El acuerdo nuclear es una coartada para el cambio en Ir¨¢n
Moderados y reformistas coinciden en que el sistema debe renovarse para sobrevivir
A pesar de todo el eco medi¨¢tico que consiguen los radicales iran¨ªes, conservadores moderados y reformistas aseguran que se trata de una minor¨ªa y que su tiempo ha pasado. Por motivos distintos, analistas de ambas tendencias coinciden en que Ir¨¢n no s¨®lo necesita un cambio, sino que ¨¦ste es inevitable. El acuerdo nuclear se ha convertido en la coartada para lograrlo. Con o sin ¨¦l, la Rep¨²blica Isl¨¢mica tiene que renovarse para sobrevivir.
¡°El cambio lleva a?os produci¨¦ndose¡±, constata un profesor universitario que cada semestre ense?a a dos centenares de nuevos alumnos de todas las clases sociales y procedencias geogr¨¢ficas del pa¨ªs.
La demograf¨ªa y los nuevos medios de comunicaci¨®n son un argumento recurrente frente al estereotipo revolucionario de una multitud coreando ¡°Muerte a Am¨¦rica¡±. Dos tercios de los 78 millones de iran¨ªes tienen menos de 35 a?os, es decir, han nacido despu¨¦s de la revoluci¨®n de 1979 que alumbr¨® la Rep¨²blica Isl¨¢mica. A pesar de las restricciones oficiales, la mayor¨ªa hace uso de antenas parab¨®licas, Internet y redes sociales; est¨¢n conectados con el mundo y sienten que se quedan atr¨¢s.
¡°El sistema est¨¢ corrompido, no funciona, tiene que cambiar¡±, afirma Saeed Laylaz, un reputado economista cuyas denuncias de malversaci¨®n en tiempos de Mahmud Ahmadineyad le valieron la c¨¢rcel, y a¨²n tiene prohibido salir del pa¨ªs. ¡°La gente ya no conf¨ªa en el r¨¦gimen¡±, admite.
Con todo, Laylaz se muestra convencido de que los iran¨ªes no van a echarse a la calle porque ¡°han visto lo que ocurre en Siria, en Irak, en Egipto o en Afganist¨¢n¡±. Tambi¨¦n, aunque no lo menciona, por el efecto disuasorio de la represi¨®n que acall¨® las protestas postelectorales de 2009. Pero adem¨¢s, las sanciones han cambiado las prioridades.
¡°Lo m¨¢s importante es la econom¨ªa, todo est¨¢ parado por las sanciones¡±, declara Mohamed Ali Abtahi, el que fuera vicepresidente con el reformista Mohamed Jatam¨ª y encarcelado por simpatizar con aquellas protestas.
¡°Cuando nos enteramos de que han metido a la c¨¢rcel a una chica que quer¨ªa ver un partido de voleibol o a un activista de derechos humanos, nos da mucha pena; no debiera suceder. Sin embargo, existen cuestiones m¨¢s urgentes¡±, explica un joven profesional. ¡°No llegar a fin de mes, no encontrar trabajo o no poder casarse por falta de recursos, es mucho m¨¢s grave¡±, a?ade.
¡°Sin resolver el problema nuclear, no hay posibilidad de resolver los problemas econ¨®micos¡±, apunta por su parte Davood Mohammadi, director del diario reformista Sharg.
Resulta tentador describir Ir¨¢n como una dictadura. Sin embargo, incluso quienes se muestran cr¨ªticos con el sistema clerical implantado tras la revoluci¨®n insisten en que el r¨¦gimen ¡°necesita el apoyo popular¡± para legitimarse. Mencionan los esfuerzos que realiza para alentar la participaci¨®n cada vez que hay elecciones. Por eso conf¨ªan en que se alcance un entendimiento con EEUU sobre el programa at¨®mico.
¡°A los que toman decisiones les hace falta ese acuerdo porque saben que Rohan¨ª es la ¨²ltima oportunidad; si ahora no se produce el cambio, perderemos para siempre la esperanza¡±, defiende uno de esos ciudadanos amantes de su pa¨ªs, pero desencantados con sus pol¨ªticos.
