El largo d¨ªa despu¨¦s
La escasez de agua en S?o Paulo es el rey desnudo de las elecciones de 2014. El proceso electoral lleg¨® a su fin sin ning¨²n debate serio sobre el medioambiente y el modelo de desarrollo para Brasil
Llegamos al d¨ªa despu¨¦s sin que el futuro haya sido de hecho discutido. Si la elecci¨®n de 2014 fue la m¨¢s disputada de las ¨²ltimas d¨¦cadas, no solo por los candidatos, sino tambi¨¦n por los electores, termin¨® sin debate. No hab¨ªa adversarios ni en los estudios de TV, donde los candidatos daban vueltas unas veces en el barro, otras en la ret¨®rica m¨¢s mediocre, ni en las redes sociales, transformadas en calles literalmente tomadas por la militancia. Hab¨ªa solo enemigos a destruir.
El medioambiente estuvo fuera del programa de los presidenciables por decisi¨®n de conveniencia
Las fracturas del pa¨ªs importan mucho menos que la peque?a diferencia entre la vencedora y el derrotado, y mucho m¨¢s que una quiebra entre el pa¨ªs en el que vivimos y el pa¨ªs inventado. No como una fabulaci¨®n, que es la trama de cualquier?vida. No como una utop¨ªa, que es donde se sue?a llegar. Sino como una dislocaci¨®n perversa de la realidad, una escisi¨®n. Solo esa desconexi¨®n puede explicar c¨®mo la mayor ciudad del pa¨ªs se transformaba en un escenario de distop¨ªa durante la primera y la segunda vueltas electorales, sin que en ning¨²n momento el medioambiente y el modelo de desarrollo hayan entrado en el programa con la seriedad necesaria. Llegamos al d¨ªa despu¨¦s como buena parte de los habitantes de S?o Paulo: mirando al cielo esperando que venga la lluvia a salvarnos. Y es con esa verdad profunda con la que tenemos que tratar.
Si las elecciones parecieron interminables, el d¨ªa despu¨¦s podr¨¢ ser mucho m¨¢s largo. Lo ser¨ªa, cualquiera que fuese el vencedor. Con cualquiera de ellos, lo que se disput¨® fue el poder, no un proyecto de pa¨ªs. S?o Paulo tal vez sea la expresi¨®n hiperrealista de ese momento; sea nuestra escultura de Ron Mueck, el artista australiano que crea figuras humanas de dimensiones superlativas. Es como si el futuro hubiese llegado antes a la ciudad expandida, m¨¢s pr¨®ximo a la sombr¨ªa ficci¨®n cient¨ªfica de Philip K. Dick que de la megal¨®polis de anuncio de televisi¨®n donde los nuevos modelos de coches se deslizan veloces por calles sin tr¨¢fico.
La pol¨ªtica ambiental de Dilma Rousseff ha sido un retroceso
En ese escenario, Geraldo Alckmin, el gobernador del partido que hace 20 a?os est¨¢ en el poder, fue reelegido en primera vuelta. Confrontados con la crisis del agua, A¨¦cio Neves (PSDB) dijo: ¡°Vivimos la mayor sequ¨ªa de los ¨²ltimos 80 a?os y en mi opini¨®n el Estado de S?o Paulo hizo algo absolutamente adecuado, que fue proponer un bonus para aquellos que economizasen. Tal vez lo que haya faltado sea una mayor colaboraci¨®n del Gobierno Federal¡±. Y Dilma Rousseff (PT) rebati¨®: ¡°Yo le dije [a Alckmin]: gobernador, por mi experiencia creo que deber¨ªa hacer obras de emergencia. Porque todo indica que esa sequ¨ªa se prolongar¨¢ y no tiene capacidad de abastecimiento suficiente¡±.
?Puede existir mayor mediocridad que esas respuestas dadas por aquella que quer¨ªa seguir siendo presidenta y por aqu¨¦l que deseaba convertirse en presidente? Es para echarse a llorar sentado en una de las alcantarillas del Sistema Cantareira (que abastece de agua a S?o Paulo), pero a la mayor¨ªa de los electores no les pareci¨® importar. Uno sugiere que basta que llueva o dar bonus a los consumidores, la otra que obras de emergencia habr¨ªan solucionado todo el problema. Ninguno demostr¨® ni capacidad ni voluntad de relacionarlo con el modelo de desarrollo, el agotamiento de los recursos, la deforestaci¨®n y el modo de vida.
