China aborda la reforma de la justicia para garantizar la paz social
El Partido Comunista busca dar m¨¢s poder a los jueces frente a los pol¨ªticos
Un discreto hotel del oeste de Pek¨ªn se convertir¨¢ esta semana en el coraz¨®n pol¨ªtico de la segunda potencia mundial. La ¨¦lite del Partido Comunista de China se re¨²ne a puerta herm¨¦ticamente cerrada en su plenario anual, que por primera vez dedicar¨¢ a la reforma del poder judicial y al Estado de derecho. Es un proyecto que el presidente Xi Jinping considera imprescindible para consolidar la legitimidad del Partido al frente del pa¨ªs. Y urgente, a la luz del enorme desprestigio del sector en la sociedad y el desencanto de sus profesionales. La duda es si los cambios que se anuncien permitir¨¢n un sistema m¨¢s justo e independiente o si ¡ªa la luz del endurecimiento de la campa?a contra las voces disidentes¡ª se quedar¨¢n en meras formalidades.
¡°Veremos una abundancia de lenguaje positivo sobre reforma judicial, profesionalizaci¨®n judicial, opiniones positivas sobre el papel de los tribunales, la importancia del Estado de derecho y de un Gobierno sujeto a las leyes. Pero este tipo de lenguaje ya es bastante com¨²n y ya aparec¨ªa en el documento final del plenario anterior. La cuesti¨®n es a qu¨¦ llevar¨¢ en la pr¨¢ctica¡±, afirma Jacques de Lisle, catedr¨¢tico de Derecho y director del Centro de Estudios de Asia Oriental de la Universidad de Pennsylvania (EE UU).
Para ello hay que tener en cuenta que en el lenguaje pol¨ªtico chino, la expresi¨®n traducible como Estado de derecho (¡°yifazhiguo¡±) no significa lo mismo que en Occidente: tres poderes independientes donde en caso de conflicto es la ley quien tiene la ¨²ltima palabra. En China, la autoridad suprema es el Partido, que define y aplica la ley.
No cabe, por tanto, conjeturar sobre una reforma que conduzca en el futuro a un sistema judicial similar al occidental o aborde cuestiones como los derechos humanos o los procesos extrajudiciales. M¨¢s bien, se anticipan una serie de cambios encaminados precisamente a reforzar el control del Gobierno central y su legitimidad, mediante nuevas medidas que luchen contra la corrupci¨®n, por ejemplo. La esperanza es que las innovaciones introduzcan tambi¨¦n una mayor seguridad jur¨ªdica para los ciudadanos y una mayor transparencia de los tribunales.
¡°A¨²n no se cumplen los requisitos para una reforma cuyo objetivo sea la independencia judicial¡±, opina el catedr¨¢tico de Derecho He Weifang, de la Universidad de Pek¨ªn, que ve las reformas como meros ¡°arreglos t¨¦cnicos¡± y se confiesa ¡°pesimista¡±. ¡°Se quedan sin abordar¡±, dice, ¡°cuestiones importantes, como la relaci¨®n entre el Partido y la administraci¨®n de la justicia. No se ha reflexionado lo m¨¢s m¨ªnimo sobre la enorme influencia negativa que ha tenido en el desarrollo del sistema legal la ¨¦poca de Zhou Yongkang [el antiguo jefe de los servicios de seguridad que dot¨® a estas fuerzas de un enorme poder, muy superior al de los tribunales]¡±. Zhou est¨¢ siendo investigado por corrupci¨®n y precisamente durante el plenario se podr¨ªa anunciar su expulsi¨®n del Partido.
Este verano la Comisi¨®n de Reforma, que preside el propio Xi Jinping, ya adelant¨® una serie de l¨ªneas generales para los cambios. En julio, el Tribunal Supremo public¨® un plan quinquenal de reforma de esta instituci¨®n ¡ªy de los tribunales que depende de ella¡ª, encaminado a aumentar las competencias de los jueces y a reducir el poder de las autoridades pol¨ªticas locales sobre unas cortes judiciales que ven m¨¢s de 11 millones de casos al a?o.
Los afiliados al PCCh acusados de corrupci¨®n sufren detenci¨®n extrajudicial
Un proceso que queda fuera del sistema judicial en China es el conocido como shuanggui, una forma de detenci¨®n para miembros del Partido Comunista (PCCh) sospechosos de haber cometido ¡°violaciones de la disciplina¡±, generalmente un eufemismo para casos de corrupci¨®n.
Es el procedimiento al que se someti¨® durante m¨¢s de un a?o a Bo Xilai, la antigua estrella del PCCh ca¨ªdo en desgracia en 2012 a ra¨ªz de que su mujer asesinara a un empresario brit¨¢nico. Actualmente est¨¢ sometido a ¨¦l, aparentemente desde agosto del a?o pasado, su antiguo protector, Zhou Yongkang, que lleg¨® a ser uno de los nueve dirigentes m¨¢s poderosos de China.
