Administrar la hegemon¨ªa
El desaf¨ªo para el nuevo mandato de Evo Morales consiste en mantener felices a sus bases y a los nuevos adherentes del centro y la derecha
La noche del domingo, en su alocuci¨®n en la hist¨®rica plaza Murillo una vez que se confirm¨® su victoria en las elecciones presidenciales, Evo Morales dijo ante el aplauso de la multitud que su reelecci¨®n era un triunfo de las fuerzas anticapitalistas y antiimperialistas. Ha sido, sin duda, una victoria notable, contundente, capaz por fin de destrabar una l¨®gica de enfrentamientos que hab¨ªan dividido el pa¨ªs en dos en las anteriores elecciones. La cuadratura del c¨ªrculo suele ser imposible, y por lo pronto la habilidad pol¨ªtica y el carisma de Evo han logrado que funcione su doble discurso: la ret¨®rica sigue siendo la de la tradicional izquierda latinoamericana, pero el modelo es el de un capitalismo de Estado que sabe limar los peores excesos neoliberales.
Para Evo y su partido, el MAS, resulta cada vez m¨¢s dif¨ªcil atacar al capitalismo y al imperialismo, cuando organismos como el FMI y medios como The Wall Street Journal no han hecho m¨¢s que destacar en los ¨²ltimos d¨ªas los ¨¦xitos econ¨®micos del Gobierno boliviano. Son los riesgos de un proyecto hegem¨®nico, que a medida que avanza e incorpora a sus enemigos derrotados va desdibujando su n¨²cleo ideol¨®gico. El desaf¨ªo para este nuevo mandato consiste entonces en mantener felices a sus bases con el coraz¨®n m¨¢s a la izquierda ¡ªlos movimientos sociales y populares que lo han acompa?ado desde el principio¡ª y a la vez los nuevos adherentes del centro y la derecha. ?C¨®mo administrar la hegemon¨ªa?
Entre las asignaturas pendientes est¨¢ la industrializaci¨®n del pa¨ªs; la buena o mala salud de la econom¨ªa no puede estar sujeta a los precios de los recursos naturales
Entre las asignaturas pendientes de Evo est¨¢ la prometida industrializaci¨®n del pa¨ªs; la buena o mala salud de la econom¨ªa boliviana no puede estar sujeta a los precios de los recursos naturales. El problema es que, en proyectos ambiciosos como el de una f¨¢brica de litio, Evo ha querido evitar pactos con inversores extranjeros y mantener el control total del Estado. Los analistas dicen que es poco pr¨¢ctico que un proyecto como este despegue sin capital humano e inversiones de afuera, por lo que no resulta f¨¢cil la decisi¨®n de Evo: un pacto con capitales extranjeros puede verse como un paso m¨¢s hacia la derechizaci¨®n del modelo econ¨®mico, y quiz¨¢s en este tema, la ret¨®rica no baste para convencer a los sectores que tradicionalmente han apoyado a Evo de que su Gobierno no es un aliado del capitalismo ortodoxo.
Evo ha logrado una transformaci¨®n profunda en las estructuras sociales del pa¨ªs, incorporando a la esfera p¨²blica a los representantes de las mayor¨ªas excluidas, pero el agujero negro de su agenda de cambio es el tema de los derechos de las mujeres; su falta de urgencia no se explica en un pa¨ªs en que la violencia de g¨¦nero ha ido en aumento. Son los l¨ªmites de un proyecto patriarcal y caudillista; la izquierda, aqu¨ª, nunca ha sido revolucionaria (y la derecha tampoco). Puede que sea dif¨ªcil, pero Evo tiene el suficiente capital pol¨ªtico para lograr cambios fundamentales en este tema, si se lo propone. El problema es que hasta ahora ha sido m¨¢s bien un representante del retr¨®grado statu quo.
La industrializaci¨®n del pa¨ªs y un programa serio de apoyo a los derechos de las mujeres podr¨ªan ser las bases del nuevo periodo de Evo y el MAS; ayudar¨ªan, sin duda, a administrar la hegemon¨ªa. En el camino, la ideolog¨ªa original del partido de gobierno seguir¨¢ desdibuj¨¢ndose.
Edmundo Paz Sold¨¢n es escritor boliviano, autor de Iris (Alfaguara).
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