Henry Kissinger plane¨® en 1976 bombardear y minar Cuba
El libro 'El canal oculto hacia Cuba' desvela que el plan de EE UU de atacar la isla era una respuesta a la ayuda de Castro a Angola
El secretario de Estado norteamericano Henry Kissinger estuvo a punto de desencadenar un conflicto de impredecibles consecuencias con la Uni¨®n Sovi¨¦tica en 1976 por culpa de las siempre tormentosas relaciones con Cuba. Kissinger plane¨® ese a?o, durante la Administraci¨®n del presidente Gerald R. Ford, minar y bombardear los puertos de la isla y sus instalaciones militares en respuesta a la decisi¨®n de Fidel Castro de enviar tropas a Angola. El plan contemplaba una respuesta militar sovi¨¦tica, lo que habr¨ªa desembocado en una ¡°guerra general¡±. Al final, el ataque, pensado para despu¨¦s de las elecciones de 1976, no se produjo, ya que las urnas dieron la victoria al dem¨®crata Jimmy Carter.
El relato se sustenta en documentos desclasificados este mi¨¦rcoles, contenidos en el libro Back Channel to Cuba (El canal oculto hacia Cuba), de los investigadores William M. Leogrande y Peter Kornbluh, que narra las negociaciones y contactos secretos entre Washington y La Habana desde la revoluci¨®n de 1959. El libro se present¨® este mi¨¦rcoles en el Hotel Pierre de Nueva York, escenario de uno de los muchos encuentros nunca contados entre representantes de ambos pa¨ªses.
Si decidimos atacar, no podemos fallar. No podemos quedarnos a medias¡± Henry Kissinger
Kissinger, en una reuni¨®n celebrada el 24 de marzo de 1976 con los principales asesores de seguridad, entre ellos el futuro secretario de Defensa Donald Rumsfeld coment¨®: ¡°Si decidimos atacar, no podemos fallar. No podemos quedarnos a medias¡±. Kissinger se refer¨ªa a otras acciones encubiertas promovidas por EE UU para derrocar a Castro, como Bah¨ªa Cochinos en 1961. ¡°Creo que vamos a tener que machacar a Castro¡±, dijo Kissinger al presidente Ford en un encuentro en la Casa Blanca el 25 de febrero de ese mismo a?o, seg¨²n el memorando de la reuni¨®n. ¡°Pero no podemos hacerlo antes de las elecciones [presi-denciales de 1976]¡±, a?adi¨®. ¡°Estoy de acuerdo¡±, respondi¨® Ford.
Atacar Cuba era la ¨²ltima opci¨®n si otras medidas de presi¨®n no lograban hacer desistir a Castro de intervenir en otros pa¨ªses africanos tras su implicaci¨®n para ayudar al Movimiento Popular para la Liberaci¨®n de Angola de Antonio Agostinho Neto frente a los ataques de grupos insurgentes apoyados por Estados Unidos y el r¨¦gimen racista de Sud¨¢frica. El plan ordenado por Kissinger contemplaba tambi¨¦n el env¨ªo de marines a la base de Guant¨¢namo para ¡°aplastar y humillar¡± a los cubanos.
Kissinger, que fue secretario de Estado de 1973 a 1977 y ahora tiene 91 a?os, plante¨® el ataque para evitar que Washington diera una imagen de debilidad por sus debates internos ante la retirada de la guerra de Vietnam. ¡°Si se extiende la percepci¨®n por el mundo de que estamos tan debilitados que no podemos hacer nada con una isla de ocho millones de habitantes, entonces dentro de tres o cuatro a?os tendremos una crisis real¡±, dijo Kissinger en la reuni¨®n de marzo con los consejeros de seguridad. Asimismo, el secretario de Estado estaba muy irritado por los frustrados esfuerzos de acercamiento , con reuniones secretas entre representantes de Washington y La Habana en el aeropuerto La Guardia de Nueva York y un encuentro de tres horas en julio de 1975, el primero a ese nivel, en el citado Pierre Hotel de Manhattan.
Si se extiende la percepci¨®n de que estamos tan debilitados que no podemos con una isla, entonces tendremos una crisis real¡±
La posibilidad de que un ataque a Cuba provocara un conflicto armado con Rusia tambi¨¦n fue tenida en cuenta. Seg¨²n el plan, ¡°una nueva crisis cubana no conducir¨ªa a una retirada sovi¨¦tica¡±. De ah¨ª que el documento advirtiera: ¡°Las circunstancias que podr¨ªan llevar a Estados Unidos a una operaci¨®n militar contra Cuba deben ser lo suficientemente graves como para justificar posteriores medidas de preparaci¨®n para una guerra general¡±.
El libro tiene un cap¨ªtulo dedicado a los pa¨ªses que ayudaron a mejorar las relaciones entre Estados Unidos y Cuba. Entre ellos, se cita expresamente a Espa?a. Peter Kornbluh explic¨® a EL PA?S c¨®mo ¡°el dictador Francisco Franco se ofreci¨® en los primeros a?os 60 a actuar como intermediario, y c¨®mo Estados Unidos reclam¨® la ayuda de Espa?a al final de esa d¨¦cada¡±.
El libro narra las gestiones del secretario de Estado Dean Rusk, siguiendo ¨®rdenes del presidente Lyndon B. Johnson, para solicitar al Gobierno espa?ol en 1967 que entregara un mensaje ¡°muy especial¡± a Castro, dadas las buenas relaciones de Madrid y La Habana. Exteriores envi¨® a Cuba al diplom¨¢tico Adolfo Mart¨ªn-Gamero. La mediaci¨®n no dio resultados, pero ¡°fue un serio esfuerzo por intentar calmar a Castro en un momento en que el Che Guevara hab¨ªa sido asesinado en Bolivia¡±, explica Kornbluh. El mensaje especial era, que, en virtud de lo sucedido con el Che, Cuba deb¨ªa alejarse de la ¨®rbita sovi¨¦tica. Si Castro aceptaba, Washington estaba dispuesto a levantar el embargo.
En otro cap¨ªtulo sabroso se cuentan los esfuerzos de personajes famosos para mejorar las relaciones entre los dos pa¨ªses. Entre ellos, el premio Nobel Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez, que medi¨® en la crisis de los balseros de 1994; el expresidente Carter; y el fallecido expresidente de Coca Cola Paul Austin.
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