Estimado ayatol¨¢
Obama quisiera terminar su presidencia con una normalizaci¨®n de relaciones con Teher¨¢n
Cuatro son las cartas que ha escrito Barack Obama al ayatol¨¢ Jamenei, el Gu¨ªa Supremo de la Revoluci¨®n iran¨ª. Desde que lleg¨® a la Casa Blanca, nunca se ha olvidado de felicitar a los iran¨ªes con motivo del a?o nuevo persa, el Nouruz o d¨ªa de inicio de la primavera. Lo hizo por primera vez el 20 de marzo de 2009 cuando todav¨ªa impresionaban su tez morena y su segundo nombre Hussein, el mismo que el del tercer im¨¢n del islam chiita. Fue su estudiada respuesta a la carta de felicitaci¨®n por su elecci¨®n que le mand¨® el presidente Mahmud Ahmadinejad y que hab¨ªa quedado sin respuesta. Obama prefiri¨® dirigirse directamente a los iran¨ªes y eligi¨® una fiesta nacional que incluye a todas las religiones y no ¨²nicamente al chiismo.
A cinco a?os vista, est¨¢ claro que Obama quiere terminar durante su presidencia la prolongada ruptura de relaciones entre la Rep¨²blica Isl¨¢mica de Ir¨¢n y Estados Unidos que provoc¨® la ocupaci¨®n y toma de 66 rehenes de la embajada americana en Teher¨¢n en 1979. La normalizaci¨®n de relaciones con Ir¨¢n se ha ido configurando como un objetivo similar al que supuso la normalizaci¨®n con China para Nixon, principalmente de cara a la estabilidad de Oriente Pr¨®ximo y a la no proliferaci¨®n nuclear en la regi¨®n. Pero no est¨¢ claro que Obama pueda conseguirla, justo cuando ha entrado ya en la segunda mitad de su segundo per¨ªodo, el tiempo conocido como del pato cojo, con las dos c¨¢maras del Congreso en manos de los republicanos.
La correspondencia entre el presidente de los Estados Unidos y el Gu¨ªa Supremo no est¨¢ al alcance del p¨²blico y si hemos conocido de su existencia ha sido porque lo ha contado The Wall Street Journal. Las primeras dos cartas, de 2009, eran sobre todo para ofrecer seguridades a Teher¨¢n de que Washington no iba a promover un cambio de r¨¦gimen. Tambi¨¦n hab¨ªa un mensaje impl¨ªcito respecto a sus prop¨®sitos pac¨ªficos, en el mismo momento en que Benjamin Netanyahu, reci¨¦n instalado como primer ministro, se?alaba el programa nuclear iran¨ª como la mayor amenaza existencial para Israel y propugnaba un ataque preventivo que al menos retrasara unos a?os la obtenci¨®n del arma at¨®mica.
Todas las cartas hacen referencia al programa nuclear, pero la ¨²ltima se interesa tambi¨¦n por la amenaza que representa el Estado Isl¨¢mico. Jamenei ha sostenido que este grupo terrorista, al igual que Al Qaeda, es una creaci¨®n de Washington dirigida a dividir a los musulmanes y, aunque ha autorizado las negociaciones nucleares y el acuerdo provisional alcanzado hace un a?o en Ginebra, mantiene una actitud muy intransigente respecto al acuerdo definitivo. Al final, no ser¨¢ el presidente Hasan Rohani, principal promotor de las negociaciones nucleares, sino el anciano ayatol¨¢ quien tendr¨¢ la ¨²ltima palabra este 24 de noviembre, cuando vence el acuerdo provisional y corresponde cerrar con el grupo llamado P5+1 (los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad m¨¢s Alemania) el acuerdo definitivo que ponga fin al problema de la bomba iran¨ª o buscar, en caso contrario, una v¨ªa de escape en forma de otra pr¨®rroga de las negociaciones.
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