As¨ª, mientras S?o Paulo se transformaba en una vitrina de lo cotidiano corro¨ªdo por la degradaci¨®n ambiental, lo m¨¢ximo de discusi¨®n que se consigui¨® fue sobre qui¨¦n tiene culpa. Eso en un momento global en el que los cambios clim¨¢ticos y sus consecuencias son considerados por algunos de los pensadores m¨¢s relevantes del planeta, en todas las ¨¢reas, el tema de mayor importancia de esta ¨¦poca, tal vez de toda la historia de la humanidad. La escisi¨®n con la realidad es total. El monstruo rug¨ªa en la sala, pero los presidenciables discut¨ªan sobre qui¨¦n hab¨ªa hecho el nudo en el rabo del gato.
La polic¨ªa que masacr¨® a los manifestantes, ahora se prepara para reprimir a los sin agua
Incluso Marina Silva toc¨® poco esos temas al disputar la primera vuelta distanci¨¢ndose de s¨ª misma. Ella, de quien se esperaba que marcase la diferencia siendo diferente, prefiri¨® hablar sobre la autonom¨ªa del Banco Central. Como m¨¢ximo escaparon, ella y todos, por el camino f¨¢cil del ¡°desarrollo sostenible¡±, como si alg¨²n candidato fuese a decir que no quiere desarrollo sostenible y como si fuese una lecci¨®n aprendida. Pero entrar en los temas del presente y del futuro, debatir la elecci¨®n del modelo de desarrollo en aspectos concretos con la seriedad que el momento hist¨®rico exige, no. El medioambiente estuvo fuera del programa de los presidenciables por decisi¨®n de conveniencia, porque ese es el debate dif¨ªcil, que implica cambios en el modo de vida de los electores, y porque la poblaci¨®n tiene escaso o nulo inter¨¦s en el tema, a pesar de que la degradaci¨®n ambiental corroe lo cotidiano. Esa es la fractura de la negaci¨®n.
La escasez de agua en la mayor ciudad brasile?a es el rey desnudo de estas elecciones de 2014. Es por eso por lo que vale la pena revisar la reelecci¨®n de Geraldo Alckmin (PSDB). La sequ¨ªa engorda la nube de poluci¨®n que envuelve la capital, la nariz sangra, la tos se instala, el r¨¦cord de calor fuera de ¨¦poca altera los nervios dentro de coches y autobuses que se mueven lentamente en un gigantesco laberinto de hormig¨®n. La crisis ha producido escenas como la de camiones cisterna con escolta policial lista para someter a la poblaci¨®n desesperada de una provincia presentada como buc¨®lica. La polic¨ªa que masacr¨® a los manifestantes, ahora se prepara para reprimir a los sin agua. La imagen de las alcantarillas remite al repertorio de geograf¨ªas hist¨®ricamente calcinadas. La vida se vuelve peor, mucho peor. Y se vuelve mucho peor a ritmo acelerado.
Lo que se disput¨® fue el poder, no un proyecto de pa¨ªs
Era de esperar que la experiencia diaria concreta tuviese un impacto en las urnas. Pero, en este escenario, el gobernador fue reelegido incluso en la primera vuelta repitiendo: ¡°No va a faltar agua¡±. Y el agua ya faltaba. ?Si las personas votan de forma pragm¨¢tica, votan por la recompensa inmediata, votan a aqu¨¦l que creen que va a mejorar sus vidas, por qu¨¦ la crisis del agua tuvo poco o nulo impacto en la elecci¨®n? ?Ser¨ªa porque la educaci¨®n, la salud, la seguridad, fueron tan excelentes en esos 20 a?os de gobierno del PSDB en S?o Paulo, que compensar¨ªa la escasez de agua? No es lo que la realidad muestra. La crisis del agua tampoco ha afacetado al resultado de A¨¦cio Neves, que en la segunda vuelta conquist¨® el 64% de los votos v¨¢lidos en S?o Paulo. ?Qu¨¦ escisi¨®n, por tanto, ocurri¨® en ese momento? ?Y qu¨¦ significa? O ?c¨®mo la escasez de agua no cuaj¨® en las elecciones, o de qu¨¦ forma cuaj¨®?
No tengo respuestas, solo hip¨®tesis. Una hip¨®tesis posible ser¨ªa la misma por la cual la candidatura de Marina Silva se erosion¨®. Marina cometi¨® varios errores en esta campa?a; alguno de ellos, primarios. Pero hay uno de ellos que para muchos suena como error pero que no me parece que lo sea. Su discurso era menos asertivo al que los electores est¨¢n acostumbrados. Propugna construir soluciones por encima de las propuestas acabadas (aunque haya sido la ¨²nica de los tres candidatos con oportunidades en la primera vuelta de presentar un programa de gobierno). Propone escuchar.
