El sur de la UE se mueve

Casi tres a?os han tardado en llegar a la Pen¨ªnsula Ib¨¦rica terremotos pol¨ªticos como los que desencaden¨® la eurocrisis en Grecia e Italia. En noviembre de 2011, George Papandreu y Silvio Berlusconi dimitieron, abriendo el paso a Gobiernos t¨¦cnicos y elecciones que acabar¨ªan por reconfigurar radicalmente el sistema de partidos y la correlaci¨®n de fuerzas en ambos pa¨ªses. Espa?a y Portugal, no menos afectados por la crisis econ¨®mica, mantuvieron una estabilidad institucional y partidista que les ganaron la aprobaci¨®n de los poderes imperantes en Berl¨ªn, Bruselas y Fr¨¢ncfort. A d¨ªa de hoy, sin embargo, los poderes establecidos en ambos pa¨ªses se tambalean.

Espa?a se encuentra sumida en una transformaci¨®n pol¨ªtica de gran magnitud, con resultados demosc¨®picos (de momento no consolidados) simplemente inimaginables tres a?os atr¨¢s: Podemos encabezando los sondeos y una mayor¨ªa de catalanes por la independencia. Portugal anda aturdido por una serie de esc¨¢ndalos may¨²sculos, que afectan a las m¨¢s altas instancias del poder econ¨®mico (Banco Esp¨ªrito Santo), a las estructuras del Estado (altos funcionarios de Justicia e Interior involucrados en los visados dorados para inversores chinos) y a la pol¨ªtica (con el ex primer ministro S¨®crates detenido), y cuyas reverberaciones pol¨ªticas a¨²n est¨¢n por llegar.

En las pasadas elecciones europeas, Alexis Tsipras encabez¨® la lista de la Izquierda Unitaria Europea, s¨ªntoma inequ¨ªvoco del papel simb¨®lico de Syriza en la oposici¨®n a la pol¨ªtica econ¨®mica imperante en la Eurozona. Este fin de semana, un columnista del Financial Times, el peri¨®dico de referencia en la City de Londres, afirmaba que, ante la asfixiante ortodoxia imperante en la Eurozona, propuestas econ¨®micas de Podemos, como reestructurar la deuda y reactivar la inversi¨®n p¨²blica, representan no una peligrosa utop¨ªa, sino una alternativa de sentido com¨²n. Es poco probable que el establishment de pol¨ªtica econ¨®mica de la Eurozona, empezando por Alemania, le d¨¦ la raz¨®n. Tampoco los Gobiernos al Norte de los Alpes se la dieron a la Italia de Matteo Renzi cuando, en su operaci¨®n Mare Nostrum, decidi¨® poner ¨¦nfasis en los rescates, y no s¨®lo el control, en las operaciones de vigilancia de la inmigraci¨®n ilegal en el Mediterr¨¢neo central.

En Europa occidental, debates pol¨ªticos fundamentales sobre inmigraci¨®n, crecimiento, desigualdad o la calidad de la democracia representativa est¨¢n atenazados por el auge nacional-populista, y por la gran coalici¨®n en Berl¨ªn. La efervescencia pol¨ªtica, y tal vez la posibilidad real de cambio, hay que buscarla a orillas del Mediterr¨¢neo. En contra de todo pron¨®stico, bajo una presi¨®n insufrible, el sur de Europa ha mantenido cohesi¨®n y estabilidad social m¨¢s all¨¢ de lo imaginable, con la parcial excepci¨®n de Grecia. Si los pa¨ªses de la Europa mediterr¨¢nea consiguen gestionar su creciente dispersi¨®n ideol¨®gica, rescatar a sus instituciones capturadas con finalidades extractivas, y proyectar esta nueva energ¨ªa pol¨ªtica, tal vez sean capaces de romper la baraja en este viciado juego pol¨ªtico europeo.

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