El voto que cambi¨® Reino Unido
La campa?a transforma las relaciones de Inglaterra y Escocia, y entre el pueblo y los pol¨ªticos
Pase lo que pase cuando se conozcan el viernes por la ma?ana los resultados del refer¨¦ndum de independencia de Escocia, hay algo seguro: nada ser¨¢ igual a partir de ahora en Reino Unido. Si gana el s¨ª, la transformaci¨®n ser¨¢ brusca, brutal y amplia; ir¨¢ mucho m¨¢s all¨¢ del territorio brit¨¢nico y tendr¨¢ un impacto especialmente grande en Espa?a y otros pa¨ªses con tensiones territoriales.
Pero incluso si gana el no, como parec¨ªan apuntar los ¨²ltimos sondeos publicados antes de la votaci¨®n, ya nada ser¨¢ igual. El refer¨¦ndum ha cambiado muchas cosas en la relaci¨®n entre Inglaterra y Escocia. Salvo que los votantes den un masivo apoyo a la permanencia en Reino Unido, ya nadie se tomar¨¢ en Londres la opci¨®n de la independencia escocesa con el desd¨¦n y la distancia con la que Westminster lo ha hecho en esta campa?a.
El campo del s¨ª ha estado batallando voto a voto sobre el terreno desde hace meses, si no a?os. El campo del no se despert¨® hace menos de dos semanas, con el sondeo de YouGov que puso por primera vez en cabeza a los independentistas. Hasta entonces, Londres se hab¨ªa limitado a bombardear a los escoceses con multitud de informes del Tesoro, bajo la batuta del canciller del Exchequer, George Osborne, explicando todo lo que se iban a perder si decid¨ªa romper la uni¨®n forjada hace m¨¢s de 300 a?os con la fusi¨®n de los dos Parlamentos. Es muy probable que aquellos informes no fueran completamente in¨²tiles. Lo que m¨¢s impulsa a los votantes a oponerse a la independencia son precisamente las cuestiones pr¨¢cticas, no las identitarias.
El 90% de escoceses se sienten escoceses, al margen de que quieran ser independientes o prefieran preservar la uni¨®n. Y aunque uno de cada 10 lo pueden hacer por razones sentimentales, porque por encima de todo se sienten brit¨¢nicos, los dem¨¢s votantes del campo del no recelan sobre todo de los riesgos que a sus ojos conlleva la independencia.
Londres se limit¨® a amenazar con datos del Tesoro hasta el fin de la campa?a
El riesgo de que la banca se mude a Londres, las incertidumbres de la moneda, el peligro de que cunda el p¨¢nico en los mercados, de llevar a la Uni¨®n Europea a una crisis de inestabilidad de la que se sabe c¨®mo se entra pero no c¨®mo se sale. Al rev¨¦s de lo que le podr¨ªa pasar a la propia Escocia, que sabr¨ªa c¨®mo salir de la UE pero tendr¨ªa que aclarar c¨®mo entrar.
Pero esas preocupaciones no son los ¨²nicos ingredientes de esta campa?a. Ha habido un saludable renacimiento del activismo. Son los movimientos vecinales, el debate en la calle y el renacimiento de la pol¨ªtica de base lo que ha marcado m¨¢s profundamente este refer¨¦ndum. La gente se ha movilizado como nunca antes. Por eso el 97% de los residentes en Escocia con derecho a votar se ha registrado para hacerlo.
No todos los efectos del refer¨¦ndum son tan inequ¨ªvocamente positivos. La casta pol¨ªtica de Westminster puede acabar saliendo escaldada, con el primer ministro, el conservador David Cameron, y el l¨ªder de la oposici¨®n, el laborista Ed Miliband, a la cabeza. Solo una victoria apabullante del no puede evitar que se les vea como responsables de poner al Reino Unido al borde de la ruptura, si no directamente roto.
A Cameron, por haber puesto en marcha un refer¨¦ndum mucho m¨¢s arriesgado de lo que parec¨ªa en octubre de 2011, cuando pact¨® sus t¨¦rminos con el l¨ªder independentista Alex Salmond sin pensar en que pod¨ªa acaba en empate o en derrota. No solo no pens¨® en c¨®mo asegurar que la independencia solo se alcanzara si el electorado se pronunciaba rotundamente por ella, sino que luego se qued¨® en casa cruzado de brazos porque su partido todav¨ªa provoca urticaria en Escocia.
A Miliband, porque desde el primer d¨ªa se sab¨ªa que la clave del resultado final eran los votantes laboristas pero ¨¦l ha parecido ignorar hasta ¨²ltima hora que hab¨ªa un refer¨¦ndum potencialmente catastr¨®fico 650 kil¨®metros al norte de Londres. Y cuando ha ido all¨ª, ha parecido un aprendiz al lado de un pol¨ªtico ya casi embalsamado como Gordon Brown. Su liderazgo sale tocado de este refer¨¦ndum. Y la consulta ha puesto en evidencia el estado del laborismo en Escocia, donde las bases est¨¢n desapareciendo y la c¨²pula no tiene nivel porque todo laborista que destaca acaba emigrando a Westminster.
Westminster como tal tambi¨¦n sale mal parado. Su reacci¨®n cuando el Gobierno ha tocado a rebato quiz¨¢s haya salvado la uni¨®n, pero la imagen del poder pol¨ªtico y econ¨®mico d¨¢ndose la mano para influir en los votantes de forma que a veces ha parecido rozar el chantaje puede acabar teniendo un alto precio a largo plazo. Una buena noticia para el populista Nigel Farage, que suele pescar muy bien en r¨ªos revueltos y para el que la debilidad de Cameron y las dificultades de los partidos tradicionales son excelentes noticias.
Registro masivo para acudir a las urnas
Edimburgo vivi¨® el hist¨®rico refer¨¦ndum de ayer como si fuera un d¨ªa normal. El cielo plomizo y la niebla indicaban al visitante que ya se acerca el oto?o y que est¨¢n a punto de quedar atr¨¢s el sol y el casi calor que ha disfrutado Escocia en los ¨²ltimos d¨ªas de la campa?a.
Y, sin embargo, no era un d¨ªa normal. Casi 4,3 millones de escoceses y dem¨¢s residentes en Escocia (el 97% del censo) se hab¨ªan registrado para votar en alguno de los 5.579 colegios electorales repartidos por todo el pa¨ªs y decidir si el pa¨ªs se independiza o no de Reino Unido. Muchos de ellos, m¨¢s de 700.000, lo hab¨ªan hecho ya por adelantado al optar por el voto por correo.
Otros muchos prefirieron esperar hasta el ¨²ltimo momento para decidir qu¨¦ iban a votar, un dilema con el que se han topado cientos de miles de indecisos.
Votar es f¨¢cil. Lo dif¨ªcil, al menos en este hist¨®rico 18 de septiembre de 2014 en Escocia, era saber a qui¨¦n.
Los colegios electorales abrieron a las siete de la ma?ana y cerraron a las 10 de la noche, las 11 en la Espa?a peninsular. Los resultados ser¨¢n publicados en torno a las siete de la ma?ana del hoy.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.