Tanto para reformistas como para conservadores, la negociaci¨®n nuclear se ha convertido en la coartada perfecta para impulsar el cambio. ¡°Hay un consenso emergente de que al r¨¦gimen le interesa m¨¢s esa alternativa para salir a delante¡±, interpreta un embajador europeo.
Desde la llegada de Hasan Rohan¨ª a la presidencia en agosto de 2013, se ha producido una ligera mejora de la econom¨ªa, los servicios p¨²blicos y el clima social, en general. Las chicas se arriesgan con ropa m¨¢s ajustada, los restaurantes osan poner m¨²sica occidental y los intelectuales vuelven a hablar con los periodistas extranjeros. Algunos iran¨ªes tienen una sensaci¨®n de d¨¦j¨¤ vu. Vivieron algo similar durante la etapa de Jatam¨ª, para luego ver como los poderes f¨¢cticos volv¨ªan a monopolizar el poder.
Pero ahora es mucho m¨¢s lo que est¨¢ en juego. El acuerdo nuclear abre las puertas a una eventual normalizaci¨®n de relaciones con EEUU algo que, aunque de momento se rechaza oficialmente, los observadores consideran inevitable. Ese paso no s¨®lo reintegrar¨¢ a Ir¨¢n en la comunidad internacional sino que supone renunciar al antiimperialismo que desde la revoluci¨®n ha sido uno los pilares del r¨¦gimen. Para los m¨¢s renuentes est¨¢ en juego la identidad de la Rep¨²blica Isl¨¢mica. De ah¨ª el doble lenguaje que sigue emanando del sistema.
Mientras Shargh informaba de la prolongaci¨®n de las negociaciones nucleares con el titular ¡°Extensi¨®n de esperanza¡±, su equivalente ultraconservador, Vatan-e Emruz, hablaba de fracaso de las ¡°conversaciones para acabar con las sanciones¡±. A la valoraci¨®n positiva de Rohan¨ª, le sigui¨® horas despu¨¦s un duro discurso del l¨ªder supremo, el ayatol¨¢ Ali Jamene¨ª, quien tiene la ¨²ltima palabra en todas las cuestiones de Estado. Aunque Jamenei reiter¨® su respaldo a las negociaciones, fustig¨® a EEUU, el interlocutor con el que tiene que entenderse.
¡°Es un elemento del proceso de negociaci¨®n. Si damos una imagen blanda, la otra pare aumentar¨¢ la presi¨®n para que hagamos concesiones¡±, desestima Amir Mohhebian, un asesor pol¨ªtico largamente afiliado con la facci¨®n m¨¢s dura del r¨¦gimen, pero que ha moderado sus posturas y ahora se le considera cercano al presidente. ¡°El sistema ha invertido mucho en resolver el problema y demostrado que Ir¨¢n es un socio fiable¡±, asegura.
Este analista considera que ¡°el tiempo no est¨¢ en contra de Ir¨¢n¡±, que el marco geopol¨ªtico favorece a su pa¨ªs cuya influencia va en aumento en toda la regi¨®n. ¡°EEUU nos necesita para resolver los problemas en Irak, Afganist¨¢n, Yemen o Bahr¨¦in. Por eso Obama envi¨® una carta al l¨ªder supremo¡±, defiende. En su opini¨®n, cuando llegue el momento, si el acuerdo es bueno, el sistema estar¨¢ detr¨¢s.
¡°Los vientos de cambio se llevaran a los radicales. Tras el acuerdo, Ir¨¢n no ser¨¢ el mismo, ni en identidad, ni en comportamiento, ni en estrategia. Nuestra situaci¨®n ser¨¢ mejor¡±, concluye en la seguridad de que la extensi¨®n de las negociaciones hasta julio merece la pena.
Por ahora, los iran¨ªes han concedido una pr¨®rroga a Rohani, pero cada d¨ªa que pasa van perdiendo el inter¨¦s por el juego.
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