, por ejemplo, el nulo o en blanco), no significa un voto contra la democracia o contra la leg¨ªtima Constituci¨®n del pa¨ªs. Puede indicar, sencillamente, una forma de descontento con el modo de gobernar de los pol¨ªticos elegidos democraticamente, o sencillamente la voluntad de dar paso a nuevas formas de democracia m¨¢s modernas y m¨¢s adaptadas a los nuevos instrumentos de comunicaci¨®n global que hoy ofrece la tecnolog¨ªa.
Manifestarse en contra de la obligatoriedad del voto tampoco significa que los que est¨¢n en contra de dicha obligatoriedad vayan a dejar de votar , sino simplemente que prefieren, en aras de la democracia, que cada uno sea libre de participar o no.
Si Brasil, s¨¦ptima potencia econ¨®mica del mundo, con una democracia reconocida por todos donde existe la separaci¨®n de los tres poderes, sigue entre los 24 pa¨ªses que a¨²n obligan a votar, significa, como m¨ªnimo, una clara anomal¨ªa democr¨¢tica.
La ultima vez que la encuesta Datafolha, hace cuatro a?os, public¨® los ¨ªndices de brasile?os que preferir¨ªan que el voto fuera facultativo, qued¨® claro que la gran mayor¨ªa (64%) prefer¨ªan que el voto no fuera obligatorio. Y entre ese 64% figuraban sobre todo los m¨¢s instruidos y los j¨®venes.
?No bastar¨ªa ese ¨ªndice, que seguramente hoy ser¨ªa a¨²n mayor, para que se incluyera en la reforma pol¨ªtica la libertad de votar?
Por si fuera poco, otro sondeo indic¨® que el 30% de los votantes ya hab¨ªa olvidado el nombre del candidato votado a los 20 d¨ªas de ir a las urnas. ?Ser¨¢ ese el fruto de la obligatoriedad del voto?
Como ha escrito Nicol¨¢s Ocaraz¨¢n: ¡°El voto obligatorio es una manera desesperada para intentar que los ap¨¢ticos vayan a las urnas. Pero si la pol¨ªtica es incapaz de seducirles por la v¨ªa de las ideas para qu¨¦ obligarles a participar a un sistema incapaz de ser representativo y participativo?¡±.
La resistencia de los pol¨ªticos brasile?os al voto facultativo, en contra de la gran mayor¨ªa de los pa¨ªses del mundo, podr¨ªa llevar a pensar que m¨¢s que de la defensa de un derecho se trate de intereses inconfesables que poco tienen que ver con la defensa de los valores de la verdadera democracia.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.