Lo que no se puede maquillar
Violencia y pobreza son dos tumores sobre los que no se hace nada, o muy poco
Hay un l¨ªmite a lo que podemos meter debajo de la alfombra sin que se advierta. Tras dos a?os en el poder, el gobierno priista de Pe?a Nieto parece haber alcanzado ese l¨ªmite. La violencia y la pobreza s¨®lo se pod¨ªan disimular por breve tiempo; tarde o temprano terminar¨ªan por ense?ar su descarnado rostro, tal como est¨¢ sucediendo en M¨¦xico en las ¨²ltimas semanas. Evidencias de ajusticiamiento del Ej¨¦rcito a sangre fr¨ªa en contra de 21 civiles, asesinato de estudiantes en Guerrero, incremento end¨¦mico de los secuestros, preeminencia del crimen organizado en amplias zonas del pa¨ªs, se?ales inequ¨ªvocas de que la miseria sigue creciendo (el 50% de la poblaci¨®n padece pobreza, el 20% pobreza extrema). En suma, brotes y expresiones de que algo profundo est¨¢ podrido en las entra?as del pa¨ªs.
Desde luego que es notable lo que el gobierno pe?anietista ha conseguido desarrollar por encima de la alfombra. Una serie de reformas econ¨®micas y la agilizaci¨®n de la vida pol¨ªtica que se antojaba impensable hace apenas tres a?os. El efecto final de estas reformas es variopinto, pero no puede negarse que el pa¨ªs ha mejorado la percepci¨®n que tiene de s¨ª mismo.
Sin duda pues, el regreso del PRI ha provocado un upgrade de la imagen de M¨¦xico. Una naci¨®n que ha modernizado su atuendo, pasado por el estilista, tomado ba?os de sol y tonificado los m¨²sculos en el gimnasio. No est¨¢ mal, salvo que se trata de un pa¨ªs que ha sido diagnosticado con dos tumores galopantes que lo carcomen desde adentro: violencia y pobreza, y sobre eso no se est¨¢ haciendo nada, o muy poco.
Movilizar a los militares para combatir al crimen organizado no resuelve el problema m¨¢s que de manera ef¨ªmera
El ejercicio y la buena disposici¨®n seguramente ayudar¨¢n en la lucha contra la enfermedad, pero a condici¨®n de enfrentar la enfermedad y no quedarse en la contemplaci¨®n de un cuerpo que hoy luce mejor que ayer. El bronceado puede ser espectacular, pero no va a hacer las veces de una quimioterapia, por m¨¢s que nos enga?emos.
?Y en qu¨¦ consiste una quimioterapia en materia de violencia y pobreza? En la construcci¨®n de un Estado de derecho, la refundaci¨®n del sistema de justicia, el combate a la corrupci¨®n, la cimentaci¨®n de instituciones democr¨¢ticas y a favor de la equidad, el impulso de procesos favorables al pleno empleo, la introducci¨®n de una verdadera competitividad, la desconcentraci¨®n del cr¨¦dito. En suma, una intervenci¨®n a las estructuras distorsionadas que soportan los privilegios y la desigualdad.
El problema con las quimios es que son arduas y desagradables. Es m¨¢s f¨¢cil colocar a un incondicional en la Comisi¨®n Nacional de Derechos Humanos, que generar una cultura de respeto a los derechos humanos por parte de la autoridad. Es m¨¢s sencillo ejercer una influencia permanente sobre los medios de comunicaci¨®n del pa¨ªs para asegurar una cobertura por encima de la alfombra, que meterse a limpiar lo que hay debajo de ella.
Emprender una batalla en contra de la corrupci¨®n supone pisar demasiados callos
Un ejemplo: movilizar a los militares para combatir al crimen organizado, como se ha venido haciendo, no resuelve el problema m¨¢s que de manera ef¨ªmera; de hecho, a la larga lo acent¨²a porque el Ej¨¦rcito terminar¨¢ cometiendo excesos al usurpar tareas policiacas que no le corresponden y para las que no est¨¢ preparada. La ¨²nica soluci¨®n para combatir a la delincuencia pasa por el fin de la impunidad, y esto supone refundar a los cuerpos policiacos, depurar tribunales, eliminar la corrupci¨®n en el sistema de justicia; en ¨²ltima instancia, establecer un verdadero Estado de derecho en la sociedad mexicana. Algo que no se est¨¢ haciendo.
Combatir a fondo a la corrupci¨®n es una quimioterapia que hasta ahora el Gobierno no ha querido encarar. La aprehensi¨®n de la l¨ªder del magisterio, Elba Esther Gordillo, ahora lo sabemos, fue una vendetta pol¨ªtica, no el principio de un saneamiento de la escena p¨²blica. Emprender una batalla en contra de la corrupci¨®n supone pisar demasiados callos porque la impunidad y los privilegios est¨¢n en la base misma que sustenta el orden vigente, distorsionado y desigual, que caracteriza al pa¨ªs.
Para la realidad no hay maquillaje que valga; tarde o temprano termina por mostrarse. Los brotes de violencia y exasperaci¨®n que comenzamos a ver en distintas zonas del territorio nacional son lunares malignos sobre la tersa y bronceada piel que el PRI ha extendido sobre la realidad para maquillarla.
@jorgezepedap
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