Del porro terap¨¦utico a los militares en La Habana
Colombia decidi¨® recorrer caminos que plantean enormes avances como sociedad pero asimismo insospechados riesgos
Colombia decidi¨® recorrer caminos que plantean enormes avances como sociedad pero asimismo insospechados riesgos. En los ¨²ltimos ocho d¨ªas pasamos de la discusi¨®n sobre el porro terap¨¦utico, o sea permitir el uso medicinal de la marihuana, a la presencia de nuestros militares en la mesa de negociaci¨®n con las FARC en La Habana.
Podr¨ªa pensarse que se trata de jugadas estrat¨¦gicas del gobierno del presidente Juan Manuel Santos, que ser¨ªa mantener la iniciativa en la agenda p¨²blica, aunque para un sector no menor de la opini¨®n estas son concesiones irresponsables para complacer las demandas insaciables de las FARC en un momento de estancamiento del proceso de paz.
Una u otra, sea estrategia de ajedrecista o concesi¨®n facilista, lo clave es preguntarse si estas movidas, sea cual sea su motivaci¨®n, ser¨¢n ¨²tiles. Por un lado discutir ?qu¨¦ efecto sobre la lucha antidrogas tendr¨ªa la legalizaci¨®n del cannabis para uso terap¨¦utico? Y del otro tema evaluar que tanto ayuda o perjudica a la paz y a la institucionalidad el que militares activos est¨¦n en la mesa de negociaci¨®n con las FARC.
En la respuesta a esas dos preguntas, respuesta que por supuesto ser¨¢ discutible como lo es todo hoy en Colombia en estos tiempos de alta polarizaci¨®n, est¨¢ la validez y legitimidad de las posiciones y decisiones presidenciales de la ¨²ltima semana.
La propuesta de legalizar la marihuana para uso medicinal, la hizo el congresista Juan Manuel Gal¨¢n, al cumplirse 25 a?os del asesinato de su padre, Luis Carlos Gal¨¢n, a manos del Cartel de Medell¨ªn, con una gran valent¨ªa ya que el entonces candidato presidencial era el abanderado de la lucha contra los carteles de la droga y de su extradici¨®n a Estados Unidos.
Su propuesta provoc¨® que la opini¨®n conservadora se rasgara las vestiduras, pero logr¨® el s¨ª del presidente Juan Manuel Santos para quien desde varios a?os es necesario un cambio de paradigma en la fracasada lucha contra las drogas desde la ¨®ptica prohibicionista, y quien ya hab¨ªa acordado con la guerrilla de las FARC en La Habana una nueva estrategia que deber¨¢ llevar a la decisi¨®n de dicho grupo de cortar sus v¨ªnculos con el negocio ilegal del narcotr¨¢fico del cual se han lucrado por d¨¦cadas.
Ahora bien, no es muy claro que la sociedad colombiana est¨¦ preparada para acoger este uso final de las drogas il¨ªcitas pues las m¨¢s recientes encuestas muestran un rechazo abrumador a cualquier forma de despenalizaci¨®n del uso de estupefacientes. Pero tampoco esta propuesta de permitir uso medicinal de marihuana ni es en realidad una respuesta al fracaso de la pol¨ªtica prohibicionista, ni tampoco parece estar probado que la marihuana sea una respuesta m¨¦dica ¨²nica ni m¨¢gica para aliviar los sufrimientos de los tratamientos de quimioterapia, por ejemplo. Entonces pareciera que esta propuesta, audaz y novedosa, es eso audaz y novedosa pero no es ni cambio de paradigma en tratamiento a las drogas ni panacea en tratamientos m¨¦dicos.
As¨ª que Colombia pas¨® en tan solo ocho d¨ªas de hablar del efecto de pol¨ªticas de salud p¨²blica sobre el comercio ilegal de drogas il¨ªcitas, a una enorme pol¨¦mica por la reuni¨®n, ocurrida el pasado viernes, que los militares activos est¨¦n a La Habana, encabezados por un reconocido general, Javier Alberto Fl¨®rez, Jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Militares que, entre otras misiones, comand¨® exitosas operaciones que dieron de baja a importantes jefes de las FARC.
El presidente Juan Manuel Santos calific¨® como un paso hist¨®rico abordar con las FARC esos asuntos del fin del conflicto, pero su opositor el expresidente ?lvaro Uribe, ahora senador del Centro Democr¨¢tico, dijo que hay un abuso presidencial y que va en contra de la Constituci¨®n porque la fuerza p¨²blica no es deliberante. Un general retirado de la polic¨ªa tal vez dio en el clavo con una simple observaci¨®n: el gobierno env¨ªa a los militares no porque sea indispensable su presencia sino para transferirles, compartir con ellos, el costo pol¨ªtico de la negociaci¨®n.
Es cierto que un proceso de paz no puede hacerse sin el concurso de los militares, pero la pregunta es si es est¨¦ el momento para involucrarlos cuando a¨²n est¨¢n resentidas las fuerzas por la decisi¨®n presidencial de apostarle a la paz y no a la guerra, y cuando ya la mesa cuenta desde hace dos a?os con la presencia de los de los generales retirados Mora Rangel y ?scar Naranjo.
?Es mayor el riesgo que se corre, con la decisi¨®n de mandar militares activos a La Habana, de producir un agrietamiento al interior de las fuerzas militares? O por el contrario ?gana Santos enviando a los oficiales a la mesa para que ellos mismos confirmen que en La Habana no se est¨¢ negociando a sus espaldas?
Las pol¨¦micas apenas comienzan ya que paralelamente fue instalada la Comisi¨®n Hist¨®rica del Conflicto y sus V¨ªctimas, que en cuatro meses deber¨¢ elaborar un informe sobre el origen de 50 a?os del conflicto. No es una Comisi¨®n de la verdad pero terminar¨¢ por legitimar el origen las FARC. Los que para muchos es m¨¢s que devolverles las gallinas y los cerdos, que reclamaba en su discurso Manuel Marulanda cada vez que quer¨ªa justificar tantos a?os de guerra y cr¨ªmenes. Muchos sapos para tragarse en la misma semana. Pero muchos avances en el camino de reconstruir una sociedad que hoy al menos ya est¨¢ debatiendo su futuro cuando antes solo se mataba.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.