EE UU entra en la guerra civil de Siria
El presidente sostiene que la intervenci¨®n, ampliada a Sira, "no es solo una lucha de Am¨¦rica"
Con los primeros bombardeos en Siria, en la madrugada del martes, Estados Unidos entra en una guerra civil que evit¨® durante a?os. M¨¢s de 190.000 muertos y m¨¢s de tres millones de refugiados despu¨¦s, los avances de Estado Isl¨¢mico (EI) han alterado los c¨¢lculos de Washington. En v¨ªsperas de la Asamblea General de la ONU, que esta semana congrega en Nueva York a m¨¢s de 140 l¨ªderes mundiales, el presidente Barack Obama autoriz¨® una intervenci¨®n a¨¦rea en las regiones controladas por los radicales sun¨ªes.
La intervenci¨®n, que cuenta con el apoyo de cinco pa¨ªses ¨¢rabes, pone fin a tres a?os y medio de titubeos. Obama, que en agosto orden¨® bombardeos en el vecino Irak para frenar los avances del mismo grupo, es un presidente en guerra: excluye de momento el env¨ªo de tropas de tierra a Irak y Siria, pero el repliegue de los ¨²ltimos a?os y la voluntad de acabar con el estado de guerra perpetua posterior al 11-S est¨¢n en cuesti¨®n.
Estados Unidos, como anticip¨® Obama en un discurso a la naci¨®n el 10 de septiembre, ataca en Siria, pero el gui¨®n es distinto al que se preve¨ªa hasta hace poco. El objetivo de los ataques no es, como estuvo a punto de ocurrir en septiembre de 2013, el r¨¦gimen de Bachar el Asad, sino grupos que se le oponen, como el EI y Jorasan, una organizaci¨®n afiliada a Al Qaeda que, seg¨²n la Casa Blanca, preparaba un atentado inminente en Europa o EE UU.
EE UU no ha pedido permiso al r¨¦gimen sirio: se ha limitado informar a su embajador ante la ONU
Quienes en 2011, cuando estall¨® la guerra civil en Siria, planteaban en Washington una intervenci¨®n lo hac¨ªan en el contexto de las primaveras ¨¢rabes: las revueltas populares contra reg¨ªmenes autoritarios. La resaca de aquellas revueltas y el auge islamista modifica las prioridades: primero, frenar a los yihadistas que aspiran a crear un califato; Asad, cuya dimisi¨®n Obama pidi¨® por primera vez hace tres a?os, puede esperar.
Obama autoriz¨® los bombardeos el jueves pasado, tras visitar la sede del Comando Central de EE UU en Florida, responsable de Oriente Pr¨®ximo y el norte de ?frica en las Fuerzas Armadas norteamericanas. Los ataques llegaron, primero, con misiles Tomahawk lanzados desde barcos de guerra en el mar Rojo y el golfo P¨¦rsico, y despu¨¦s con cazas, bombarderos y aviones no pilotados, seg¨²n el Pent¨¢gono.
Los ataques destruyeron objetivos del EI ¡ªcombatientes, campos de entrenamiento, almacenes, centros de mando y veh¨ªculos¡ª cerca de Raqqa, capital de facto de los integristas en Siria, y en otras ciudades del este y el norte del pa¨ªs. Los objetivos de Jorasan se encuentran cerca de la ciudad siria de Alepo, e incluyen campos de entrenamiento, f¨¢bricas de municiones y centros de comunicaci¨®n.
Bahr¨¦in, Jordania, Arabia Saud¨ª, Qatar y Emiratos ?rabes Unidos participaron o apoyaron los ataques contra el EI. ¡°La fuerza de esta coalici¨®n deja claro al mundo que esta no es s¨®lo una lucha de Am¨¦rica¡±, dijo Obama en Washington antes de volar a Nueva York para participar en la Asamblea General de la ONU y en otras reuniones con l¨ªderes internacionales.
La fuerza de esta coalici¨®n deja claro al mundo que esta no es s¨®lo una lucha de Am¨¦rica¡±
Para Obama, es fundamental el mensaje de que la operaci¨®n contra los insurgentes cuenta con el respaldo de una coalici¨®n internacional de m¨¢s de 40 pa¨ªses ¡ªincluidas varias potencias ¨¢rabes sun¨ªes¡ª y que no opone a EE UU contra el EI sino al mundo ¨¢rabe y musulm¨¢n contra el EI.
