Obama, el emperador de Estados Unidos
El presidente act¨²a en solitario y por decreto para sacar adelante una parcial e incompleta reforma migratoria
Antes de que sus detractores le otorguen el cargo, lo que ha hecho hoy el portavoz de John Boehner, Barack Obama ya se lo hab¨ªa concedido a s¨ª mismo. El presidente de Estados Unidos hab¨ªa dicho con anterioridad que de actuar de forma unilateral ante la reforma migratoria se convertir¨ªa en lo que no es, en "un emperador", en ¡°un rey¡±. ¡°Soy el cabeza del poder ejecutivo y estoy llamado a seguir la ley¡±. La cita es de enero de 2013.
Febrero del mismo a?o, respuesta similar ante parecida pregunta sobre qu¨¦ hacer con los m¨¢s de 11 millones de indocumentados que residen en el pa¨ªs: ¡°El problema es que soy el presidente de Estados Unidos. No soy el Emperador de Estados Unidos. Mi trabajo es ejecutar la leyes que se aprueban y hasta ahora el Congreso no ha actuado para cambiar lo que yo considero un sistema de inmigraci¨®n roto¡±.
Meses despu¨¦s, con la suerte de las elecciones legislativas ya echada y el Congreso en manos republicanas a partir de enero, Obama sumar¨¢ su nombre esta noche de jueves al de presidentes que decidieron cambiar el curso de la historia a golpe de decreto ejecutivo, circunvalando la autoridad del Congreso. Bajo una acci¨®n ejecutiva firm¨® Abraham Lincoln la Proclamaci¨®n de Emancipaci¨®n que hac¨ªa libres a los esclavos y Harry Truman us¨® el mismo recurso para poner fin a la segregaci¨®n en el Ej¨¦rcito. Y a¨²n as¨ª, todo el ruido medi¨¢tico no deja escuchar que Obama ha sido el presidente desde William McKinley (1897-1901) que menos ¨®rdenes ejecutivas ha firmado (193 frente a 185 ¨CGeorge W. Bush emiti¨® 291 y Bill Clinton 364-).
Bajo una acci¨®n ejecutiva firm¨® Abraham Lincoln la Proclamaci¨®n de Emancipaci¨®n que hac¨ªa libres a los esclavos y Harry Truman us¨® el mismo recurso para poner fin a la segregaci¨®n en el Ej¨¦rcito
El debate ha quedado abierto, lo abri¨® ¨Cqueriendo o no, planificado o no- el propio presidente, y ahora tanto los contrarios a la ya llamada amnist¨ªa ejecutiva como parte de quienes abogan por la necesidad de cambiar el sistema de inmigraci¨®n van a pelear la iniciativa al considerarla un abuso del poder presidencial.
Obama defend¨ªa su postura durante el pasado fin de semana en la rueda de prensa al final de la cumbre del G20 en Brisbane (Australia), donde se encontraba en el tramo final de su gira asi¨¢tica. ¡°Mi posici¨®n no ha cambiado¡±, dijo, justificando su intenci¨®n de gobernar por decreto en lo que a legalizar a irregulares se refiere. La Casa Blanca explic¨® su declaraci¨®n al decir que los cambios en los comentarios del presidente en los ¨²ltimos a?os reflejan un giro en el ¨¦nfasis, no en la opini¨®n.
Dicho de otra manera, los matices son importantes: la anterior opini¨®n del mandatario enfatizaba los l¨ªmites de su autoridad porque en ese momento estaba centrado en que el Congreso pasara una ley que reformara de manera integral la ley migratoria. En este momento, ahora, sigue la Casa Blanca, el mandatario enfatiza su habilidad para actuar.
El diario The Washington Post, le recordaba unas palabras de principio de a?o al mandatario en un editorial de este martes. ¡°Actuar en solitario no es como funciona nuestra democracia¡±. ¡°Cr¨¦anme, la idea de hacer esto yo solo es muy tentadora¡±, dijo presionado por los grupos a favor del cambio. ¡°Y no solo con la reforma migratoria, pero as¨ª no es c¨®mo funciona nuestro sistema, as¨ª no est¨¢ escrita nuestra Constituci¨®n¡±, declaro entonces quien fue profesor de derecho constitucional.
Obama ha sido el presidente desde William McKinley (1897-1901) que menos ¨®rdenes ejecutivas ha firmado (193 frente a 185 ¨CGeorge W. Bush emiti¨® 291 y Bill Clinton 364-)
En este paso que va a tomar Obama hay mucho de estrategia pol¨ªtica de cara al futuro y poco de improvisaci¨®n -legalizar con una orden ejecutiva ahora al alrededor de cinco millones de inmigrantes sin papeles asfalta un peligroso camino para quien venga detr¨¢s y ose revocarlo-. Porque desde luego, si se han esperado seis a?os, se podr¨ªa esperar m¨¢s y no sucumbir a este repentino lanzarse en brazos de una unilateralidad que dec¨ªa rechazar. No existe una crisis que amenace la seguridad de la naci¨®n, que est¨¦ forzando la mano del presidente para actuar por decreto.
El debate interno ya bulle dentro del Partido Republicano y supondr¨¢ una prueba importante para el liderazgo de ambas c¨¢maras. John Boehner y Mitch McConnell deber¨¢n probar que pueden gobernar y obviar las voces m¨¢s estridentes que les van a reclamar que, por ejemplo, si Obama decide anunciar su acci¨®n ejecutiva antes del 11 de diciembre ¨Cfecha l¨ªmite para financiar el Gobierno- despoje de fondos las partidas que financian el sistema e incluso se llegue a un nuevo cierre del Gobierno. Pero si el presidente da su golpe de tim¨®n despu¨¦s de esa fecha, lo que sufrir¨¢ un rev¨¦s ser¨¢ sin duda la confirmaci¨®n ante el Senado de la nueva secretaria de Justicia, Loretta Lynch.
Ante lo que parece el inminente anuncio presidencial de que alrededor de cinco millones de personas podr¨ªan de dejar de vivir en las sombras, la derecha no parece motivada en sus ataques pol¨ªticos a la Casa Blanca por la inmigraci¨®n ilegal en s¨ª tanto como por el m¨¦todo escogido por Obama para integrar a esas personas en la legalidad estadounidense. Lo que no deja de ser sorprendente, ya que dos de los ¨²ltimos tres presidentes republicanos ¨CRonald Reagan y George Bush padre- hicieron lo mismo al extender la amnist¨ªa a los familiares que no quedaban protegidos por la ¨²ltima gran reforma migratoria, la dictada en 1986.
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