Dilma Rousseff: La presidenta con car¨¢cter
Entrenada para disparar y montar bombas, la mujer que super¨® en 2009 un c¨¢ncer volver¨¢ a dirigir el destino de todos los brasile?os
Una tarde de abril de 2009, en Belo Horizonte (Minas Gerais), Dilma Rousseff, por entonces ministra de la Casa Civil de Luiz In¨¢cio Lula da Silva, celebraba una reuni¨®n con un grupo de empresarios. Entonces entr¨® su secretario personal para advertirle de que ten¨ªa una llamada importante. Rousseff mir¨® a su colaborador (un amigo de muchos a?os de confianza) y adivin¨® que el asunto era grave. As¨ª que se levant¨®, se excus¨® ante los presentes y atendi¨® la llamada en una sala contigua.
Era de su m¨¦dico. Acaba de recibir el resultado de un n¨®dulo en la axila derecha que Rousseff hab¨ªa encontrado en una revisi¨®n rutinaria. El examen no arrojaba dudas. Era c¨¢ncer. Con un pron¨®stico favorable, muy posiblemente curable. Pero c¨¢ncer. Rousseff asinti¨®, colg¨®. Despu¨¦s, seg¨²n relata el periodista Ricardo Batista Amaral en su libro A vida quer ¨¦ coragem (la vida pide coraje), mir¨® al secretario personal que se hab¨ªa quedado esperando al lado. Le dijo: ¡°La vida no es f¨¢cil; nunca lo ha sido¡±. Despu¨¦s, con una perfecta calma extra¨ªda de un completo dominio de s¨ª misma, regres¨® a la reuni¨®n de los empresarios, que jam¨¢s sospecharon nada.
Dilma Rousseff, hija de un inmigrante b¨²lgaro reconvertido en constructor y vend¨ªa edificios y una profesora brasile?a, hab¨ªa nacido en esa misma ciudad, Belo Horizonte, hac¨ªa 67 a?os. Disfrut¨® de una infancia feliz, acudi¨® a escuelas buenas de ni?a bien, aprendi¨® m¨²sica y franc¨¦s. Fue una ni?a seria, estudiosa, tenaz, memoriosa y amante de los libros. Pronto se involucr¨® en pol¨ªtica. A los veinte a?os se encontraba afiliada a la formaci¨®n clandestina de extrema izquierda Pol¨ªtica Operaria. Sus funciones consist¨ªan en dar clases de marxismo, en establecer contactos con los sindicatos y en lanzar un peri¨®dico.
Fue entrenada para disparar y montar bombas. Ella misma confes¨®, muchos a?os despu¨¦s, que en sus tiempos de guerrillera aprendi¨® a montar y desmontar un fusil autom¨¢tico y que llegaron a planear un secuestro en plena dictadura militar. Dos a?os m¨¢s tarde, fue detenida en el centro de S?o Paulo y acusada de subversi¨®n. Fue torturada durante veinte d¨ªas. Le aplicaron schoks el¨¦ctricos y recibi¨® una vez tantos golpes en la cara que se desencaj¨® la mand¨ªbula. Pero no revel¨® nunca la direcci¨®n de la casa que compart¨ªa con su compa?era Celeste. Hay una ficha de la Delagaci¨®n de la Polic¨ªa referente a esta detenci¨®n.
En ella aparece Rousseff, joven, con el pelo rizado, con gafas de pasta de miope, sosteniendo el n¨²mero de su filiaci¨®n. En uno de los apartados se dice ¡°No est¨¢ arrepentida¡±. La foto de aquellos a?os ha servido en esta campa?a electoral y sus seguidores se la han estampado en camisetas, orgullosos de proclamar de d¨®nde viene su candidata, qu¨¦ hizo en los tiempos m¨¢s duros.
Cuando sali¨® de la c¨¢rcel pesaba quince kilos menos pero segu¨ªa con las misma fortaleza de car¨¢cter. Tras el final de la dictadura, afiliada ya al Partido Democr¨¢tico de los Trabajadores (PDT), desempe?¨® varios cargos pol¨ªticos. En 2003, cuando el PT de Lula se hace con el poder de Brasil, ¨¦ste la elige como ministra de Minas y Energ¨ªa. El mismo Lula, en 2009, poco antes de que el m¨¦dico le diagnosticara c¨¢ncer, la elige su sucesora. Cuando d¨ªas despu¨¦s ella le dio la noticia, el presidente le contest¨®:
- T¨² vas a superarlo, Dilminha, t¨² eres fuerte.
Lo super¨®. Gan¨® las elecciones en 2010. Se convirti¨® en la primera presidenta de Brasil. De una pieza, reservada, constante, trabajadora, sin facilidad de palabra, amiga de las estad¨ªsticas, de llevar el tema machacado a base de estudiarlo, al¨¦rgica a las fiestas y a los compadreos del poder, amiga de muy pocos, a veces desabrida y proclive a paralizar a muchos colaboradores a base de gritos y de broncas, sin la mano pol¨ªtica de su mentor, sin su ojo ni o¨ªdo para lo popular ni su capacidad para aliarse con el diablo, Rousseff gobern¨® cuatro a?os a su modo, rode¨¢ndose de un c¨ªrculo muy estrecho de personas de confianza. Con la sombra siempre del ¨¦xito de Lula a la espalda. Una vez se escap¨® de sus guardias de seguridad y se fue a pasear por Brasilia en moto. Otra, sali¨® de compras sola en el Corte Ingl¨¦s de Madrid, seg¨²n relata un largo reportaje publicado recientemente en la prestigiosa revista Piau¨ª. Este mismo art¨ªculo revela que en los ¨²ltimos meses las relaciones entre Rousseff y Lula no fueron buenas, que Lula nunca le perdon¨® que decidiera presentarse a la reelecci¨®n sin consultarle o sin dejarle antes la oportunidad de hacerlo ¨¦l. Que decidiera a ser ella misma. Todo eso ya es pasado. Ahora tendr¨¢ cuatro a?os m¨¢s para ser Dilma Rousseff por completo. No ser¨¢ f¨¢cil. Pero eso ella ya lo sabe.
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