Carcelero con asiento en la ONU
Maduro consider¨® que Venezuela logr¨® ese lugar privilegiado por ser una naci¨®n amada
Todas las noches, a las ocho empiezan a sonar los barrotes de las celdas de la c¨¢rcel militar de Ramo Verde a 50 kil¨®metros de Caracas. Uno a uno, hasta que un sonido ensordecedor se impone por unos minutos para protestar, para mandarle un mensaje a los de afuera, y hablarle al o¨ªdo a Nicol¨¢s Maduro por medio de un ruido, diario, sistem¨¢tico, adolorido porque hasta el momento los argumentos de las palabras no han logrado que el mandatario del vecino pa¨ªs entienda o se preocupe por violar de manera flagrante los derechos humanos de los presos, que seg¨²n ¨¦l, no son pol¨ªticos.
En 2014 han sido detenidas 3.383 personas en Venezuela, de las cuales 276 eran menores de edad
La madrugada del domingo pasado, los familiares de Leopoldo L¨®pez acusaron a un coronel de nombre Homero Miranda de haberle ordenado a sus soldados defecar y orinar en bolsas pl¨¢sticas y luego moverlas hasta romperlas y pringar con los desechos humanos a los presos. A la misma hora ¡°racionaron¡± el agua y la luz del penal Ramo Verde. No era posible ver ni limpiar. Solo oler y sentir.
Del coronel Miranda saben poco en Venezuela. Algunas fuentes dicen que era suboficial de la polic¨ªa militar y fue ascendido a coronel por Hugo Ch¨¢vez. Lleva dos meses como director de Ramo Verde.
La situaci¨®n no es nueva: Leopoldo L¨®pez lleva nueve meses en prisi¨®n. Los primeros cinco, aislado. Estos ¨²ltimos en el ala de castigo junto a los alcaldes opositores Daniel Ceballos, acusado de rebeli¨®n y de instigar la violencia en zona de frontera; y Enzo Scarano detenido por desacatar la orden del gobierno de levantar las barricadas de opositores. La correspondencia de los presos es revisada, los dejan salir a caminar, pero solo para enloquecerlos con sus propios pensamientos circulares. En 2014 han sido detenidas 3.383 personas de las cuales 276 eran menores de edad. Las ONGs cifran en 91 los presos pol¨ªticos, la mayor¨ªa est¨¢n recluidos en Caracas, de esos 80 est¨¢n en proceso y 11 tienen sentencia.
Pero la situaci¨®n s¨ª es peor: se ha agudizado desde el pasado 8 de octubre cuando el grupo de trabajo de detenciones arbitrarias de la ONU emiti¨®, despu¨¦s de ocho meses de revisi¨®n de este caso, una resoluci¨®n que ordenaba la liberaci¨®n inmediata de Leopoldo L¨®pez, que se emiti¨® una semana antes de que Venezuela lograr¨¢ un asiento en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
Ellos hablan en plural, los dictadores, para esconder la veneraci¨®n por s¨ª mismos o justificarla
Maduro consider¨® que Venezuela logr¨® ese lugar privilegiado en la ONU por tratarse de una naci¨®n amada y admirada. ¡°Nos admiran¡±, dijo. Ellos hablan en plural, los dictadores, para esconder la veneraci¨®n por s¨ª mismos o justificarla. Normalmente son as¨ª quienes lideran las pr¨¢cticas opresoras y sadomasoquistas. As¨ª persiguieron a Trostky en la ¨¦poca de Stalin y entre los m¨¢s tropicales en Rep¨²blica Dominicana lo hac¨ªa Trujillo.
Susana Berreiros, una juez, de 33 a?os, soltera, con un puesto de car¨¢cter provisional, por lo general militante del partido de gobierno, no atendi¨® la solicitud de la ONU. Su despacho no funciona desde el pasado 14 de octubre. Dice que est¨¢ esperando instrucciones. Vive en Fuerte Tiuna, una unidad militar, donde estar¨ªa tan presa como Leopoldo, pero de sus propias convicciones pol¨ªticas.
Nicol¨¢s Maduro es el presidente de Venezuela. Es un carcelero de la oposici¨®n y est¨¢ preso de los militares, a los que les subi¨® en salario en los ¨²ltimos d¨ªas. Y les habr¨ªa entregado la cabeza el ministro del Interior por presi¨®n de los llamados colectivos que hacen el control en los barrios. Maduro adem¨¢s tiene asiento en la ONU.
Dif¨ªcil un escenario menos comprensible y que muestre c¨®mo la pol¨ªtica puede llegar a pervertir todo orden y c¨®mo la libertad de las naciones nos obliga a convivir con un vecino que ordena rociar de excrementos a sus presos como la guerrilla colombiana oblig¨® alguna vez a sus secuestrados, nuestros soldados, que llamaba prisioneros, a defecar en sus propios recipientes de comer mientras los ten¨ªa enjaulados.
Maduro es el presidente de Venezuela. Es un carcelero de la oposici¨®n y est¨¢ preso de los militares
Son las mismas pr¨¢cticas. Las usan quienes se hacen llamar l¨ªderes de los pueblos a los que les prometen liberar de la opresi¨®n de esa otra clase dirigente, que se sostuvo por d¨¦cadas a punta de hacer reformas para garantizar su permanencia y maquillar su ¨¦xito econ¨®mico y sus complicidades con los comisionistas de obras modernizadoras, evasores y traficantes¡.de votos.
Con conflictos muy diferentes a pesar de la similitud de muchas pr¨¢cticas, hoy el Gobierno colombiano realiza un proceso de paz en La Habana mientras se profundiza la polarizaci¨®n entre nuestros l¨ªderes y se vuelve esquivo el consenso sobre los m¨ªnimos porque dejamos por muchos a?os profundizar el dolor, permitir la humillaci¨®n, y hacer leyenda la soberbia de los guerreros y de otras especies, que no nos dejan vivir en paz. Venezuela tiene y debe iniciar su proceso de reconciliaci¨®n. Un di¨¢logo que acerque a esos extremos antes de que sea demasiado tarde.
El petr¨®leo que le aceitaba sus relaciones ha dejado de llegar en las mismas cantidades a los pa¨ªses centroamericanos y del Caribe cuya alianza sell¨® Chavez en 2005 y el programa de vivienda para los venezolanos que se alimenta de los ingresos que recibe el fisco por Pvdsa, m¨¢s del 90 por ciento, empiezan a reducirse con la ca¨ªda en el precio de petr¨®leo a pesar de las reservas.
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