El momento m¨¢s temido
Las autoridades intentan calmar la ansiedad de una ciudad de 8,3 millones de habitantes
La peor situaci¨®n, la m¨¢s temida, se hizo este jueves realidad: un contagio de ¨¦bola en Nueva York, la ciudad m¨¢s poblada de Estados Unidos con 8,3 millones de habitantes. Las autoridades tienen ahora dos enemigos que combatir: el virus y el miedo de la poblaci¨®n. No est¨¢ claro cu¨¢l de ellos es m¨¢s peligroso. La prueba comienza este viernes, cuando millones de ciudadanos tomar¨¢n el Metro ¨Cse calcula que un d¨ªa laborable circulan por el suburbano hasta seis millones de viajeros¨C y acudir¨¢n a su puesto de trabajo pendientes del estado de salud del doctor Craig Spencer y de las personas que estuvieron en contacto con ¨¦l.
Desde el Gobernador Andrew Cuomo hasta el alcalde Bill de Blasio, pasando por todos los especialistas m¨¦dicos, no ha habido una sola autoridad pol¨ªtica o cient¨ªfica que no haya repetido hasta la extenuaci¨®n que las posibilidades de contagio son m¨ªnimas, que el ¨¦bola no se transmite por el aire, que s¨®lo el contacto con los fluidos de un paciente sintom¨¢tico posibilita las transmisi¨®n de la enfermedad, y que los departamentos de salud de la ciudad, del Estado y del pa¨ªs entero est¨¢n preparados para afrontar un desaf¨ªo in¨¦dito.
La primera y complicada tarea de las autoridades sanitarias es localizar a todas las personas que hayan podido estar expuestas al contagio del m¨¦dico. Dado que sus s¨ªntomas se presentaron el jueves, y que ¨¦l mismo dio la voz de alarma por tratarse de un profesional m¨¦dico que ha tratado con el virus, los expertos consideran que la cifra no ser¨¢ muy alta. En cualquier caso, se trata de una situaci¨®n que requiere una log¨ªstica inhabitual. Las autoridades est¨¢n investigando las tarjetas de cr¨¦dito del m¨¦dico y el abono magn¨¦tico del Metro para conocer todos sus movimientos.
Lo record¨® el Gobernador Cuomo el pasado martes ante miles de trabajadores sanitarios en Nueva York: ¡°Sois el frente de esta nueva guerra. No es la primera vez que tenemos un desaf¨ªo como este. Recuerdo la crisis del ¨¢ntrax, el sida en los 80, el ¨¦bola en 1976¡ No entend¨ªamos qu¨¦ eran, no sab¨ªamos nada¡ Pero aprendimos y luchamos. Me siento orgulloso de ser el Gobernador de Nueva York porque en Nueva York hay neoyorquinos. Somos duros, tenemos coraje, compasi¨®n, creemos en la unidad. Cuando hay que dar un paso adelante, lo damos; cuando hay una crisis, como en el 11-S, respondemos. As¨ª somos nosotros. Nadie se une como nosotros¡±.
Las autoridades llevaban semanas prepar¨¢ndose ante la inminencia de un caso de infecci¨®n de ¨¦bola?
Sus palabras ahora tendr¨¢n que convertirse en realidad. Para ello, miles de profesionales recibieron all¨ª formaci¨®n sobres las ¨²ltimas medidas preventivas contra la enfermedad dictadas por el Centro de Prevenci¨®n de Enfermedades (CDC, por sus siglas en ingl¨¦s) de Estados Unidos. La concentraci¨®n tuvo por objetivo calmar la ansiedad de los m¨¦dicos y trabajadores sanitarios.
Como este jueves recalc¨® el alcalde De Blasio, la ciudad y las autoridades del Estado llevan semanas prepar¨¢ndose para lo peor. ¡°El ¨¦bola es fuerte dentro de nosotros, pero muy d¨¦bil fuera. La mejor manera de combatirlo es pr¨¢ctica, pr¨¢ctica y pr¨¢ctica. S¨®lo con la pr¨¢ctica conseguiremos evitar lo que sucedi¨® en Dallas¡±, dijo el martes Mary Travis Basset, del Departamento de Salud de Nueva York, despu¨¦s de que los sanitarios conocieran con detalle todos los protocolos de actuaci¨®n que les afectan directamente. Fue el ¨²ltimo cap¨ªtulo de una serie de medidas puestas en marcha con gran aparato comunicativo para intentar calmar a la poblaci¨®n.
Las primeras obligaciones fueron establecidas en los aeropuertos. El John F. Kennedy de Nueva York comenz¨® el s¨¢bado 11 de octubre a realizar controles a pasajeros procedentes de Sierra Leona, Liberia y Guinea, los tres pa¨ªses m¨¢s afectados por la epidemia de ¨¦bola, para averiguar si hab¨ªan estado en contacto con la enfermedad.
El aer¨®dromo de Nueva York fue el primero de los cinco que comenzaron a aplicar controles. Despu¨¦s les lleg¨® el turno a Newark, Washington, Chicago y Atlanta. Se calcula que 150 pasajeros diarios de media llegan a Estados Unidos procedentes de ?frica Occidental. El 94% lo hace a trav¨¦s de los cinco aer¨®dromos citados. De ellos, el 43% aterriza en Nueva York y el 22%, en Washington. ¡°No importa qu¨¦ medidas adoptemos. El riesgo cero es imposible. Sin embargo, estos controles dan m¨¢s tranquilidad a los ciudadanos¡±, declar¨® Martin Cetron, director de migraciones y cuarentenas del CDC .
D¨ªas despu¨¦s lleg¨® una nueva vuelta de tuerca. El Estado de Nueva York, convencido de que iba a tener que afrontar un caso de ¨¦bola por ser el que mayor n¨²mero de viajeros extranjeros recibe de todo el pa¨ªs, orden¨® que se realizaran simulacros inesperados de respuesta r¨¢pida a casos de contagio en centros de transporte masivos, como el Metro de la ciudad de Nueva York, y en los campus universitarios del Estado.
Asimismo, el Gobernador Cuomo design¨® ocho hospitales de referencia para atender a contagiados. Cuatro de ellos est¨¢n en la ciudad de Nueva York (Mount Sinai, New York Presbyterian, Bellevue y Montefiore) y el resto en otros lugares del Estado (North Shore/LIJ Health System en el condado de Nassau, Upstate University Hospital en Siracusa, University of Rochester Medical en la ciudad del mismo nombre y Stony Brook University Hospital en Long Island). ¡°Estamos operando bajo el convencimiento de que de una manera u otra tendremos que enfrentarnos al ¨¦bola¡±, declar¨® un premonitorio Cuomo.
Durante esos d¨ªas estuvo presente la petici¨®n al presidente Obama por parte de varios representantes pol¨ªticos dem¨®cratas y republicanos para que cerrara la entrada al pa¨ªs de las personas procedentes del ?frica Occidental. Obama respondi¨® que los expertos consideran que es una medida in¨²til que perjudicar¨ªa la lucha contra la enfermedad sobre el terreno.
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