Obama se inspira en Yemen y Somalia en su ofensiva contra el Estado Isl¨¢mico
Los ataques en Irak y Siria evidencian que la intensidad y el entorno son muy distintos
Los referentes no son Afganist¨¢n e Irak, sino Somalia y Yemen. En su intento de sacudirse el estigma de las guerras largas, costosas y sin victoria promovidas por su antecesor, George W. Bush, el presidente Barack Obama ha equiparado la ofensiva militar contra el grupo yihadista Estado Isl¨¢mico (EI) en Irak y Siria con las operaciones antiterroristas efectuadas por Estados Unidos en el golfo de Ed¨¦n en los ¨²ltimos a?os. Los l¨ªmites parecen claros: EE UU ataca desde el aire pero son las fuerzas locales las que luchan sobre el terreno. ¡°Esta estrategia de eliminar a terroristas que nos amenazan, mientras apoyamos a socios en la primera l¨ªnea, la hemos llevado a cabo con ¨¦xito en Yemen y Somalia¡±, afirm¨® Obama a mediados de septiembre al anunciar que los bombardeos contra el EI se extender¨ªan al conjunto de Irak y a Siria. Una tesis que su Administraci¨®n ha repetido desde entonces.
Sin embargo, el inicio en la madrugada del martes de los ataques a¨¦reos en Siria, y el primer mes y medio de bombardeos en Irak revelan que la comparaci¨®n se tambalea m¨¢s all¨¢ de estos principios. El n¨²mero y frecuencia de incursiones en esos dos pa¨ªses distan mucho de las espor¨¢dicas y limitadas efectuadas por EE UU en Yemen y Somalia. Adem¨¢s, el tablero geopol¨ªtico es mucho m¨¢s complejo: Irak y Siria est¨¢n en el epicentro del laberinto de Oriente Pr¨®ximo, donde se entrecruzan numerosos intereses y recelos. Y pese a que los ataques han mermado las capacidades de las filiales de Al Qaeda en Yemen y Somalia, no las han eliminado por completo, como dice pretender Washington con el EI.
Christopher Swift, profesor de seguridad nacional en la Universidad de Georgetown en Washington, sostiene que la de Obama es una ¡°mala comparaci¨®n¡± pero dice entender porqu¨¦ la hizo. ¡°Era para subrayar que ataques a¨¦reos e inteligencia ser¨¢n las armas principales de la campa?a de EE UU¡±, afirma por tel¨¦fono este experto que vivi¨® varios a?os en Yemen.
Swift cree significativo que ni el presidente ni su equipo pongan a Pakist¨¢n de ejemplo. All¨ª, EE UU ha efectuado muchos m¨¢s bombardeos -con aviones tripulados a distancia- que en Somalia y Yemen, pero lo ha hecho sin una autorizaci¨®n clara del Gobierno nacional y desencadenado numerosas cr¨ªticas por las muertes de civiles. En Irak, los ataques han sido solicitados por Bagdad, pero en Siria se est¨¢n desarrollando sin el permiso del r¨¦gimen de Damasco. All¨ª, a diferencia de Irak, EE UU no tiene asesores militares sobre el terreno ni aliados locales. Washington niega haber coordinado sus ataques con las fuerzas de Bachar al Asad, cuya salida sigue reclamando para poner fin a tres a?os de sangrienta guerra civil, pero con el que comparte en el EI un mismo enemigo.
Desde 2001, EE UU ha efectuado 20 ataques a¨¦reos en Somalia y 114 en Yemen. En solo un mes y medio en Irak, ha llevado a cabo m¨¢s de 200; y en dos d¨ªas en Siria, una treintena
Para Ken Menkhaus, profesor de ciencias pol¨ªticas en la universidad Davidson, en Carolina del Norte, y especialista en Somalia, se trata de una ¡°comparaci¨®n parcialmente acertada¡±. Por un lado, cree que tiene sentido que la Casa Blanca busque emular la t¨¢ctica de atacar oportunamente a objetivos terroristas. Del otro, advierte de que lo ¡°preocupante¡± de la experiencia somal¨ª es que es una crisis ¡°larga y continua¡±, y que el grupo Al Shabab ha quedado debilitado por los bombardeos norteamericanos pero se mantiene operativo y como una amenaza de calado
A principios de septiembre, un ataque de EE UU en Somalia acab¨® con la vida del l¨ªder de Al Shabab, Ahmed Godane, uno de los ocho terroristas internacionales m¨¢s buscados por Washington, que calific¨® su fallecimiento como una ¡°gran p¨¦rdida simb¨®lica y operativa¡± para la milicia islamista. En 2008, otro ataque estadounidense ya hab¨ªa matado a su predecesor. El profesor Menkhaus asegura que entonces, cuando Godane asumi¨® el liderazgo, Al Shabab mantuvo su fortaleza, lo que genera dudas sobre la efectividad a ¡°largo plazo¡± de estos asesinatos selectivos. Aunque ahora, a?ade, el efecto podr¨ªa ser mayor dado que Godane no hab¨ªa dejado una l¨ªnea clara de sucesi¨®n.
EE UU empez¨® a efectuar operaciones antiterroristas en Somalia tras los atentados del 11-S en 2001, pero no fue hasta 2011 -en el tercer a?o de presidencia de Obama- cuando se intensificaron los ataques con aviones de combate convencionales o no tripulados. Lo mismo sucedi¨® en Yemen. Al tratarse en algunos casos de operaciones encubiertas, no hay cifras oficiales p¨²blicas del n¨²mero de bombardeos. Varias organizaciones los contabilizan a partir de informaciones period¨ªsticas y sobre el terreno. De 2001 a 2014, EE UU ha efectuado entre 14 y 20 ataques a¨¦reos en Somalia, seg¨²n el recuento del Bureau of Investigative Journalism. En Yemen, en el mismo per¨ªodo se han realizado 114, de acuerdo con New America Foundation.
La divergencia con la ofensiva contra el Estado Isl¨¢mico es may¨²scula. En apenas mes y medio, desde que empezaron el 8 de agosto, EE UU ha llevado a cabo m¨¢s de 200 ataques contra posiciones del EI en Irak. En Siria solo en los dos primeros d¨ªas de bombardeos, efectu¨® una treintena. Las cifras no contrastan ¨²nicamente con las de Yemen y Somalia: en Pakist¨¢n en todo 2010 -el a?o ¨¢lgido de los ataques con drones- hubo menos de 120. La estrategia contra el EI parece situarse a medio camino: a diferencia de Afganist¨¢n e Irak en la d¨¦cada pasada, EE UU no tiene ahora tropas de combate en Irak y Siria, pero sus bombardeos no son selectivos y quir¨²rgicos como en Yemen y Somalia; se asemejan m¨¢s a bien a una aut¨¦ntica guerra a¨¦rea.
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