Un a?o despu¨¦s, Obama s¨ª ordena bombardear Siria pero el enemigo es otro
El 10 de septiembre de 2013 inici¨® su renuncia a atacar al r¨¦gimen. Ahora el objetivo es el EI
El calendario traza comparaciones inc¨®modas para Barack Obama. La casualidad y la situaci¨®n sobre el terreno en Siria han provocado que en exactamente un a?o el presidente de Estados Unidos haya pasado de esbozar p¨²blicamente su renuncia a bombardear posiciones del r¨¦gimen sirio a anunciar ataques a¨¦reos en ese pa¨ªs pero no, como entonces, contra el Ej¨¦rcito de Bachar el Asad sino contra uno de sus rivales, el grupo yihadista Estado Isl¨¢mico (EI).
El 10 de septiembre de 2013 Obama anunci¨® desde la Casa Blanca la respuesta de su Administraci¨®n al uso de armas qu¨ªmicas por parte de las fuerzas de El Asad. El que hasta el d¨ªa anterior se presum¨ªa como el discurso a la naci¨®n en que iba a concretar los bombardeos estadounidenses se convirti¨® en el de la concesi¨®n de una oportunidad a la propuesta rusa -surgida en la v¨ªspera por una pifia cometida por el secretario de Estado, John Kerry en una rueda de prensa- de que Siria pusiera bajo control de la comunidad internacional su arsenal qu¨ªmico a cambio de que EE UU renunciara a sus ataques. El presidente advirti¨® de que el Ej¨¦rcito norteamericano estar¨ªa ¡°listo para responder¡± si la negociaci¨®n fracasaba. El acuerdo se fragu¨® y hace tres semanas se complet¨®, aunque con retraso, la neutralizaci¨®n del arsenal qu¨ªmico entregado.
Un a?o despu¨¦s, tambi¨¦n en un discurso desde la Casa Blanca en hora de m¨¢xima audiencia televisiva, Obama anunci¨® la noche de este mi¨¦rcoles que EE UU extender¨¢ a las posiciones del EI en Siria los bombardeos que efect¨²a desde hace un mes en Irak. Parad¨®jicamente, Washington y Damasco pasan a luchar contra el mismo enemigo.
Consciente de ello, la Administraci¨®n Obama se ha esforzado en remarcar que esto no supone el m¨¢s m¨ªnimo acercamiento ni aval a la autocracia de El Asad."En la lucha contra el EI no podemos confiar en El Asad, no podemos confiar en un r¨¦gimen que terroriza a su pueblo, un r¨¦gimen que nunca recuperar¨¢ la legitimidad que ha perdido", dijo el presidente en su discurso. "Tenemos que fortalecer a la oposici¨®n como el mejor contrapeso a los extremistas como el EI, mientras buscamos la soluci¨®n pol¨ªtica necesaria para resolver la crisis siria de una vez por todas".
Exactamente en un a?o Obama ha pasado de descartar a ¨²ltima hora un ataque contra el r¨¦gimen sirio a ordenar uno contra los yihadistas presentes en el pa¨ªs
¡°No hay una causa com¨²n con el r¨¦gimen¡±, hab¨ªa afirmado, pocas horas antes de la alocuci¨®n, la portavoz del Departamento de Estado Marie Harf. ¡°Puede que apuntemos a blancos similares, pero el r¨¦gimen es la raz¨®n por la que aflor¨® el EI y se fortaleci¨®. No es la soluci¨®n al problema del EI¡±.
Hace un a?o, EE UU iba a actuar en Siria para frenar nuevas atrocidades del r¨¦gimen despu¨¦s de que ¨¦ste hubiera empleado armas qu¨ªmicas contra su poblaci¨®n. Obama lo hab¨ªa fijado como la ¡°l¨ªnea roja¡± que llevar¨ªa a EE UU a involucrarse en la cruenta guerra civil que azota al pa¨ªs ¨¢rabe desde hace tres a?os y medio y que se ha cobrado al menos 191.000 vidas de civiles, seg¨²n datos de Naciones Unidas, y las de 65.000 soldados, seg¨²n el Observatorio Sirio de Derechos Humanos. En el ¨²ltimo a?o han muerto al menos unos 40.000 civiles, de acuerdo a la ONU.
Ahora, el detonante que ha llevado a Obama a vencer su? reticencia al militarismo y sus titubeos en la gesti¨®n del laberinto sirio ha sido el r¨¢pido avance y la brutalidad de los milicianos sun¨ªes del EI. Los yihadistas controlan partes de Irak y Siria -la frontera entre ambos pa¨ªses es inexistente-, aspiran a crear un califato del terror en la regi¨®n y en el ¨²ltimo mes han decapitado a dos periodistas estadounidenses como represalia por los bombardeos de Washington contra sus posiciones en Irak.
