Abrumador triunfo de la ¡°tercera v¨ªa¡±
Los escoceses han elegido el no en la consulta, pero con el decisivo a?adido de la profundizaci¨®n del autogobierno
?Qui¨¦n ha ganado? Ha ganado la ¡°tercera v¨ªa¡±, y por un margen muy s¨®lido, m¨¢s que suficiente. No se han impuesto ni el inmovilismo unionista ni el rupturismo secesionista. Los votantes han elegido el ¡°no¡±, pero de ninguna manera un ¡°no¡± cualquiera, que avale un est¨¢tico statu quo. Los escoceses han optado por permanecer en el Reino Unido de una forma din¨¢mica y distinta. O sea, con el decisivo a?adido de la profundizaci¨®n del autogobierno, del aumento de las competencias auton¨®micas, de su blindaje. Eso, all¨ª y en Castellter?ol, se denomina ¡°tercera v¨ªa¡±.
Lo verdaderamente curioso es que esta opci¨®n aparentemente no concursaba. Ha tenido que vencer varios impedimentos: pugnaba contra el sesgo favorable al convocante de todo refer¨¦ndum; no aparec¨ªa formalmente en las papeletas; ni se formul¨® s¨®lidamente hasta el pen¨²ltimo minuto de la campa?a; ni se present¨® por la tripleta David Cameron-Nick Clegg-Ed Milliband (y por supuesto Gordon Brown) como un proyecto perge?ado para entusiasmar, sino m¨¢s bien de forma reticente, a contrapelo, casi como un mal menor. Por eso, visto lo visto, es decir, la ilusionada movilizaci¨®n de los indepes y la entre altiva y funeraria campa?a de los inmovilistas, el triunfo del autonomismo resulta m¨¢s relevante. Abrumador.
La tracci¨®n pol¨ªtica del resultado ha sido inmediata. Al minuto cero de certificarse, el primer ministro anunci¨® la generalizaci¨®n de la ¡°devolution¡± ¡ªla autonom¨ªa, en nuestros par¨¢metros¡ª para Inglaterra, Gales e Irlanda del Norte y el cumplimiento inmediato del compromiso de la ¡°devolution plus¡± para Escocia. Esa rapidez en la reacci¨®n ilustra bien el sentido profundo de la votaci¨®n. Hacia adentro, el Reino Unido inicia su transformaci¨®n de Estado al tiempo plurinacional y muy centralizado hacia un formato radicalmente federal, aunque toda menci¨®n al concepto ¡°federal¡± est¨¦ proscrita en las Islas.
Hacia fuera, y como la pol¨ªtica europea y exterior de un pa¨ªs no deja de ser el trasunto de la pol¨ªtica interna, la noticia es magn¨ªfica para el europe¨ªsmo. De entrada, los europeos encontrar¨¢n alivio en el alejamiento de los peores augurios: el desgarro e inestabilidad de uno de sus principales Estados; el consiguiente avance del nacionalismo m¨¢s reaccionario y defensor de las esencias patrias del partido de Nigel Farage; el posible contagio incentivador de alg¨²n otro soberanismo que ahora se queda viudo; la distorsi¨®n de la UE cuando empieza una legislatura decisiva para su recuperaci¨®n econ¨®mica y relanzamiento pol¨ªtico; el l¨ªo nuclear y defensivo que una secesi¨®n hubiera supuesto para la OTAN. Pero el suceso de la votaci¨®n ¡ªese bello espect¨¢culo, siempre digno y dignificante cuando se hace como debe hacerse¡ª gratificar¨¢ especialmente a los m¨¢s europe¨ªstas. Desde hoy al Gobierno de Londres le ser¨¢ mucho m¨¢s arduo argumentar contra los avances federales de los Veintiocho. Scots, be welcome home!
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