Su discurso fue clasificado como ¡°difuso¡± y ¡°vago¡±. A veces ser difuso y vago son las ¨²nicas verdades posibles en un determinado momento hist¨®rico, como demostraron las manifestaciones de junio de 2013. Pero en seguida esas caracter¨ªsticas, tambi¨¦n interpretadas en ella como defectos, fueron transformadas en ¡°debilidad¡±. Y a rengl¨®n seguido, en identidad. As¨ª, la mujer que naci¨® en un seringal del Estado de Acre, que trabaj¨® desde ni?a en condiciones brutales, pas¨® hambre, se alfabetiz¨® a los 16 a?os, fue empleada dom¨¦stica, sobrevivi¨® a tres hepatitis, cinco malarias y una leishmaniasis, adem¨¢s de sufrir contaminaci¨®n por mercurio y a¨²n as¨ª se hizo profesora con un posgrado, senadora, ministra, una de las principales l¨ªderes ambientalistas del planeta y finalmente una candidata a la presidencia con posibilidades de vencer, fue considerada ¡°d¨¦bil¡±. Una fractura m¨¢s entre imagen y realidad.
La crisis del agua tampoco ha afacetado al resultado de A¨¦cio Neves
Las afirmaciones perentorias, con signos de exclamaci¨®n, as¨ª como las certezas, son mercanc¨ªas valoradas. Por lo general ordinarias, pero valoradas. En un momento en el que la falta de control parece expresarse en toda su aterradora grandiosidad, como la escasez de agua en S?o Paulo, as¨ª como en la corrosi¨®n de las condiciones de vida por la degradaci¨®n ambiental, tal vez las certezas, al tiempo que falsas e irresponsables, se tornan a¨²n m¨¢s valoradas. Tal vez la virtud encontrada en Alckmin por parte de los electores sea la de la negaci¨®n de la realidad: ¡°Todo bajo control. No va a faltar agua¡±.
Una garant¨ªa expresada sin duda o titubeo, con voz firme, cuando el agua desaparece de los grifos y la vida se convierte literalmente en ceniza, una garant¨ªa falsa, a¨²n parece sonar como una garant¨ªa. Y en seguida se interpreta como fuerza, como la expresi¨®n de alguien que sabe liderar y sabe lo que hay que hacer y, principalmente, nos libera de tener que hacer algo. Su ventaja es mantener viva la ilusi¨®n m¨¢s apreciada, la ilusi¨®n del control. Esta ser¨ªa una escisi¨®n para encubrir la fractura mayor: la de que los responsables no tienen responsabilidad. Y la de que cada uno, que tambi¨¦n es responsable de la destrucci¨®n ambiental, tampoco quiere ser responsable, porque eso implicar¨ªa cambiar de objetivos y alterar radicalmente su modo de vida.
Al esfuerzo de cambiar el modo de vida pocos se adhieren, porque da trabajo y provoca p¨¦rdidas, exige mediaci¨®n y concesi¨®n. Para muchos a los que ya parece un sacrificio excesivo reducir el tiempo de ba?o, imaginen el alterar radicalmente lo cotidiano. De esta manera, merece m¨¢s la pena escoger no la ficci¨®n, sino la mentira ¡ªy ficci¨®n y mentira jam¨¢s pueden ser confundidas¡ª, porque de esa manera se vuelve viable mantener el m¨¢ximo de tiempo posible una rutina que no solo es insostenible a largo plazo, sino que ya no se sostiene. Y tambi¨¦n la fantas¨ªa sobre uno mismo como un buen ciudadano.
Incluso Marina Silva toc¨® poco los temas medio ambientales al disputar la primera vuelta?
Suena m¨¢s conveniente, por lo tanto, creer en esa versi¨®n m¨¢gica, la de que no va a faltar agua, cuando ya est¨¢ faltando agua, promoviendo una escisi¨®n con la realidad. De nuevo, por tanto, es un voto pragm¨¢tico, volviendo al bienestar inmediato de no tener que moverse. De no necesitar hacer nada o muy poco al respecto. Volviendo a algo quiz¨¢ m¨¢s apreciado que el agua: la certeza de que siempre hay una salida que no exige compromiso ni cambio real. Una salida en la que solo los otros hagan el sacrificio, como siempre fue en el caso del racionamiento, mucho m¨¢s antiguo y tenaz, en la casa de los pobres.