Que la intervenci¨®n haya comenzado justo antes de la gran semana de la ONU ¡ªla organizaci¨®n encargada de preservar la legalidad internacional¡ª coloca a Obama en una posici¨®n delicada. Al contrario de lo que ocurre en Irak, en Siria no est¨¢ clara la base legal. Los bombardeos en Irak responden a una invitaci¨®n del Gobierno de este pa¨ªs. En Siria no existe tal ofrecimiento. EE UU no ha pedido permiso al r¨¦gimen sirio: se ha limitado a informar a su embajador ante la ONU. Washington tambi¨¦n inform¨® al Gobierno iran¨ª aliado de Damasco y adversario de los yihadistas. La Administraci¨®n de Obama sostiene que, de acuerdo con el art¨ªculo 51? de la Carta de la ONU, la defensa de Irak, EE UU y sus aliados ante la amenaza del EI justifica la misi¨®n.
EE UU no ha pedido una autorizaci¨®n al Consejo de Seguridad de la ONU: Rusia, aliada de El Asad, pod¨ªa vetarla. El presidente tampoco ha requerido un voto al Congreso de EE UU en apoyo a la misi¨®n: la Casa Blanca cree que le ampara la autorizaci¨®n a George W. Bush para usar la fuerza contra Al Qaeda tras los atentados del 11 de septiembre de 2001.
Obama quiere usar la visita a la ONU para reforzar la legitimidad de la operaci¨®n. Este mi¨¦rcoles pronunciar¨¢ su discurso anual ante la Asamblea General y presidir¨¢ una reuni¨®n del Consejo de Seguridad en la que intentar¨¢ aprobar una resoluci¨®n para perseguir a los combatientes extranjeros del EI.
Sin la cooperaci¨®n abierta del r¨¦gimen de Bachar el Asad ni tropas de tierra fiables, es una inc¨®gnita si la intervenci¨®n a¨¦rea bastar¨¢ para derrotar al Estado Isl¨¢mico. ¡°No es posible conocer la duraci¨®n de estos despliegues y operaciones¡±, ha admitido Obama al Congreso. El final de esta guerra no se vislumbra.
Nuevo objetivo: veteranos de Osama Bin Laden
Que Al Qaeda est¨¢ presente en Siria es un hecho; que su l¨ªder, Ayman al Zawahiri, bendijo al Frente al Nusra como su filial en el pa¨ªs, tambi¨¦n. Pero la relevancia del grupo Jorasan, vinculado tambi¨¦n a la red terrorista internacional, no era tan evidente. Al menos hasta el martes, tras notificar EE?UU que en la operaci¨®n sobre territorio sirio hab¨ªan atacado a un entramado de veteranos de Al Qaeda bajo el nombre de Jorasan, para evitar un posible ataque inminente contra EE?UU e intereses occidentales.
Al frente de estos experimentados terroristas se encuentra el kuwait¨ª Mohsin al Fadhli, de 33 a?os. ?Veterano? Seg¨²n la inteligencia estadounidense, con s¨®lo 19 a?os fue de los pocos en conocer los planes de Osama bin Laden para el 11 de septiembre de 2001. Desde hace dos a?os, Washington ofrece 5,5 millones de euros por pistas sobre su localizaci¨®n. Fue encarcelado en 2003 en su pa¨ªs natal vinculado a la financiaci¨®n y entrenamiento de terroristas en Afganist¨¢n. Tras coger las riendas de Al Qaeda en Ir¨¢n durante 2011 y 2012, Al Fadhli viaj¨® a Siria.
Hasta ahora, la ¨²nica filial de Al Qaeda en Siria reconocida de forma p¨²blica por Al Zawahiri era Al Nusra. Las discrepancias entre el Estado Isl¨¢mico y Al Qaeda Central han borrado, de momento, sus ra¨ªces comunes. Pero en la sombra, seg¨²n coincide la prensa ¨¢rabe y analistas con acceso a servicios de inteligencia, est¨¢ Al Fadhli y el grupo Jorasan ¡ªnombre hist¨®rico de un pedazo de tierra entre el noreste de Ir¨¢n y varios pa¨ªses del Asia Central¡ª.
El grupo, poco interesado en hacer caer al r¨¦gimen sirio, est¨¢ formado por yemen¨ªes, paquistan¨ªes y afganos, principalmente. Su objetivo: captar pasaportes para la yihad global, esto es, reclutar a extranjeros, entrenarlos y lanzarlos de vuelta a casa para perpetrar atentados.
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