Rumania busca en Iohannis el conjuro contra la corrupci¨®n
El nuevo presidente, conservador y de la minor¨ªa germana, proyecta imagen de seriedad
Lipscani, en el coraz¨®n de Bucarest, vibra. Es viernes, y esta ¨¢rea peatonal est¨¢ a rebosar. El tiempo no acompa?a, pero dos chicas rubias, encaramadas a unos tacones de v¨¦rtigo, aguantan en una terraza. Es uno de los lugares m¨¢s in de la capital rumana. Las tiendecitas y galer¨ªas de arte de hace a?os son ahora franquicias de moda, clubes nocturnos y caf¨¦s, donde un capuchino puede costar lo mismo que en Madrid o Roma. Pero si se mira arriba, los pisos superiores de algunos edificios est¨¢n llenos de desconchones y tienen los cristales cuarteados. Lipscani resume bien la situaci¨®n de Rumania, golpeada por la crisis cuando empezaba a paladear la esperada recuperaci¨®n econ¨®mica. Tambi¨¦n simboliza el ansia de progreso de un pa¨ªs que trata de huir de su imagen de corrupci¨®n y del triste honor de ser el segundo Estado m¨¢s pobre de la UE (tras Bulgaria).
Los rumanos esperan que su nuevo presidente, Klaus Iohannis, conservador y de la minor¨ªa germana, suponga un lavado de cara a fondo de esa imagen. Alto, recio y parco en palabras, este catedr¨¢tico de F¨ªsica de 55 a?os y alcalde de la ciudad de Sibiu (Transilvania), ha cultivado una imagen de gestor eficiente que muchos anhelan para el pa¨ªs. Iohannis, l¨ªder del Partido Nacional Liberal (PNL) y candidato de la Alianza Cristiana Liberal (ACL), derrot¨® el pasado domingo, contra todo pron¨®stico, al actual primer ministro y candidato del Partido Socialdem¨®crata (PSD) a la presidencia, V¨ªctor Ponta, que hab¨ªa ganado holgadamente en la primera vuelta. El conservador se benefici¨® del descontento hacia Ponta, de su tibia cr¨ªtica a la corrupci¨®n y de la mala gesti¨®n de su Ejecutivo del voto emigrante.
Al socialdem¨®crata, dice Ovidiu Voicu, director de Pol¨ªticas P¨²blicas de la Fundaci¨®n Sociedad Abierta, se le volvi¨® en contra una campa?a electoral ¡°arrogante y agresiva¡±, nacionalista y llena de acusaciones personales. Ponta lleg¨® a acusar a Iohannis de ser tan poco rumano que no se sab¨ªa el himno nacional. El conservador recogi¨® el guante y lo cant¨®, completo, en el ¨²ltimo acto electoral.
El voto joven, urbano y los emigrantes castigan duramente la gesti¨®n del primer ministro Ponta
Sus cr¨ªticos le llamaron ¡°el alem¨¢n¡±. Y eso le ha ido bien. ¡°Muchos creen que su buena imagen, alejada de los comportamientos soberbios o populistas de otros pol¨ªticos rumanos, ayudar¨¢ al pa¨ªs a hacerse un hueco en la UE¡±, dice el analista Claudiu Munteanu, que destaca que Iohannis ha sabido sacar partido del estereotipo que muestra a los germanos como ¡°serios y rigurosos¡±.
Y, con el lema electoral El trabajo bien hecho, as¨ª se publicit¨®. Sibiu, la ciudad que ha dirigido durante 14 a?os, tiene una tasa de desempleo que no llega al 1% frente a casi el 7% de media en el pa¨ªs, se ha convertido en un floreciente n¨²cleo tur¨ªstico e industrial; y fue capital cultural europea en 2007. Logros que calan en Rumania que, con un PIB per c¨¢pita de 7.125 euros, ha visto c¨®mo la deficiente estructura de la Administraci¨®n y la corrupci¨®n han impedido absorber los 30.000 millones de fondos concedidos por la UE para el periodo 2007-2013. El pa¨ªs s¨®lo pudo aprovechar el 33%.
¡°Necesitamos pol¨ªticos de hechos, no de palabras¡±, dice Filoftea Tutuianu mientras se ajusta al cuello la pa?oleta floreada que le cubre los cabellos grises. No dice por qui¨¦n vot¨® ni si lo hizo. ¡°Iohannis es muy serio¡±, se limita a alabar. Tiene 64 a?os y desde hace tres d¨¦cadas lleva un puesto de fruta y verdura en el mercado de Amzei, en el centro de Bucarest. El que fue uno de los mercados m¨¢s coloridos y esplendorosos de la ciudad languidece ahora, desde que el Gobierno otorg¨® su concesi¨®n a una empresa privada que lo ha convertido en una galer¨ªa cubierta. ¡°Ya no viene casi nadie. La gente prefiere ir a los supermercados. Y eso que nuestros productos son mucho mejores¡±, se lamenta Tutuianu. Apenas quedan un pu?ado de puestos en Amzei ¡ªalgunos no del todo legales¡ª, donde el alquiler de un local puede llegar a costar 2.000 euros al mes. Su precio, como el de muchos productos ¡ªun litro de leche cuesta unos 4 lei, casi un euro¡ª, es exorbitante si se tiene en cuenta que el salario m¨ªnimo en el pa¨ªs no llega a los 300 euros.