Al t¨¦rmino de la semana pasada se divulg¨® una grabaci¨®n en la que Dilma Pena, la presidenta de la Sabesp (Compa?¨ªa de Saneamiento B¨¢sico del Estado de S?o Paulo), dec¨ªa en una reuni¨®n interna: ¡°La Sabesp ha salido muy poco en los medios y creo que es un error. Tendr¨ªamos que salir m¨¢s en los medios, sabe, [¡] radios comunitarias, [¡] todo hablando, con un tema repetido, un monopolio: econom¨ªa del agua. ¡®Ciudadano, ahorre agua¡¯. Eso tendr¨ªa que aparecer reiteradamente en los medios, pero tenemos que seguir orientaciones, tenemos superiores, y la orientaci¨®n no ha sido esa. Pero es un error¡±. El director metropolitano de la Sabesp, Paulo Massato, hizo el siguiente comentario en la misma reuni¨®n: ¡°Si se repite lo que ocurri¨® este a?o, a finales de 2013, de octubre para ac¨¢, si se vuelve a repetir en 2014, confieso que no s¨¦ lo que hacer. Es una agon¨ªa, una preocupaci¨®n. Alguien brome¨® aqu¨ª, pero es una broma muy seria. Vamos a dar vacaciones a ocho millones 800.000 habitantes y decirles: ¡®salgan de S?o Paulo¡¯. Porque aqu¨ª no tienen agua, no va a haber agua para lavarse, para la limpieza de la casa, quien pueda que se compre una botella, agua mineral. Quien no pueda, que vaya a lavarse a casa de su madre a Santos, a Ubatuba, a ?guas de S?o Pedro, donde sea, que aqu¨ª no va a tener agua".
Es grav¨ªsimo que la presienta de la Sabesp haya sido incapaz, por alg¨²n motivo, y m¨¢s a¨²n por motivos electorales, de alertar a la poblaci¨®n sobre la magnitud del problema. Es criminal y se debe investigar y responsabilizar a todos los implicados. Pero necesitamos tener la honestidad de asumir que dif¨ªcilmente, el 5 de octubre, fecha de votaci¨®n de la primera vuelta, alg¨²n ciudadano pudiese alegar desconocer la situaci¨®n y la necesidad de ahorrar agua durante la prolongada sequ¨ªa a la que se enfrenta S?o Paulo.
Lo m¨¢ximo de discusi¨®n que se consigui¨® fue sobre qui¨¦n tiene culpa
Geraldo Alckmin dijo la mentira que la poblaci¨®n quer¨ªa escuchar porque conoce bien a sus electores. Parodiando el t¨ªtulo del libro del escritor Ferrez, no hay inocentes en S?o Paulo. La reelecci¨®n de Alckmin tal vez sea uno de aquellos fen¨®menos sostenidos por la expectativa de que quiz¨¢ se haga verdad. En parte, el gobernador puede no haber vencido a pesar de la crisis de agua, sino gracias a ella.
La crisis del agua en la mayor ciudad brasile?a, en plenas elecciones, es fascinante por lo que dice respecto de lo que no se dice. Si es un hecho que falt¨® planificaci¨®n del gobierno estatal tucano, que est¨¢ ah¨ª desde hace 20 a?os y ahora por cuatro m¨¢s, es solo la punta expl¨ªcita, la m¨¢s f¨¢cil de ver (aunque deliberadamente la mayor¨ªa de los electores la haya ignorado en las urnas). Pero al colocar la parte en el lugar del todo, se revela esa fe arraigada, y en estos d¨ªas tambi¨¦n desesperada, de creer que habr¨ªan bastado algunas obras para escapar de lo que se ha convertido en la vida cotidiana en S?o Paulo, en la que el agua es solo la ausencia m¨¢s chirriante. Es el dogma, casi religioso, de que el hombre puede controlar la cat¨¢strofe medioambiental que ha provocado.
