A vueltas con el embargo a Cuba
¡®The New York Times¡¯ se suma a la lista de los que piden el fin de las sanciones de EE UU
El peri¨®dico The New York Times se sum¨® a la lista de pa¨ªses e instancias pol¨ªticas y empresariales que piden a Barack Obama la utilizaci¨®n de las prerrogativas del Ejecutivo para levantar el embargo a Cuba de 1960, que depende del Congreso, y aprovechar los nuevos espacios abiertos a la inversi¨®n extranjera. Al tiempo, se reducir¨ªan las ventajas obtenidas por China y Rusia, que siguen adentr¨¢ndose diplom¨¢tica y comercialmente en la isla caribe?a, ajenas al debate sobre democracia y dictadura que condiciona los v¨ªnculos entre Estados Unidos y Europa con La Habana.
En un editorial, traducido al espa?ol en su p¨¢gina web, el influyente diario norteamericano aconseja al Gobierno de Obama normalizar las relaciones diplom¨¢ticas con Cuba, rotas en 1961, para facilitar el desembarco de las compa?¨ªas norteamericanas interesadas en asociarse con un pa¨ªs que necesita miles de millones de euros para su desarrollo. No es la primera vez que el peri¨®dico se manifiesta contra la vigencia del castigo para forzar cambios democr¨¢ticos en la mayor de las Antillas, pero s¨ª lo es su claro alineamiento con los consorcios y grupos de presi¨®n que desde hace dos a?os reclaman un cambio de rumbo en la Casa Blanca.
Habi¨¦ndose demostrado imposible el derrocamiento del r¨¦gimen, desde dentro o desde fuera, pierden terreno los an¨¢lisis de brocha gorda sobre su inmovilismo, y se abre paso el pragmatismo en los foros norteamericanos y europeos: mientras no haya reformas pol¨ªticas en Cuba, que no las hay ni se esperan a corto plazo, deben aprovecharse las reformas econ¨®micas y sociales en curso a fin de reducir la influencia de naciones como China o Rusia. Con las reformas aprobadas, entre ellas el trabajo por cuenta propia, la construcci¨®n de zona franca de Mariel, y la progresiva pero lenta descentralizaci¨®n del intervencionismo estatal, Cuba parece ir prepar¨¢ndose para el momento en que las inversiones y flujos financieros desde Estados Unidos sean posibles.
Por la naturaleza de su contenido, algunos espacios abiertos a la inversi¨®n extranjera en Cuba trascienden el ¨¢mbito puramente empresarial. Aunque con objetivos diametralmente distintos, las apetencias del castrismo, por ejemplo, encajan con el planteamiento de Obama durante la campa?a presidencial del 2008: levantar las restricciones de telecomunicaciones a la isla para facilitar el acceso de la poblaci¨®n a Internet. EE UU busca el rearme pol¨ªtico de una poblaci¨®n ¨¢vida de informaci¨®n, mientras que el Gobierno cubano pretende, fundamentalmente, modernizar su obsoleta red.
La atenuaci¨®n del embargo animar¨ªa la entrada en juego de las empresas estadounidenses y ciudadanos de origen cubano interesados en el sector de las telecomunicaciones, y en otros negocios en la isla, pero reacios al desembarco por temor a las eventuales represalias legales y pol¨ªticas derivadas del embargo, seg¨²n el diario. El levantamiento del aislamiento econ¨®mico y financiero aprobado durante los a?os de la guerra fr¨ªa puede llevar a la profundizaci¨®n de unas relaciones bilaterales circunscritas ahora a la seguridad mar¨ªtima y al control de los flujos migratorios con recientes episodios de balseros. Washington contar¨ªa con ¡°m¨¢s herramientas para respaldar reformas democr¨¢ticas¡±. La Cumbre de las Am¨¦ricas, prevista para abril del pr¨®ximo a?o en Panam¨¢, y una eventual entrevista entre Obama y Ra¨²l Castro permitir¨¢n despejar alguna de estas inc¨®gnitas.
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