Lejos de las remolachas y las coles de Tutuianu, Laura Stefan, consultora del laboratorio de ideas Expert Forum, tiene otro an¨¢lisis: ¡°Iohannis gan¨® votos con un discurso y una agenda clara contra la corrupci¨®n". Una lacra que se extiende desde el primer escal¨®n ciudadano ¡ªpor ejemplo, pagar para acelerar un tr¨¢mite burocr¨¢tico¡ª hasta el m¨¢ximo nivel pol¨ªtico. Este a?o, sin ir m¨¢s lejos, han sido condenados por corrupci¨®n un antiguo primer ministro (Adrian Nastase, del PSD) y dos exministros; y el jueves por la noche, la fiscal jefa contra el crimen organizado y el terrorismo fue arrestada por el mismo delito.
El segundo pa¨ªs m¨¢s pobre de la UE busca alejarse de su imagen de corrupto
Mientras, Ponta se ha mantenido en silencio sobre los esc¨¢ndalos de importantes miembros de su partido (incuso de su suegro), acusados durante la campa?a de irregularidades y sobornos por contratos p¨²blicos. Aunque bien es cierto que Iohannis est¨¢ pendiente de que la justicia se pronuncie sobre un caso de posible incompatibilidad por haber sido, durante un tiempo, alcalde de Sibiu y presidente de la empresa municipal de aguas; y que debe poner orden en su partido, que no se libra de cargos.
Cuando est¨¢ a punto de cumplirse un cuarto de siglo de la revoluci¨®n que derrib¨® al dictador Nicolae Ceaucescu, a muchos les asusta todav¨ªa todo lo que huela a concentraci¨®n de poder, se?ala la analista Stefan. Eso, dice, anim¨® tambi¨¦n a muchos acudir a las urnas para impedir que el PSD de Ponta, que adem¨¢s de la mayor¨ªa en el Parlamento tiene un amplio poder en las c¨¢maras regionales, se hiciese tambi¨¦n con la jefatura del Estado. El de presidente es un cargo con poder limitado (tiene competencias en justicia, seguridad y pol¨ªtica exterior), pero que puede bloquear medidas del Gobierno; en este caso de Ponta, con quien tendr¨¢ que cohabitar.
Ansias de crecer
- Rumania tiene 20 millones de habitantes. Adem¨¢s, se calcula, que unos cuatro millones de rumanos ¡ªtres millones en edad de trabajar¡ª viven en el extranjero. Casi el 90% de los alrededor de 400.000 emigrantes que pudieron votar en la segunda vuelta electoral a la presidencia lo hizo por Klaus Iohannis.
- Seg¨²n Eurostat, es el segundo pa¨ªs (tras Bulgaria) m¨¢s pobre de la Uni¨®n Europea, a la que se uni¨® en 2007. Tras a?os de recesi¨®n econ¨®mica y de severas medidas de austeridad, en los nueve primeros meses de 2014 registr¨® un crecimiento econ¨®mico del 3%.
- El 6,8% de los rumanos est¨¢ en paro. El porcentaje es menor al de otros pa¨ªses (Espa?a tiene el 24%) debido en parte a la emigraci¨®n. El salario m¨ªnimo en Rumania no llega a 300 euros. El medio son unos 500.
¡°La gente ha votado contra Ponta. No por Iohannis¡±, matiza Marius Lazar. Este joven activista ecologista fue uno de los miles que se moviliz¨® contra el primer ministro y su ¡°maniobra¡± para ¡°impedir¡± el voto de los emigrantes ¡ªque se preve¨ªa, como as¨ª fue, que apoyar¨ªan a su rival¡ª que en ciudades como Londres, Par¨ªs o Madrid tuvieron serias dificultades para depositar su papeleta por la nefasta log¨ªstica puesta en marcha por el Ejecutivo de Ponta. En las elecciones del domingo, con una participaci¨®n hist¨®rica del 65% --ocho puntos m¨¢s que en la primera vuelta, el pasado d¨ªa 2--, Iohannis aglutin¨® gran parte del voto urbano y el de muchos j¨®venes, cuya campa?a en las redes sociales para evitar la victoria de Ponta fue, seg¨²n el analista Munteanu, decisiva. ¡°Pero esto no es un cheque en blanco. Estamos vigilantes y preparados para luchar contra Iohannis si empieza a cometer los fallos de Ponta¡±, incide Lazar. Este, adem¨¢s, ha sido un voto a la persona (o contra una persona). No al partido. Queda a¨²n mucho recorrido hasta las elecciones parlamentarias de 2016.
Un voto por un miembro de la minor¨ªa germana ¡ªes m¨¢s, evang¨¦lico, en un pa¨ªs donde el 86% de la poblaci¨®n es ortodoxa y donde esta Iglesia tiene mucho poder¡ª que para Iohannis representa ¡°un s¨ªmbolo de madurez¡± de Rumania. ?Pero podr¨ªa aspirar uno de los dos millones de gitanos rumanos o alguien de la minor¨ªa h¨²ngara a la presidencia? Sorin Dumitru se r¨ªe ir¨®nicamente de la pregunta. Sentado en el poyete de un portal del humilde barrio de Ferentari ¡ªde mayor¨ªa gitana¡ª, este hombre de 50 a?os, enrado en carnes y bastante parco en palabras, se limita a se?alar a su alrededor, hacia un mont¨ªculo de basura en el que los vecinos depositan la porquer¨ªa ante la ausencia de contenedores. ¡°Los pol¨ªticos no se preocupan de nosotros, de los gitanos. Y si lo hacen es para perjudicarnos¡±, dice.
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