¡°La situaci¨®n un a?o despu¨¦s es notablemente diferente¡±, subray¨® a finales de agosto el portavoz de la Casa Blanca Josh Earnest. ¡°De lo que hablamos ahora es de enfrentar a un grupo terrorista que ha buscado un refugio seguro en Siria. Este es un grupo que supone una amenaza a los estadounidenses en la regi¨®n y que podr¨ªa potencialmente plantear una amenaza m¨¢s amplia a los intereses estadounidenses y de nuestros aliados en el mundo¡±. Earnest ha repetido esta semana el mismo mensaje pero con un lenguaje m¨¢s cauto.
"En la lucha contra el EI no podemos confiar en El Asad, no podemos confiar en un r¨¦gimen que terroriza a su pueblo, que nunca recuperar¨¢ la legitimidad" Barack Obama, presidente de Estados Unidos
Otra divergencia respecto a hace doce meses es el apetito belicista de la opini¨®n p¨²blica. Seg¨²n un sondeo del martes del diario The Washington Post y ABC News, un 71% de los norteamericanos apoya bombardear al EI en Irak y Siria. Hace tres semanas, antes de las decapitaciones, esa cifra era del 54%. En cambio, en septiembre de 2013 un 59% de la poblaci¨®n rechazaba lanzar ataques a¨¦reos contra el r¨¦gimen sirio por el uso de armas qu¨ªmicas.
Entonces, Obama no solo ten¨ªa el viento en contra de sus ciudadanos sino tambi¨¦n del Congreso. El mandatario prometi¨® someter sus planes a una votaci¨®n parlamentaria pero carec¨ªa de los apoyos necesarios para sacarla adelante. La suspensi¨®n a ¨²ltima hora del ataque le libr¨®, por tanto, de una posible humillaci¨®n.
Un a?o despu¨¦s, Obama ha decidido ignorar al Capitolio. El martes comunic¨® a los l¨ªderes de la C¨¢mara de Representantes y el Senado que ¡°tiene la autorizaci¨®n que necesita¡± para tomar acci¨®n contra el EI, aunque no ocult¨® que le gustar¨ªa contar con su respaldo. La cercan¨ªa de las elecciones legislativas de noviembre no invita a que los parlamentarios apoyen acciones que se les pueden girar en contra en las urnas. Pese a ello, hay indicios de que el Capitolio ve con buenos ojos el plan del presidente dem¨®crata. Unas horas antes del discurso, la C¨¢mara de Representantes -de control republicano- pospuso una votaci¨®n presupuestaria, lo que puede interpretarse como un gesto a favor de incluir nuevas partidas de gasto de lucha contra el yihadismo.
En los ¨²ltimos meses, el Congreso -ya sea porque la consideraba demasiado tibia o contundente- ha hecho caso omiso a la estrategia de la Casa Blanca respecto a Siria. Desde finales de junio, languidece por falta de apoyo la solicitud de la Administraci¨®n de aprobar una ayuda econ¨®mica de 500 millones de d¨®lares para ¡°entrenar y equipar¡± militarmente a los opositores moderados sirios, cuya fuerza ha quedado diluida por el avance del EI en ese pa¨ªs. El entrenamiento se realizar¨ªa en Arabia Saud¨ª, seg¨²n explicaron altos cargos de la Administraci¨®n en una conferencia telef¨®nica con periodistas.
En su discurso, Obama volvi¨® a instar este mi¨¦rcoles al Congreso a aprobar la ayuda, que se trata del apoyo oficial m¨¢s significativo de Washington a los contrarios a El Asad pero que desde algunos ¨¢mbitos se ha criticado porque llegar¨ªa demasiado tarde. Al insistir en pedir el voto del Congreso en este paquete -pero no el de Irak-, el presidente busca ganar legitimaci¨®n en su estrategia en Siria tras el fiasco de hace un a?o.
Hasta ahora, EE UU ha limitado su hoja de ruta contra Damasco a un programa secreto de la CIA de entrenamiento en Jordania a los rebeldes sirios y de entrega de armas peque?as; y en el suministro por parte del Departamento de Estado de asistencia ¡°no letal¡± a los opositores, como chalecos antibalas, gafas de visi¨®n nocturna y sofisticados equipos de comunicaci¨®n. Los opositores han pedido armamento letal, pero se desconoce si ¨¦ste est¨¢ incluido en el paquete de ayuda.
Con la alocuci¨®n de esta noche, Obama deja atr¨¢s la prudencia del pasado e involucra de lleno a EE UU en el polvor¨ªn sirio. Sin embargo, el enemigo directo a combatir es otro que el 10 de septiembre de 2013.
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