La meca china del ¡®turismo rojo¡¯
Pek¨ªn estimula las visitas al pueblo natal de Mao para robustecer el esp¨ªritu nacional
¡°Mao supo ser un l¨ªder. Gracias a ¨¦l los chinos ocupamos hoy una posici¨®n tan alta en el mundo¡±, asegura Xie Zhangmin, un funcionario jubilado de 79 a?os, mientras reposa a la sombra. Ha sido un d¨ªa largo de caminar de un sitio a otro, hace un pesado calor h¨²medo y ¨¦l ya no se siente con fuerzas para hacer turismo. Pero ha recorrido unos 500 kil¨®metros desde la provincia de Guanxi a Shaoshan, la aldea donde naci¨® en 1893 el l¨ªder chino, convertida ahora en una peque?a ciudad. Quiere rendir homenaje al Gran Timonel.
No es ni mucho menos el ¨²nico. Cada a?o, siete millones de personas, 20.000 al d¨ªa, visitan la granja que vio nacer a Mao Zedong, el creador de la Rep¨²blica Popular China y el museo en torno a su figura. El n¨²mero se desborda el 26 de diciembre, fecha del nacimiento del l¨ªder y que Shaoshan celebra con fuegos artificiales en una especie de navidad roja.
La granja, un edificio de ladrillo ocre con 18 estancias y completamente reconstruido, permite visitar la habitaci¨®n donde durmi¨® el l¨ªder comunista de ni?o ¡ªah¨ª est¨¢ su cama y su armario¡ª , o la cocina donde su madre, una devota budista, preparaba el hong shao rou, un guiso de panceta que fue el favorito de Mao, fallecido en 1976.
El gigantesco museo qued¨® completamente renovado en 2013, con ocasi¨®n del 120? aniversario del nacimiento del padre de la nueva China. ¡°Su coste es un tema sensible. Ya sabe, el Gobierno ha lanzado una campa?a contra los dispendios y los gastos extravagantes¡±, apunta una de las gu¨ªas antes de cambiar de tema r¨¢pidamente. Pek¨ªn reconoce que el a?o pasado gast¨® 487 millones de yuanes (60 millones de euros) en renovar museos y lugares hist¨®ricos, pero no concreta cu¨¢nto se dedic¨® a Shaoshan.
Las instalaciones recorren, con todo lujo de medios, la vida de Mao Zedong. La fundaci¨®n del Partido Comunista de China (PCCh) merece una sala entera; episodios menos gloriosos, como el Gran Salto Adelante ¡ªel fallido intento de industrializar el pa¨ªs entre 1958 y 1961 que caus¨® la muerte de hasta 45 millones de personas seg¨²n algunos c¨¢lculos¡ª se saldan con una mera foto y un sucinto comentario.
Los visitantes vienen de toda China y tienen todas las edades. Han contribuido a crear una industria que ha convertido a Shaoshan, una localidad de 120.000 habitantes, en una meca tur¨ªstica. El n¨²cleo de la antigua aldea es hoy una sucesi¨®n de calles con restaurantes, hoteles y tiendas de recuerdos, todos ellos dedicados a comercializar la memoria del padre de la patria en bustos de todos los tipos y modelos, gorras, mochilas y hasta licores.
El Gran Timonel conden¨® en vida la propiedad privada, pero sus admiradores no ven una contradicci¨®n cuando compran un ¡°licor Mao¡±. ¡°Lo hacen como se?al de su adoraci¨®n por el l¨ªder. Mao no estar¨ªa enfadado; es un gesto de agradecimiento¡±, asegura Mao Taozhi, la gerente de la franquicia Casa Mao.
La adoraci¨®n es, en gran medida, un asunto generacional. Muchos de los m¨¢s mayores que acuden al lugar se acercan a la gran estatua del l¨ªder junto al museo para hacerle reverencias o incluso musitarle lo que parece casi una oraci¨®n. Pero ese entusiasmo se diluye entre los menores de 50 a?os: ¡°No somos fan¨¢ticos, pero nos han educado en que hay que amar al presidente y amar al Partido¡±, afirma la se?ora Xie, una mujer de 35 a?os procedente de Cant¨®n, que cree que ¡°hay que venir al menos una vez en la vida¡±. La l¨ªnea oficial del Partido Comunista de China estipula que Mao ¡°acert¨® en un 70% y err¨® en un 30%¡± y la se?ora Xie est¨¢ de acuerdo. Mao cometi¨® errores, pero ¡°no se puede juzgar a alguien s¨®lo por sus yerros, hay que ver el conjunto¡±, apostilla.
