La otra lucha de los sirios
M¨¢s de la mitad de poblaci¨®n carece de empleo tras m¨¢s de tres a?os de conflicto
Abu Maruan, sirio en la cincuentena, ya no hace caja. Hace m¨¢s de tres a?os que se fue el ¨²ltimo turista, uno de esos que le arrebataban de las manos los famosos pa?uelos de seda que se llevaban por decenas a un precio de 10 euros cada uno. Apostado en un corrillo con sus amigos frente a su tienda, Maruan sujeta con una mano el narguile (pipa de agua) del que sorbe pausadamente. Con la otra tira los dados para probar suerte, en la taula, juego de mesa que ocupa, a falta de clientes, el tiempo de todos los comerciantes y anticuarios del barrio de Bab Touma, barrio de la zona vieja de Damasco, capital de Siria.
¡°Si vendo un solo pa?uelo a la semana ya me considero afortunado¡±, comenta Maruan sin desviar la mirada del juego. A¨²n as¨ª, este comerciante vuelve cada ma?ana para abrir su tienda. ¡°?Qu¨¦ voy a hacer, quedarme en casa?¡±, espeta. Para poder llegar a final de mes, muchas familias se han reagrupado en una sola casa y poder as¨ª pagar el alquiler entre todos los ingresos que re¨²nen. Otros viven de las remesas de familiares en el extranjero. ¡°Intento agotar existencias. De todas formas, ya no llegan telas de Alepo; las f¨¢bricas han cerrado¡±, a?ade Maruan.
A cada pisada, suena el crujido de tejidos calcinados bajo las suelas de Mohamed Hayani, empresario del textil de 35 a?os, que gestiona una f¨¢brica en Alepo. Camina sobre cuatro a?os de trabajo y un mill¨®n de euros de inversi¨®n carbonizados. ¡°Han robado todos los aparatos de los que depend¨ªa el funcionamiento de la f¨¢brica y han prendido fuego al resto¡±, se queja este hombre de negocios arruinado.
La zona industrial de Sheij Nayar, a 10 kil¨®metros al norte de Alepo, la mayor ciudad siria y considerada capital econ¨®mica del pa¨ªs, albergaba 2.000 f¨¢bricas como la de Mohamed y daba de comer a 42.000 trabajadores. Hoy, Sheij Nayar no es m¨¢s que un terreno llano, en el que se esparcen edificios derrumbados, monta?as de pl¨¢stico fundido, m¨¢quinas calcinadas y cristales rotos custodiados por militares. ¡°A Alepo la llam¨¢bamos ¡®Oum al Kheir¡¯ (la madre de la bonanza, en ¨¢rabe) en tiempos de preguerra¡±, recuerda Mohamed Jamour, tambi¨¦n empresario de Alepo que observa desconsolado su f¨¢brica calcinada. ¡°La zona industrial representaba el 45% del total de la producci¨®n de la ciudad, la mayor¨ªa textil. A su vez, Alepo [con 4,75 millones de habitantes antes de la guerra] re¨²ne el 35% de la producci¨®n total de Siria¡±.
La mayor¨ªa de los empresarios intenta reconvertirse del negocio textil al sector de la construcci¨®n, m¨¢s lucrativo en tiempos de guerra. ¡°No podemos hacer frente a m¨¢s p¨¦rdidas. Los bancos no dan cr¨¦ditos y aunque reabri¨¦ramos, la mayor¨ªa de los obreros cualificados han huido a Turqu¨ªa. Y si pudi¨¦ramos producir no podr¨ªamos hacer frente a los precios desorbitados del transporte debido a la inseguridad en las rutas a la capital¡±, explica el empresario.
El recorte de las subvenciones afecta a productos b¨¢sicos como el pan, cuyo precio ha pasado de 15 a 25 libras sirias (de 7 a 11 c¨¦ntimos de euro), o al coste de la electricidad y el agua, que se ha incrementado en un 100%. ¡°Antes, el kilo de arroz val¨ªa 35 libras sirias (17 c¨¦ntimos de euro), hoy vale 150 (70 c¨¦ntimos de euro). Es imposible encontrar fuel para calentar las casas y las temperaturas est¨¢n bajando. En el mercado negro vale hasta 200 liras (94 c¨¦ntimos de euro) el litro, 80 (38 c¨¦ntimos de euro) a precio de Gobierno¡±, se queja Taufik, taxista de 35 a?os de Damasco.
La tasa de desempleo alcanza el 54,3%, seg¨²n datos de The Economist Intelligence Unit, mientras que el resto son empleados, bien por el Estado (40% del total) ¡ªcon sueldos de 180 euros mensuales¡ª, o por la progresiva econom¨ªa paralela. Tres millones de personas han perdido su trabajo durante el conflicto y otros tres han huido como refugiados a los pa¨ªses vecinos reduciendo el consumo interno.
En marzo de 2011, la exportaci¨®n de crudo representaba el 25% de los ingresos estatales. El grupo yihadista Estado Isl¨¢mico (EI) se ha apoderado de los pozos petrol¨ªferos del noreste del pa¨ªs, mientras que otros rebeldes han hecho lo propio en la frontera con Turqu¨ªa, dejando tan s¨®lo dos refiner¨ªas bajo control gubernamental. De los 400.000 barriles diarios que produc¨ªa Siria antes de la guerra, hoy s¨®lo produce 25.000.
A la crisis derivada del conflicto se suman las sanciones econ¨®micas de Europa y EE?UU. Tan s¨®lo Rusia e Ir¨¢n rompen su aislamiento internacional. La potencia persa da cuenta del 50% de las importaciones sirias. Pocos meses atr¨¢s, Ir¨¢n anunciaba una ayuda de 2.200 millones de euros a Siria para importar productos derivados del combustible y del crudo. A la espera de una milagrosa recuperaci¨®n econ¨®mica, Abu Maruan y sus amigos seguir¨¢n lanzando los dados para matar el tiempo.
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