¡°El populismo se ha convertido en un modo de hacer pol¨ªtica¡±
Boldrini denuncia la responsabilidad de los pol¨ªticos en el descr¨¦dito de las instituciones
Laura Boldrini (Macerata, 1961) es un caso at¨ªpico en la pol¨ªtica italiana. No suele ser habitual que alguien con su perfil ¨Cmujer, joven e independiente¡ª alcance un cargo de tan alta responsabilidad como la presidencia de la C¨¢mara de Diputados. Periodista de profesi¨®n, antes de presentarse a las ¨²ltimas elecciones en las listas de SEL (Izquierda, Ecolog¨ªa y Libertad), fue portavoz de ACNUR (la agencia de la ONU para los refugiados). Adem¨¢s de las labores propias de su cargo, Boldrini ha adquirido el compromiso de intentar recuperar la confianza de los votantes en las instituciones, mediante la reducci¨®n de sueldos y gastos y la apertura del Parlamento a ciudadanos y nuevas tecnolog¨ªas.
Pregunta. ?Debo llamarla presidente o presidenta?
Respuesta. Aqu¨ª en Italia me llaman se?or presidente, pero a m¨ª me gustar¨ªa que me llamasen al menos se?ora presidente, pero hasta esto se considera una cosa caprichosa, de feministas. Pido respeto a mi g¨¦nero. Y nuestra lengua que viene del lat¨ªn declina y lo permite. Y detr¨¢s del ¡°se?or presidente¡± se esconde el no querer aceptar que ciertos roles institucionales puedan ser ocupados por una mujer. Hay que tener al lenguaje muy en cuenta porque las palabras son como piedras y a veces pueden hacer mucho da?o.
P. Se lo preguntaba porque la situaci¨®n de las mujeres en Italia sigue siendo especialmente preocupante. Valga el dato de que el 50% de las mujeres del sur no tienen trabajo ni lo buscan¡
R. Durante demasiados a?os en este pa¨ªs la mujer ha sido representada solo desde el punto de vista est¨¦tico, con el cuerpo de las mujeres se ha vendido cualquier cosa. Hace falta pedir respeto por la mujer, porque si se la convierte en objeto se puede hacer cualquier cosa con ella. Hace falta hacer un trabajo de recuperaci¨®n y de valorizaci¨®n de la mujer. Ha estado a menudo en la sombra, donde no solo trabajan, sino que llevan adelante a la familia, a sus padres, pero no tienen el reconocimiento social que merecen. Y es cierto que hay tambi¨¦n un problema de ocupaci¨®n enorme. Solo el 40% de las mujeres trabajan en el sur, al norte un poco m¨¢s, el 52%, pero en cualquier caso una media baj¨ªsima, lejos de la media europea. Aqu¨ª llegan decenas de miles de cartas de mujeres que se sienten desalentadas, que no pueden m¨¢s, o que sufren violencia, que es otro de los grandes problemas. Y yo me siento llamada a la causa como mujer que ostenta un alto cargo del Estado. Es m¨¢s, creo que todas las mujeres que ocupan cargos en los que se toman decisiones deben de hacer suya esa batalla.
P. ?Por qu¨¦ la situaci¨®n es peor en Italia que en otros pa¨ªses del entorno?
R. No creo que el problema sea solo de Italia. Hay tambi¨¦n otros pa¨ªses donde todav¨ªa est¨¢ lejos la meta de tener los mismos salarios, la maternidad y la paternidad compartida¡ Pero el problema no es si Italia o si Europa lo logran. La verdadera paridad no llegar¨¢ el d¨ªa en que nos convirtamos en una isla feliz a la que hay que llegar, sino el que logremos arrastrar a millones de mujeres que no tienen los m¨ªnimos derechos. Ser¨¢ cuando una mujer que se defiende de una violaci¨®n no sea condenada a muerte, cuando las mujeres de otros pa¨ªses puedan heredar los bienes, cuando puedan conducir, tener una vida productiva¡
?P. Mujeres casi sin derechos que est¨¢n entre nosotros, ni siquiera hay que irse a ?frica a buscarlas¡
?R. Desde luego, en Italia, en Europa, muchas mujeres podemos hacer nuestra carrera a costa de otras mujeres que dejan sus familias, sus pa¨ªses, a las que se expropian los afectos y viven en total soledad. Y se lo juegan todo, porque el marido se busca otra vida, los hijos solo le piden dinero y se convierten en un cajero con la vida suspendida. Encuentro terrible la vida de estas mujeres. Sufro al recordar que yo he podido viajar y hacer misiones por todo el mundo, desde Irak a Afganist¨¢n o Sud¨¢n, gracias a que mi hija fue cuidada por otra mujer que llen¨® ese vac¨ªo por mi. Y eso es muy triste. Es un sistema social que no me gusta. No es evoluci¨®n ni emancipaci¨®n.