El conjunto hist¨®rico de Shaoshan forma parte de una red de turismo rojo que incluye otros lugares como Yanan, donde se refugi¨® Mao en 1935 tras la Larga Marcha huyendo del Kuomintang (Partido Nacionalista Chino) y que concluy¨® con la subida al poder del l¨ªder comunista. El Gobierno fomenta estas visitas en parte para promover el consumo interno y en parte para robustecer el esp¨ªritu nacional. Con gran ¨¦xito, seg¨²n las cifras oficiales. Seg¨²n la agencia oficial Xinhua, en 2013 acudieron a los lugares hist¨®ricos del comunismo chino 786 millones de personas (el pa¨ªs tiene casi 1.400 millones de habitantes), un 17,3% m¨¢s que el a?o anterior. El presidente Xi Jinping ha declarado que ¡°China debe desarrollar con fuerza el turismo rojo¡±.
En un momento en el que el partido busca luchar contra el desencanto y el desapego de parte de la poblaci¨®n china, recordar a la poblaci¨®n los or¨ªgenes del r¨¦gimen y los valores de entonces puede servir para transmitir nueva energ¨ªa. El propio Xi Jinping ha emulado iniciativas de Mao, como las campa?as de autocr¨ªtica entre los funcionarios. La campa?a del r¨¦gimen de lucha contra la corrupci¨®n quiere tambi¨¦n recuperar esos viejos valores mao¨ªstas de igualdad, austeridad y servicio al pueblo
Siempre hasta cierto punto. Bien puede dar fe de ello Bo Xilai, el dirigente ca¨ªdo en 2012 y que intent¨® llevar a cabo en la ciudad de Chongqing una campa?a de recuperaci¨®n de los antiguos valores mao¨ªstas antes de ingresar en prisi¨®n acusado de corrupci¨®n.
Y hasta qu¨¦ punto estos mensajes lleguen a calar entre las generaciones m¨¢s j¨®venes es algo que est¨¢ en duda. Liu Wen, de 33 a?os y residente de Cant¨®n, asegura que ha acudido a Shaoshan porque es ¡°un gran fan de Mao¡±. ¡°Creo que hizo muchas cosas por este pa¨ªs¡±, sostiene. Su pizpireta novia, en pamela y tacones, se lo lleva del brazo: ¡°?Qu¨¦ va! Viene porque est¨¢ aburrido¡±.
La franquicia del Gran Timonel
¡°Nadie en el mundo se puede comparar con el presidente Mao¡±, afirma Tang Ruiren frente al gran retrato del l¨ªder chino que domina su comedor. Tang tiene motivos para pensar as¨ª. Esta anciana de 84 a?os y de aspecto fr¨¢gil es la due?a de Mao Jia (Casa Mao), toda una instituci¨®n en Shaoshan. Su franquicia, que incluye un negocio de comidas preparadas y que hoy gestiona su hija, Mao Taozhi, controla cerca de 300 restaurantes en toda China que rinden homenaje a Mao. Emplea a 30.000 personas y genera unos ingresos de 2.000 millones de yuanes anuales (unos 247 millones de euros). Todo gracias al Gran Timonel.
Tang, una campesina analfabeta y familiar distante de Mao, comenz¨® su negocio en 1984, en la era de reforma y apertura de China, vendiendo gachas de arroz a los visitantes de la residencia del l¨ªder. De all¨ª pas¨® a vender algunos platos m¨¢s elaborados y, finalmente, abri¨® un restaurante ¡ªcon fotos de Mao con su familia y bustos del Gran Timonel¡ª frente a la granja donde naci¨® el l¨ªder. Hoy se plantea una expansi¨®n internacional de su negocio.
¡°Todo lo que tenemos es gracias a Mao¡±, asegura Tang. Se refiere tanto a su familia como a China. ¡°Llev¨® al pa¨ªs a lo alto, gracias al pensamiento de Mao somos un pa¨ªs desarrollado. Gracias a ¨¦l tenemos una China unida y poderosa¡±, sostiene la mujer.
Ante la observaci¨®n de que en tiempos de Mao ella no habr¨ªa podido comenzar su negocio, pues la propiedad privada estaba prohibida, Tang no se inmuta. ¡°Si no hubiera existido Mao, tampoco hubiera existido nada de lo que vino despu¨¦s¡±, replica.
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