La campa?a contra la corrupci¨®n que ha emprendido el presidente chino, Xi Jinping, desde su llegada al poder, garantiza que este sistema no vaya a quedar en desuso: solamente en Pek¨ªn, el n¨²mero de casos de posible corrupci¨®n entre funcionarios alcanzaba los 772 en los primeros ocho meses de este a?o, seg¨²n el diario Nuevo Pek¨ªn.
El shuanggui , un proceso rodeado de secreto, se pone en pr¨¢ctica cuando la Comisi¨®n de Disciplina, el brazo de control interno del PCCh, detecta irregularidades en el comportamiento de alguno de los 85 millones de miembros del Partido. Detenido por los investigadores de la comisi¨®n, el sospechoso queda aislado en un lugar desconocido, sin contacto con abogados, amigos o familia.
Durante su detenci¨®n, que puede prolongarse meses hasta que es puesto en libertad o entregado a la justicia ordinaria para que se le juzgue, el afiliado es sometido a constantes interrogatorios para que confiese. El uso de tortura no es desconocido, seg¨²n organizaciones pro derechos humanos. ONG como Dui Hua, con sede en San Francisco (California, EE UU), mencionan pr¨¢cticas como ¡°privaci¨®n de sue?o, simulaci¨®n de ahogamiento, quemaduras en la piel con cigarrillos y palizas¡±.
Un ingeniero sospechoso de corrupci¨®n, Yu Qiyi, muri¨® ahogado en abril del a?o pasado mientras se le somet¨ªa a shuanggui. Su cuerpo mostraba lesiones externas e internas. Sus seis interrogadores fueron llevados a juicio y en septiembre de 2013 recibieron penas entre los cuatro y los 14 a?os de c¨¢rcel.
El abogado de la familia de Yu, Pu Zhiqiang, ten¨ªa previsto lanzar una campa?a contra el shuanggui. Pero Pu, uno de los letrados m¨¢s c¨¦lebres en China por su defensa de casos de derechos civiles ¡ªha sido abogado tambi¨¦n, entre otros, del artista y disidente Ai Weiwei¡ª, se encuentra detenido desde mayo, acusado de ¡°crear altercados y obtener informaci¨®n sobre personas por medios ilegales¡±.
Hasta ahora, son las autoridades municipales las encargadas del nombramiento y promoci¨®n de los jueces, a los que pueden manipular as¨ª con facilidad. A menudo, el resultado de una causa ya se ha decidido en secreto antes de que comience la audiencia. Un juez tiene, en realidad, muy poco poder. La opini¨®n del fiscal, o de la Polic¨ªa, puede contar m¨¢s que la suya. Ni siquiera tiene independencia para emitir la sentencia de un juicio en el que ha visto las pruebas y escuchado a los testigos: un consejo judicial tiene que dar su visto bueno al fallo.
Como resultado, la actitud de los ciudadanos hacia los tribunales es, cuando menos, de suspicacia. Los miles de peticionarios que rondan las calles de Pek¨ªn venidos de toda China con la esperanza de contar su caso a alg¨²n dirigente y que ¨¦ste intervenga por encima de los jueces dan buena fe de ello.
Las reformas apuntadas por el Supremo ponen los nombramientos de los jueces en manos de las autoridades provinciales, lo que te¨®ricamente evitar¨ªa las presiones a nivel local. Tambi¨¦n les permitir¨¢ emitir sentencias ¡ªaunque no en todos los casos; los pol¨ªticamente delicados quedar¨¢n excluidos¡ª sin contar con el consejo judicial.
Se abre tambi¨¦n la posibilidad de crear cortes especiales para disputas sobre medioambiente ¡ªuno de los asuntos que generan m¨¢s movilizaciones de protestas, de las decenas de miles que se producen en China cada a?o¡ª o sobre protecci¨®n de la propiedad intelectual, uno de los temas que m¨¢s preocupan a los inversores extranjeros.
El presidente del Tribunal Supremo, Zhou Qiang, ha apuntado tambi¨¦n que aumentar¨¢ la transparencia ¡°para mejorar la credibilidad p¨²blica de los tribunales¡± y se permitir¨¢ que los extranjeros acudan con ¡°regularidad¡± a juicios que afecten a empresas for¨¢neas. Ahora no pueden asistir sin permiso del juez
Son cambios que llegan demasiado tarde para el abogado Li, de 32 a?os y que s¨®lo accede a ser identificado por el apellido. Fue juez durante dos a?os. Entonces apenas ingresaba 3.000 yuanes (unos 400 euros) mensuales y sufr¨ªa ¡°una sobrecarga de trabajo, un exceso de casos, mucha presi¨®n, poco reconocimiento y ning¨²n sentido del honor¡±. Ahora se dedica a defender casos mercantiles y civiles en los tribunales pequineses. Aunque no quiere divulgar su salario actual, s¨ª precisa con rotundidad que es ¡°mucho mejor que el de los jueces¡±.
Li no volver¨ªa a ser juez. Pero tiene claro qu¨¦ recomendar¨ªa al plenario del Partido: ¡°Un sistema judicial m¨¢s completo, que conceda m¨¢s derechos y competencias a los magistrados con el fin de promover la ecuanimidad y la transparencia de la justicia al servicio del pueblo¡±.
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