?P. Esto nos lleva al asunto siempre candente de las migraciones, al que usted ha dedicado gran parte de su trabajo. Europa sigue sin saber qu¨¦ hacer con los vecinos de ah¨ª enfrente¡
?R. Hay que resolver los problemas de ra¨ªz, pregunt¨¢ndonos primero por qu¨¦ hay tantas personas que arriesgan su vida para llegar a nuestras costas, y buscando despu¨¦s alternativas a la muerte en el mar. Pero falta la voluntad pol¨ªtica. Yo estoy orgullosa de Italia, que con la operaci¨®n Mare Nostrum ha salvado miles de vida en el Mediterr¨¢neo, pero ahora esta operaci¨®n no es sostenible para un solo pa¨ªs. El salvamento en el mar es responsabilidad de Europa, porque el Mediterr¨¢neo es frontera europea. Salvar vidas humanas de solicitantes de asilo es un deber porque el derecho internacional del mar as¨ª lo establece y porque la convenci¨®n de Ginebra de 1951, que hemos firmado todos, establece el acceso al territorio de quien tiene necesidad de protecci¨®n. Tambi¨¦n la mayor¨ªa de las constituciones de los pa¨ªses incluyen el derecho de asilo. El 85% de los refugiados vive en el sur del mundo, si alguno sale no podemos dejar de cumplir con nuestra parte.
?P. ?Existe un peligro creciente de xenofobia?
R. Las ¨²ltimas elecciones europeas han hablado muy claro, la crisis econ¨®mica crea presupuestos para buscar el chivo expiatorio y la rabia siempre se vuelca en los m¨¢s d¨¦biles. Hemos visto que los partidos que juegan con el miedo y echan gasolina al fuego han obtenido cierta aprobaci¨®n en casi todos los pa¨ªses europeos. Europa se ha percibido en los ¨²ltimos a?os no como la soluci¨®n a los problemas sino como la causa del empobrecimiento. Y es un grave error, porque hemos hecho un proceso maravilloso: hace 70 a?os los pa¨ªses entraron en guerra entre ellos, de ah¨ª hemos pasado a comenzar a dialogar, hemos hecho una largo camino, un parlamento juntos, la libre circulaci¨®n, una moneda ¨²nica, tantas cosas¡ pero falta un salto. Hoy hace falta valent¨ªa, valent¨ªa para dar otro paso, implementar el dise?o de los Estados Unidos de Europa que sea el que nos permitir¨¢ avanzar. Tenemos que decir con la cabeza alta que Europa es la soluci¨®n a los problemas y no la causa.
?P. Usted entr¨® en pol¨ªtica en un momento de gran indignaci¨®n ciudadana con los partidos. No solo en Italia. Tambi¨¦n en Espa?a ha nacido con gran ¨¦xito un movimiento que critica los abusos de La Casta¡
?R. Mire, quien ha hecho pol¨ªtica antes de nosotros tiene una enorme responsabilidad. Porque ha golpeado en el coraz¨®n del pa¨ªs. Ha golpeado la dignidad de las instituciones porque, entre estas personas, muchas han trabajado con sentido de responsabilidad, pero ha habido una minor¨ªa que, en cambio, ha hecho de todo y m¨¢s¡ Y esta minor¨ªa ha robado la confianza, la ha destruido. Hoy el camino es muy cuesta arriba. Porque la gente ya no nos cree m¨¢s. Hasta el punto de que, cuando yo hablo de estas reformas que estamos haciendo, de estos ahorros, la gente se pregunta: ?ser¨¢ verdad o ser¨¢ falso? La gente ya no nos cree. Pero esto es un mecanismo perverso. Si yo saliera ah¨ª fuera y gritara: ?me han puesto al frente de una instituci¨®n llena de ladrones, de personas incapaces!, la gente me aclamar¨ªa. Esto es, la gente estar¨ªa feliz de que les dijera que a quien ha votado no est¨¢ capacitado para hacer el trabajo por el que se le paga. Esto es perverso. Pero esto es lo que est¨¢ pasando en Italia.
P. Un sentimiento alentado tambi¨¦n desde la misma pol¨ªtica..
?R. A m¨ª me sienta fatal ver que muchas personas que tienen responsabilidad usan esta papel del populismo, este papel de antipol¨ªtica que se ha convertido en un modo de hacer pol¨ªtica, de lograr consenso. En vez de decir que para el cambio son importantes las instituciones, las denigra. Es un mecanismo peligroso. Nuestro deber hoy es hacer un cambio de tal modo incontestable que las personas puedan volver a tener la idea de que somos dignos de confianza. Tenemos que demostrar que somos eficaces y honestos. Es un ejercicio muy complicado, pero lo debemos reivindicar. Yo no acepto que alguien diga que da igual que el Parlamento exista o no exista. Porque si no mejoramos este Parlamento, ?qu¨¦ nos queda? No entiendo a aquellos diputados que est¨¢n en el Parlamento para decir no a todo y evidenciar solo lo que no funciona. Si t¨² aceptas estar dentro del Parlamento, no puedes limitarte a gritar, a deslegitimar y a destruir.
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