Burkina, la revoluci¨®n en cuarentena
Los militares contin¨²an gobernando pese a la designaci¨®n hoy de un presidente civil
¡°Pol¨ªticos y militares¡ nos quieren tomar el pelo¡±. En los bancos de la Universidad de Uagadug¨² el escepticismo salpica entre bromas. Es viernes de oraci¨®n para los musulmanes, y tambi¨¦n el d¨ªa de la escenificaci¨®n para las nuevas autoridades posrevolucionarias de Burkina Faso: hoy los militares entregan el poder al nuevo presidente interino del pa¨ªs, Michel Kafando. Los estudiantes reunidos en el superpoblado aparcamiento de bicicletas se r¨ªen de su propia paciencia. No queda rastro de la indignaci¨®n que hace tres semanas, los ¨²ltimos d¨ªas de octubre, los empuj¨® a salir a la calle y estallar en la insurrecci¨®n popular que logr¨® barrer en menos de 48 horas al presidente Blaise Compaor¨¦, que llevaba 27 a?os en el poder. No queda furia, aunque s¨ª el orgullo de una victoria.
Los j¨®venes no se f¨ªan de la nueva f¨®rmula ni de los nuevos dirigentes, pero les conceden margen de maniobra. Tras la oraci¨®n y las charlas, lejos del centro y de las calles ya sin manifestantes, el Palacio de Deportes de la ciudad se llena de personalidades. Los nuevos dirigentes del pa¨ªs suben al escenario y arranca una representaci¨®n casi teatral. Lo que ocurre es que un militar le cede el poder a un civil, y ¨¦ste no permite que el militar se quede sin poderes. La pregunta que se desprende de esta representaci¨®n es: ?Qui¨¦n dirigir¨¢ ahora Burkina Faso, despu¨¦s de la contundente expulsi¨®n de Compaor¨¦? El relevo sobre el escenario lo dramatizan un civil y un militar, que conducir¨¢n una transici¨®n de un a?o, y que en com¨²n tienen que ambos son pr¨®ximos al r¨¦gimen de Compaor¨¦.
El octogenario diplom¨¢tico Kafando ha sido designado como presidente para liderar la transici¨®n hasta las elecciones previstas para el pr¨®ximo a?o, entre otras cosas porque la comunidad internacional amenaz¨® con duras sanciones a los militares que ocuparon el vac¨ªo dejado por Blaise si no se encargaban de que un civil asumiera el poder. Pero el teniente coronel Isaac Zida (el hombre que anunci¨® ante las masas en la Plaza de la Naci¨®n, convertida en el coraz¨®n de la revuelta, que Blaise dimit¨ªa, y tambi¨¦n el hombre que tom¨® las riendas en los momentos m¨¢s delicados de la resaca revolucionaria) no se quedar¨¢ sin batuta. En una maniobra que ha molestado a la sociedad civil, Kafando lo ha nombrado primer ministro, lo que le permite seguir en primer¨ªsima l¨ªnea de acci¨®n.
T¨ªmido y poco conocido por la poblaci¨®n antes de pronunciar el anuncio que los burkineses esperaban con anhelo ¨Cla partida de Compaor¨¦- el teniente coronel Zida fue el n¨²mero dos de la guardia presidencial de Blaise Compaor¨¦, y se sospecha que sigue funcionando a las ¨®rdenes de la antigua estructura. ¡°Aunque cuando a uno se le da tanto poder¡ ?qui¨¦n sabe c¨®mo puede reaccionar!¡± comenta un periodista local. En todo caso, su cercan¨ªa al r¨¦gimen hipoteca la alegr¨ªa de los manifestantes. ¡°No ha sido una revoluci¨®n, porque siguen siendo los mismos¡±, opina Rakistaba Mahamadi, uno de los estudiantes que particip¨® en las protestas.
Tampoco est¨¢n de fiesta los l¨ªderes de Escoba ciudadana, el movimiento que encabez¨® la revuelta popular, aunque sean cuatro m¨²sicos los que lo dirigen. ?Por qu¨¦ con esos mimbres no celebran un gran concierto para celebrar la victoria del pueblo? ¡°Porque a¨²n no hemos terminado¡±, dice Basic Soul, uno de los raperos y voces del movimiento: ¡°Estamos vigilantes, a ver a qui¨¦n nombran ahora en el Gobierno. Si hay demasiados militares, no lo aceptaremos¡±.
Entre las estrellas de las banderas burkinesas que iluminan el Palacio de Deportes y los jefes de Estado que asisten a la entrega de poderes, el gran ausente es el presidente marfile?o, Alassane Ouattara. ?l ha sido el anfitri¨®n de Compaor¨¦ en sus primeras horas de exilio, el gran amigo y aliado que lo acogi¨® en su capital, Yamoussoukro, cuando Compaor¨¦ tuvo que huir sin tiempo apenas de hacer las maletas. Muchos a?os antes, en 1987, de Costa de Marfil salieron los vientos que empujaron a Compaor¨¦ al poder, con el asesinato de su amigo y compa?ero de armas Thomas Sankara de por medio. Y por la frontera de Costa de Marfil lo ha empujado su pueblo de vuelta. Un pueblo que sigue viendo, o al menos lo hacen los estudiantes, la sombra de las viejas redes de la franceafrique, como se conoce la relaci¨®n colonial entre Francia y sus antiguas posesiones en ?frica. Por cierto, Zida fue el emisario de Compaore para algunos de sus contactos -recurrentes- con los rebeldes marfile?os que desde 2010 gobiernan en Costa de Marfil con Ouattara al frente.
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