Cuatro polic¨ªas encargados de pacificar las favelas de R¨ªo, denunciados por violaci¨®n
Los agentes pertenecen al contingente destacado en las zonas pobres de la ciudad desde 2008
Las 38 Unidades de Polic¨ªa Pacificadora (UPPs) desplegadas desde diciembre de 2008 en m¨²ltiples favelas de R¨ªo de Janeiro se han situado definitivamente en el ojo del hurac¨¢n. Tras varios casos de corrupci¨®n y violencia descontrolada que han venido manchando la imagen de diversas unidades, el contingente pacificador destacado en la favela de Jacarezinho, en un ¨¢rea de la zona norte de R¨ªo conocido anta?o como franja de Gaza, se enfrenta a una denuncia de violaci¨®n de tres j¨®venes de baja renta, una de ellas menor de edad.
Seg¨²n las v¨ªctimas, la agresi¨®n se produjo durante la madrugada del pasado martes a manos de cuatro agentes que ya cumplen prisi¨®n preventiva y que ser¨¢n juzgados por la leyes propias de los tribunales de la Polic¨ªa Militar. De esta manera, el mismo proyecto que vio la luz con la aprobaci¨®n casi un¨¢nime de los principales especialistas en seguridad p¨²blica se enfrenta hoy a una creciente resistencia de un sector nada desde?able de las favelas ocupadas y a una nueva denuncia que socava a¨²n m¨¢s su credibilidad.
¡°Es un incidente muy grave que demuestra que la relaci¨®n entre la polic¨ªa y estas comunidades est¨¢ muy lejos del objetivo inicial del proyecto de las UPP¡±, opina el soci¨®logo experto en violencia, Ignacio Cano. Ante la gravedad del hecho, la Polic¨ªa Militar se ha apresurado a emitir una nota en que afirma que ¡°las medidas adoptadas ser¨¢n rigurosas, incluyendo la prisi¨®n y la posible expulsi¨®n de la instituci¨®n (de los responsables, una vez que se confirme su culpabilidad). El comando de la PM lamenta el episodio y repudia este crimen b¨¢rbaro, resaltando que no coincide en nada con el comportamiento que se espera de un polic¨ªa¡±, concluye la nota. ¡°Es una reacci¨®n positiva ya que se abre la posibilidad de una investigaci¨®n, algo que no ha sido frecuente en la Polic¨ªa Militar. Esto es fundamental para que se crea en el sistema y que la gente siga denunciando estos cr¨ªmenes¡±, comenta Cano.
Por su parte, la soci¨®loga y coordinara ejecutiva de la ONG Ciudadan¨ªa, Estudio, Pesquisa, Informaci¨®n y Acci¨®n (CEPIA), Jacqueline Pitanguy, afirma que ¡°cuando quien comete este delito es un agente del Estado, la mujer pasa a ser triplemente vulnerable ya que es mucho mas dif¨ªcil que su denuncia llegue a buen puerto y, lo m¨¢s preocupante, que no sufra represalias¡±.
La agresi¨®n relatada por las v¨ªctimas, que ya han identificado a los agresores en una rueda de reconocimiento con 60 agentes, se produjo durante la madrugada del martes a pocos metros de unas v¨ªas ferroviarias que atraviesan la favela de Jacarezinho. All¨ª se suelen congregar consumidores de crack, convirtiendo la zona en una de las cracolandias m¨¢s conocidas de la zona norte de R¨ªo. Las operaciones policiales y de agentes sociales son permanentes en la zona, aunque hasta ahora no han conseguido acabar con el campamento improvisado de consumidores.
El n¨²mero de violaciones en el Estado ha crecido exponencialmente desde el 2008
Seg¨²n los primeros relatos, una patrulla de seis agentes se aproxim¨® a las j¨®venes oblig¨¢ndolas a dirigirse a un local cercano donde se habr¨ªa producido el estupro colectivo. El Instituto Medico Legal (IML) de R¨ªo ha procedido al an¨¢lisis f¨ªsico de las agredidas para determinar la autor¨ªa del crimen. Los soldados Gabriel Machado Mantuano, Renato Ferreira Leite, Wellington de C¨¢ssio Costa Fonseca y Anderson Farias da Silva, todos con menos de tres a?os de servicio en la Polic¨ªa Militar, se encuentran recluidos en el presidio militar de Benfica, en R¨ªo de Janeiro. S¨®lo uno de ellos ha confirmado la violaci¨®n.
El episodio pone sobre la mesa el debate de la violencia sexual, a menudo eclipsado por las noticias de tiroteos, homicidios o autos de resistencia en R¨ªo de Janeiro. Pitanguy opina que ¡°cuanto imperaba el trafico de drogas en las favelas actualmente ocupadas por UPP, las mujeres estaban m¨¢s indefensas. Una v¨ªctima de violencia dom¨¦stica o sexual dif¨ªcilmente pod¨ªa salir de la comunidad y denunciarlo ante la polic¨ªa¡±.
Seg¨²n los datos contabilizados en el Dossier Mujer, elaborado anualmente por el Instituto de Seguridad P¨²blica (ISP) de R¨ªo de Janeiro, el n¨²mero de violaciones en el Estado ha venido creciendo exponencialmente desde el 2008. En 2012 (6.029 casos), el 82,8% de las agresiones sexuales tuvieron como las v¨ªctimas mujeres, en su mayor¨ªa entre 5 y 19 a?os, blancas o pardas, y solteras. Seg¨²n Cano, ¡°no se sabe si este aumento se debe que la gente denuncia m¨¢s o si se producen m¨¢s violaciones¡±.
Pitanguy a?ade que ¡°desde el momento en que la violencia sexual tiene una mayor visibilidad p¨²blica y pasa a ser un fen¨®meno descrito en las estad¨ªsticas criminales, ya estamos ante un avance. Lo mas peligros es cuando es invisible, cuando no es contabilizada y cuando no hay espacios para la denuncia. Durante muchas d¨¦cadas en Brasil esta era la situaci¨®n¡±.
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