La inmigraci¨®n se convierte en la diana del discurso demag¨®gico
El miedo a perder votos contagia a los gobernantes de la ret¨®rica antiextranjer¨ªa
Dos conceptos muy diferentes han cristalizado en Reino Unido para denominar una misma realidad. Los rumanos que tratan de encontrar un trabajo en Londres son inmigrantes de la UE. Pero los brit¨¢nicos que residen en la Costa del Sol son simplemente expatriados. Espoleado por el ¨¦xito del eur¨®fobo y nacionalista UKIP, el primer ministro brit¨¢nico, David Cameron, apunta a la libre circulaci¨®n de personas en Europa como uno de los excesos del proyecto comunitario. De manera m¨¢s radical, el Frente Nacional franc¨¦s o el antimusulm¨¢n Partido por la Libertad, del holand¨¦s Geert Wilders, instan a cerrar fronteras para combatir la crisis.
No hay un solo dato cre¨ªble de que los movimientos intracomunitarios y la inmigraci¨®n de terceros pa¨ªses amenacen los Estados de bienestar de la UE. Apenas un 3% de la poblaci¨®n comunitaria reside en otro pa¨ªs miembro y los flujos anuales no exceden el 0,3%, una d¨¦cima parte de los movimientos entre Estados estadounidenses, seg¨²n un reciente estudio del Centro de Estudios Pol¨ªticos Europeos (CEPS, uno de los centros de an¨¢lisis m¨¢s influyentes en Europa). La mayor¨ªa de los expertos aboga por aumentar esos flujos para situar a los trabajadores donde existen m¨¢s puestos disponibles y de ese modo reducir las elevadas tasas de paro en pa¨ªses como Espa?a (23,7%).
Los socialistas proponen crear cupos europeos de entradas legales
Lo que s¨ª admiten las instituciones europeas es que puedan existir problemas concretos porque los extranjeros m¨¢s pobres se concentren en ciertas zonas y los servicios p¨²blicos tengan dificultades para atenderlos all¨ª. Pero los partidos xen¨®fobos pasan de la an¨¦cdota a la categor¨ªa y abogan por replegarse en lo nacional para salvar a sus pueblos. ¡°Es un discurso peligroso que encontramos principalmente en la extrema derecha. En un momento en que la ciudadan¨ªa lo pasa mal, enfrentan a los trabajadores de aqu¨ª con los trabajadores de all¨ª¡±, analiza Marina Albiol, eurodiputada de IU.
El partido de ultraderecha griego Aurora Dorada reparte comida a los muchos desfavorecidos por la crisis en ese pa¨ªs, con un requisito: que no sean extranjeros. La formaci¨®n del radical Geert Wilders aboga por ¡°menos, menos y menos marroqu¨ªes en Holanda¡±. Y los Aut¨¦nticos Finlandeses propugnan, con ese nombre tan elocuente, establecer duras pol¨ªticas de inmigraci¨®n en el pa¨ªs.
Ante estos fen¨®menos, los gobernantes act¨²an con tibieza. Las discrepancias entre lo que proponen los grupos mayoritarios en Bruselas y lo que acaban haciendo los Veintiocho ¡ªla mayor¨ªa adscritos a los dos grandes partidos¡ª demuestran hasta qu¨¦ punto los l¨ªderes temen que la poblaci¨®n rechace ideas que contradicen el mito. ¡°La ¨²nica opci¨®n es gestionar la inmigraci¨®n en el ¨¢mbito europeo. Los socialdem¨®cratas proponemos establecer cuotas de extranjeros que puedan venir legalmente a la UE y crear oficinas comunitarias en los pa¨ªses de origen para que puedan pedir all¨ª asilo en lugar de arriesgarse a perder la vida en el Mediterr¨¢neo¡±, explica Gianni Pittella, l¨ªder de los socialdem¨®cratas en la Euroc¨¢mara.
Los conservadores piden que la UE sea un puerto seguro para los sirios
Sin llegar a respaldar ese modelo, muchos conservadores europeos abogan tambi¨¦n por ampliar las actuales pol¨ªticas. El presidente del Partido Popular Europeo en esa misma C¨¢mara, Manfred Weber, propone sin tapujos ¡°que Europa sea un puerto seguro para los sirios¡±, a los que la Uni¨®n acoge con mucha prudencia (de los m¨¢s de 50.000 sirios que solicitaron asilo el a?o pasado, los pa¨ªses comunitarios, sobre todo Suecia, aceptaron a un tercio). Los jefes de Estado y de Gobierno se comprometen en Bruselas a ofrecer m¨¢s facilidades de acceso a los refugiados sirios, pero los discursos cambian cuando vuelven a sus pa¨ªses.
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