Tarjeta amarilla
El doble rasero fiscal es una amenaza existencial al Estado del Bienestar
En la vida antes de la crisis s¨®lo hab¨ªa dos certezas: la muerte y los impuestos. Pero en la vida tras la crisis, las econom¨ªas, atrapadas en una espiral de deuda, desempleo y sin crecimiento, m¨¢s bien parecen zombis. En cuanto a los impuestos, que ya hab¨ªan pasado del estado s¨®lido al l¨ªquido con la liberalizaci¨®n de los movimientos de capitales, ahora han transitado al gaseoso, como muestran las revelaciones sobre las pr¨¢cticas fiscales de Luxemburgo.
Como ha se?alado el economista franc¨¦s Thomas Piketty, el principal problema que tiene la izquierda del siglo XXI es que no puede sostener el Estado del bienestar exclusivamente sobre los impuestos a los salarios. Y no lo puede hacer por razones de eficiencia, ya que con esos impuestos no basta para sostener las pol¨ªticas de igualdad, ni por razones de equidad, porque la riqueza patrimonial ha crecido desproporcionadamente respecto a los salarios. Por tanto, aunque cargar todos los impuestos sobre el trabajo y los salarios es, adem¨¢s de injusto, ineficaz, se hace porque las rentas salariales son fijas y las patrimoniales son m¨®viles, l¨ªquidas o disfrutan de regulaciones muy favorables. En otras palabras, los superricos y las empresas pueden marcharse y pagar impuestos en otros pa¨ªses; pero asalariados y consumidores, no.
Este doble rasero fiscal representa una amenaza existencial para el Estado del bienestar, por lo que sus partidarios deber¨ªan ser intransigentes con los esquemas fiscales que favorecen estas pr¨¢cticas, y que est¨¢n m¨¢s extendidos de lo que parece (Luxemburgo no es una excepci¨®n). Sin embargo, como vemos estos d¨ªas en el Parlamento Europeo, los socialistas europeos, temerosos de debilitar al presidente de la Comisi¨®n y de reforzar a los eurocr¨ªticos, se han dejado robar la cartera por unas promesas inconcretas de Jean-Claude Juncker sobre la armonizaci¨®n fiscal que seguramente no llegar¨¢n a nada una vez sean trituradas por Gobiernos y grupos de inter¨¦s.
El resultado de las dudas de los socialistas es que los populistas eur¨®fobos, que han presentado una moci¨®n de censura contra Juncker, y los Verdes e Izquierda Unida Europea, que acertadamente han visto el potencial pol¨ªtico de este tema entre el electorado de izquierdas, les han arrebatado la bandera de la equidad y la transparencia fiscal. Dicen los socialistas que lo importante es el plan de inversiones p¨²blicas que Juncker va a presentar la semana que viene, porque eso supondr¨¢ crecimiento y empleo. Pero tambi¨¦n hay quienes desconf¨ªan de ese plan y se?alan que no traer¨¢ dinero nuevo sino s¨®lo un lavado de cara de partidas presupuestarias ya existentes. As¨ª que, confiados en que su acuerdo de coalici¨®n con Juncker funcione, los socialistas s¨®lo han pitado falta cuando seguramente deb¨ªan haber sacado tarjeta amarilla. Porque no s¨®lo la pol¨ªtica debe ser transparente, sino tambi¨¦n las empresas.
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