De nuevo, la ilusi¨®n del control, incluso cuando la realidad aniquila los d¨ªas, cuando en el fondo cada uno sabe que, fuera y dentro, algo fundamental de la vida de cada uno se vac¨ªa. Cuanto m¨¢s se siente que el control escapa, en lo menudo y en lo grande de lo cotidiano, mayor es la renuncia a ver. El desastre ya pas¨® de la puerta de casa, pero ahora se creen que basta con que llueva para que todo vuelva a ser como antes, que ya era malo, pero menos. O que si lo no planificado se hiciera, aunque tarde, el problema de S?o Paulo estar¨¢ resuelto. Se divide de nuevo y tal vez una parte significativa de la poblaci¨®n siquiera perciba que la escasez de agua tiene causas ambientales profundas. Como si los asuntos del medioambiente, que est¨¢n aqu¨ª, estuviesen all¨¢, en el mundo abstracto de los otros.
Es grav¨ªsimo que la presienta de la Sabesp haya sido incapaz de alertar sobre la magnitud del problema
Dilma Rousseff ha sido reelegida. Su pol¨ªtica ambiental, si es que se puede llamar as¨ª, ha sido un retroceso. La visi¨®n del Gobierno sobre la Amazonia ha destacado por su semejanza con el proyecto de la dictadura militar para la regi¨®n. En su gesti¨®n, obras como la hidroel¨¦ctrica de Belo Monte, en el R¨ªo Xingu, se impusieron a los pueblos de la selva sin consulta previa, autoritarismo que llev¨® a Brasil ante la Comisi¨®n Interamericana de Derechos Humanos de la Organizaci¨®n de los Estados Americanos (OEA). Su pr¨®ximo objetivo es cercar el bello R¨ªo Tapaj¨®s, donde encuentra resistencia de los Munduruku y de comunidades agroextractivistas, como la de Monta?a-Mangabal. Presionado por el proceso electoral, el Gobierno dijo que, por esta vez, cumplir¨¢ la ley y escuchar¨¢ a los indios, pero no oir¨¢ a los ribeirinhos.
La presidenta tambi¨¦n arranc¨® un trozo del Parque Nacional de la Amazonia para facilitar el camino de las hidroel¨¦ctricas planificadas para el Tapaj¨®s. Pero solo cre¨® unidades de conservaci¨®n en la Amazonia a 12 d¨ªas de la segunda vuelta, en un intento de minimizar la repercusi¨®n de su p¨¦sima gesti¨®n en la zona. La deforestaci¨®n en la Amazonia ha vuelto a crecer: un 191% en dos meses, agosto y septiembre de este a?o, en comparaci¨®n con el 2013. Seg¨²n el Imazon (Instituto del Hombre y del Medioambiente de la Amazonia) porque el Gobierno ha aplazado la divulgaci¨®n de los datos oficiales para despu¨¦s de las elecciones. Dilma ha sido tambi¨¦n la presidenta que menos ha demarcado tierras ind¨ªgenas desde la redemocratizaci¨®n del pa¨ªs.
Personas respetables han defendido en estas elecciones que el susto de casi perder el poder forzar¨¢ a Dilma Rousseff y al PT a retomar algunas luchas hist¨®ricas, tambi¨¦n en el horizonte medioambiental. Veremos. En su discurso de la victoria, este domingo, Dilma habl¨® de di¨¢logo. Y de ¡°puentes¡±. En un pronunciamiento bien pensado, en el que la presidenta reelegida pod¨ªa decir de todo porque el cargo estaba garantizado por cuatro a?os m¨¢s, merece la pena prestar atenci¨®n a los silencios. Dilma Rousseff no mencion¨® ni ¡°indios¡±, ni ¡°medioambiente¡±.
Eliane Brum es escritora, reportera y documentalista. Autora de los libros de no ficci¨®n ¡±Coluna Prestes ¨C o Avesso da Lenda¡±, ¡°A Vida Que Ningu¨¦m v¨º¡±, ¡°O olho da Rua¡±, ¡°A Menina Quebrada¡±, ¡°Meus Desacontecimentos¡±. Y de la novela: ¡°Uma Duas¡±. Site: elianebrum.com Email: elianebrum.coluna@gmail.com Twitter: @brumelianebrum?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Elecciones Brasil 2014
- Marina Silva
- A¨¦cio Neves
- S?o Paulo
- Dilma Rousseff
- Elecciones Brasil
- Partido de los Trabajadores
- Estado S?o Paulo
- Presidente Brasil
- Sequ¨ªa
- Presidencia Brasil
- Lluvia
- Gobierno Brasil
- Precipitaciones
- Elecciones presidenciales
- Brasil
- Gobierno
- Partidos pol¨ªticos
- Elecciones
- Latinoam¨¦rica
- Sudam¨¦rica
- Meteorolog¨ªa
- Administraci¨®n Estado
- Am¨¦rica
- Pol¨ªtica