Falleci¨® Antonio Cafiero, un dirigente hist¨®rico del peronismo

Este lunes muri¨® a causa de una neumon¨ªa una de las pocas personas que pod¨ªan decir con absoluta autoridad: ¡°Esto me lo dijo el general¡±. Antonio Cafiero, dirigente peronista de 92 a?os, fue un estrecho colaborador del general Juan Domingo Per¨®n (1895-1974). Y fue un testigo privilegiado -cuando no protagonista clave- de los ¨²ltimos 70 a?os de la pol¨ªtica argentina. En 1987, cuando su gran contrincante pol¨ªtico, el radical Ra¨²l Alfons¨ªn, enfrentaba el alzamiento militar de los llamados ¡°carapintadas¡±, Cafiero permaneci¨® en el balc¨®n de la Casa Rosada junto a Alfons¨ªn en el momento en que el presidente sali¨® a aplacar a la multitud concentrada en la Plaza de Mayo.

El d¨ªa en que oficialmente naci¨® el peronismo, el 17 de octubre de 1945, llamado el D¨ªa de la Lealtad Peronista, Cafiero apenas ten¨ªa 23 a?os. Per¨®n hab¨ªa sido obligado a renunciar como presidente y estaba preso en la isla de Mart¨ªn Garc¨ªa. Cientos de obreros pertenecientes a las clases m¨¢s desfavorecidas acudieron a la Plaza de Mayo. Cafiero, a pesar de su juventud, fue uno de los dirigentes m¨¢s destacados de aquel d¨ªa. Despu¨¦s ser¨ªa designado consejero financiero en la embajada argentina en Washington (1948-1951). Y en el segundo mandato de Per¨®n (1952-1955), fue el ministro m¨¢s joven, con 30 a?os, responsable de Comercio Exterior. En 1976 fue designado embajador ante B¨¦lgica y luego ante la Santa Sede, cargo que ocupa desde 2008 su hijo Juan Pablo.

Hace cinco a?os declar¨® en una entrevista: "Cuando me preguntan cu¨¢l fue el mejor cargo que ocup¨¦, siempre digo que el haber sido un preso pol¨ªtico durante la dictadura [1976-1983]. ?Haga su cama; p¨®ngase firme; tiene permiso para ir al ba?o?. Dejamos de ser personas, pero eso nos iba creando el sentido de la resistencia¡±.

Cuando Per¨®n se encontraba en el exilio fue uno de sus interlocutores m¨¢s asiduos. Despu¨¦s fue diputado nacional, gobernador de la provincia de Buenos Aires, ministro de Econom¨ªa, Jefe de Gabinete y senador nacional¡­ A lo largo de sus 70 a?os de vida pol¨ªtica se encuentran declaraciones suyas para todos los gustos. En 2009, tras la muerte de su adversario pol¨ªtico Ra¨²l Alfons¨ªn, declar¨®: ¡°Yo tuve dos maestros en la vida que me ense?aron todo lo que s¨¦ o mal s¨¦. Uno se llam¨® Juan Domingo Per¨®n, el otro Ra¨²l Alfons¨ªn¡±. (¡­) ¡°Aprend¨ª que un buen pol¨ªtico s¨®lo es el que tiene sue?os y yo advert¨ª inmediatamente que Alfons¨ªn tiene sue?os. El que sue?a solo, s¨®lo sue?a, el que sue?a con otros hace la historia. Alfons¨ªn so?aba con otros¡±.

Al a?o siguiente, con la muerte de N¨¦stor Kirchner (2003-2007), declar¨®: ¡°El paso de ¨¦l por la vida argentina no ha sido en vano. Es un hombre que ha dejado su huella en la historia argentina. Nos ha dado un ejemplo de lo que debe ser el pol¨ªtico que es fiel a sus convicciones¡±.

Gran hincha de Boca, hizo valer su autoridad como uno de los pocos disc¨ªpulos vivos de Per¨®n para afirmar algo inconcebible para millones de argentinos: que Per¨®n era hincha de Boca y no de Racing, tal como todo el mundo cre¨ªa. Lo dijo en una entrevista publicada en 2009: ¡°Per¨®n era hincha de Boca. Lo que pasa es que no lo dec¨ªa porque, evidentemente, cuidaba a las dem¨¢s hinchadas de los otros clubes¡±.

Cat¨®lico practicante, tuvo diez hijos (cinco hembras y cinco varones), 40 nietos y numerosos bisnietos con su esposa de toda la vida, Ana Goit¨ªa, quien falleci¨® en 1994. Esa fe cat¨®lica fue la que provoc¨® la mayor desavenencia con Per¨®n. ¡°Cuando tuve que renunciar en abril del 55 al ministerio de Comercio fue muy duro¡±, declar¨® ¡°porque no estaba de acuerdo con la pol¨ªtica de Per¨®n respecto a la Iglesia. ¡°Tuve largas charlas con ¨¦l, dici¨¦ndole que la Argentina es cat¨®lica, que no hab¨ªa que pelearse con la Iglesia, que se peleara en todo caso con algunos obispos que nos estaban haciendo la contra. Tuvimos una discusi¨®n y ese fue el d¨ªa m¨¢s amargo para m¨ª, porque por un lado sent¨ªa que estaba defraudando al peronismo y a Per¨®n, y por el otro lado sent¨ªa que si no hac¨ªa eso estaba defraudando mis convicciones m¨¢s ¨ªntimas¡±.