El Asad intenta rehabilitarse gracias al avance del terror del yihadismo
El presidente de Siria busca legitimidad internacional para seguir en el poder
La reinserci¨®n pol¨ªtica de Bachar el Asad en el tablero internacional queda lejos, pero la aparici¨®n del Estado Isl¨¢mico (EI) y su sangriento avance en Siria e Irak ha cambiado las tornas, brind¨¢ndole una oportunidad de oro. Hoy, el r¨¦gimen sirio, condenado por Estados Unidos, Reino Unido y la mayor¨ªa de la Liga ?rabe por la brutal represi¨®n de su poblaci¨®n durante la guerra civil que vive el pa¨ªs desde hace tres a?os, aparece como un mal menor y el socio necesario de la comunidad internacional para combatir al enemigo com¨²n que representa el EI.
Damasco juega h¨¢bilmente sus cartas, dentro y fuera de sus fronteras. Estados Unidos ha bombardeado posiciones del EI en Irak y la Administraci¨®n Obama ha empezado a desplegar vuelos no tripulados a Siria, paso previo, seg¨²n varios medios, a una intervenci¨®n a¨¦rea, una medida para la que no ha pedido permiso a las autoridades. En una rueda de prensa en Damasco, Walid Al Mualem, ministro de Asuntos Exteriores sirio, asegur¨® el lunes que Siria da ¡°la bienvenida a cualquiera, incluido Reino Unido y Estados Unidos, para realizar acciones contra el EI y el Frente al Nusra [filial de Al Qaeda en Siria]¡±. Pero tambi¨¦n advirti¨® de que toda intervenci¨®n deb¨ªa coordinarse con Damasco. Washington rechaza siquiera informar al Gobierno de sus misiones en Siria.
Un a?o despu¨¦s de haber amenazado con bombardear el pa¨ªs, puede ser el mismo Obama, empujado por la amenaza yihadista, quien reabra el di¨¢logo con el presidente sirio. Una decisi¨®n con efectos negativos a largo plazo en la pol¨ªtica estadounidense en la regi¨®n. ¡°EE UU s¨®lo bombardear¨¢ en territorio sirio si hay un acuerdo informal. Toda colaboraci¨®n formal violar¨ªa la legislaci¨®n estadounidense que ha culpado al r¨¦gimen sirio de cometer cr¨ªmenes contra la humanidad¡±, dice Thomas Pierret, profesor del departamento de Estudios Isl¨¢micos y de Oriente Pr¨®ximo de la Universidad de Edimburgo.
La oposici¨®n armada, que se enfrenta tanto al EI como a los uniformados sirios, ha quedado en un segundo plano. Las potencias regionales e internacionales han hecho un par¨¦ntesis en su apuesta por suministrar armas a los rebeldes ante el temor de que esa ayuda acabe en manos yihadistas. ¡°Los servicios secretos de media Europa y EE UU est¨¢n ya en Damasco rogando colaboraci¨®n¡±, aseguran fuentes sirias.
Asad gana aliados en su batalla ret¨®rica contra el terrorismo donde mete en el mismo saco a yihadistas y rebeldes opositores, justo cuando el EI se ha convertido en la mayor amenaza a su poder y cuando se han borrado las fronteras entre Irak y Siria. La oposici¨®n laica denunci¨® en muchas ocasiones que Asad no s¨®lo permiti¨®, sino que incluso aliment¨® a los yihadistas porque le ven¨ªa bien para combatir a sus detractores, que empezaron siendo pac¨ªficos.
El horror impuesto por las milicias islamistas tambi¨¦n empuja a parte de la poblaci¨®n a cerrar filas con el discurso oficial. ¡°Cuando los rebeldes convivan un tiempo bajo ocupaci¨®n terrorista, se unir¨¢n al r¨¦gimen. Como ha ocurrido en Deir Zor, donde los clanes locales han padecido la barbarie del EI y se han alzado en armas contra ellos¡±, asegura un coronel. Tambi¨¦n se produce el efecto contrario. En las filas islamistas, combatientes cansados de bregar con arcaicos fusiles, hambrientos e incapaces de reinsertarse en la Siria de El Asad, ven en el EI una fuerza capaz de desafiar a Damasco. El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos (OSDH) con sede en Londres, apuntaba el 19 de agosto que 6.300 insurgentes islamistas se hab¨ªan pasado a las filas del EI.
En el frente dom¨¦stico, el Ej¨¦rcito sirio avanza en su control sobre las grandes urbes, alejando a los insurgentes y, con ellos, la lluvia de morteros. Es en las ciudades donde se concentra la mayor parte de los leales al r¨¦gimen, unos seis millones. Las instituciones sirias se esfuerzan, con apoyo iran¨ª y ruso, en abastecer a sus fieles con lo m¨ªnimo: pagan los salarios de los funcionarios, mantienen las subvenciones de productos b¨¢sicos como el fuel y el pan, y asisten a los desplazados.
Pese a ello, en las tropas sirias abundan las deserciones y las bajas en un conflicto que ya se ha cobrado 191.000 vidas de civiles, seg¨²n datos de Naciones Unidas, y las de otros 65.000 soldados en la contienda, seg¨²n el OSDH. ¡°No tenemos suficientes hombres para cubrir todos los frentes. Est¨¢bamos preparados para luchar contra Israel. Sufrimos hasta un 30% de deserciones de sun¨ªes desde el inicio del conflicto sobre medio mill¨®n de efectivos. Tenemos que establecer prioridades factibles: mantenernos en las ciudades¡±, admite un coronel de la Guardia Republicana siria.
Para mantener el grueso del Ej¨¦rcito, se ha prorrogado hasta en 28 meses el servicio militar. Las condiciones de vida en el frente dejan mucho que desear. Los combatientes duermen en colchones esparcidos por el suelo y montan barricadas en las puertas de las casas que hacen las veces de dormitorio para evitar que las ratas les muerdan durante el sue?o. Un soldado raso en servicio obligatorio cobra 725 libras sirias mensuales (cinco euros). Una bolsa de pan vale 50 en el mercado.
El coronel asegura que cerca de medio mill¨®n de civiles han sido contratados convirtiendo la llamada Defensa Nacional en casi un segundo Ej¨¦rcito. Tambi¨¦n hay mujeres voluntarias que ayudan a sus compa?eros en los m¨²ltiples controles militares y en el cacheo de transe¨²ntes. Ninguna est¨¢ en primera l¨ªnea de fuego.
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