Ferguson examina las ra¨ªces de la tensi¨®n racial
El suburbio de San Luis se ha convertido en un s¨ªmbolo con posibles efectos en EE UU
Muertes como la de Michael Brown no son infrecuentes en Estados Unidos. En la misma semana de agosto en que el afroamericano de 18 a?os desarmado falleci¨® en Ferguson (Misuri) por disparos de un polic¨ªa, se dio un caso igual en Ohio. Y en la siguiente, otros dos en California. Los negros de entre 15 y 19 a?os tienen 21 veces m¨¢s probabilidades de morir por disparos de un polic¨ªa que los blancos, seg¨²n datos oficiales, que no detallan si van desarmados. Pero el de Brown no se qued¨® como un n¨²mero m¨¢s en las estad¨ªsticas. Desat¨® una ola de indignaci¨®n en este suburbio de San Luis, que rebrot¨® esta semana con la decisi¨®n de un gran jurado de no imputar al agente blanco que lo mat¨®. Ferguson acumulaba una tensi¨®n racial subyacente y su muerte fue el detonante.
Desde las protestas por el fallecimiento de Brown, el 9 de agosto, esta peque?a localidad de casas bajas vive una intensa revisi¨®n interna, que ha derivado en un debate nacional sobre la relaci¨®n entre la polic¨ªa y la comunidad afroamericana. El activismo se ha disparado: han aflorado j¨®venes l¨ªderes negros que reclaman cambios profundos y aspiran a extenderlos por EE UU. Y las autoridades -blancas en una ciudad de mayor¨ªa negra- se han visto forzadas a mover ficha, algo que previsiblemente se acentuar¨¢ con las movilizaciones de esta semana tras el anuncio, el lunes, del dictamen judicial.
El gobernador de Misuri ha creado una comisi¨®n civil que har¨¢ recomendaciones. El Ayuntamiento ha suavizado un sistema de multas y ¨®rdenes judiciales por impagos que castigaba especialmente a los negros y que es la segunda fuente de ingresos municipales. La polic¨ªa se ha comprometido a contratar a m¨¢s personal negro y ha adquirido algunas c¨¢maras de v¨ªdeo para las patrullas. Y, en paralelo, el Gobierno federal investiga si, con sus pr¨¢cticas, la polic¨ªa de Ferguson ha vulnerado derechos civiles de los negros. De ser as¨ª, la obligar¨ªa a efectuar cambios que podr¨ªan tener un impacto en municipios similares. En los ¨²ltimos cinco a?os, ha habido una veintena de investigaciones de este tipo en EE UU.
En Ferguson, de 21.000 habitantes, los afroamericanos suponen el 67% de la poblaci¨®n, pero el 5,7% de la fuerza policial. Los blancos tambi¨¦n colman los cargos pol¨ªticos, judiciales y educativos. En 1970, los blancos supon¨ªan el 99% de la poblaci¨®n. La p¨¦rdida demogr¨¢fica blanca y el poco poder negro son comunes en otras partes de EE UU. Los ingresos medios en Ferguson son de 37.000 d¨®lares anuales, un tercio menos que el promedio de Misuri. Cerca de una cuarta parte de la poblaci¨®n vive por debajo del nivel de pobreza federal.
Pero el caso Brown tambi¨¦n ha fracturado Ferguson. Entre los que est¨¢n hartos de los disturbios y quieren volver al anonimato anterior del municipio, y los que bendicen los altercados como un modo de denuncia. O los que defienden la actuaci¨®n del polic¨ªa Darren Wilson frente a los que creen que la muerte de Brown -recibi¨® al menos seis disparos al mediod¨ªa de un s¨¢bado en una calle residencial y su cad¨¢ver estuvo cuatro horas tendido- ejemplifica la supuesta discriminaci¨®n habitual de la polic¨ªa y la justicia con los afroamericanos
¡°Espero que de esto salga algo bueno¡±, dice Mar¨ªa Flores, una mujer mexicana de 60 a?os que lleva 30 en Ferguson. Posee un restaurante mexicano en el cuidado centro de la ciudad, de mayor¨ªa blanca, y a un bloque de la comisar¨ªa de polic¨ªa, epicentro de las protestas de esta semana por la exoneraci¨®n del agente que mat¨® a Brown. El restaurante ha protegido su fachada con maderas por miedo a ataques de los manifestantes, como los que sufrieron establecimientos cercanos y el Ayuntamiento. Flores lamenta la ¡°imagen muy triste¡± que se est¨¢ dando de Ferguson, que hasta la muerte de Brown, se?ala, era un ejemplo de tranquilidad. Su establecimiento ha perdido un 70% de clientes desde entonces.
En la acera de enfrente, hay una tienda, tambi¨¦n tapiada, que busca precisamente revertir la mala imagen. Vende camisetas y carteles de I love Ferguson (Quiero a Ferguson). Es una iniciativa, nacida en agosto, de un exalcalde para recaudar fondos para los comercios saqueados y promover una comunidad ¡°m¨¢s unida¡±, seg¨²n su manifiesto fundacional. En los alrededores, apenas se ve un establecimiento o una casa sin uno de los carteles. Pero ocurre lo contrario tres kil¨®metros al este: en el entorno de una desangelada avenida, cercana al lugar -de mayor¨ªa negra- en que falleci¨® Brown y epicentro de las protestas de agosto y de los incendios del lunes tras el anuncio judicial. En esa zona, lo que m¨¢s se ven son carteles y camisetas en honor de Brown.
La polic¨ªa de Ferguson ha suavizado un sistema de multas que castigaba a los afroamericanos y ha prometido contratar a m¨¢s personal negro. Y Misuri ha creado una comisi¨®n civil sobre la ciudad
En una oficina en esa avenida tiene su sede Hands Up United, una organizaci¨®n nacida tras las protestas de agosto. Entre su agenda de cambios, est¨¢ promover candidatos negros a las elecciones de abril en que se renueva la mitad del Ayuntamiento de Ferguson. El alcalde es blanco y solo uno de los seis ediles es negro. ¡°Tratamos de educar sobre el proceso pol¨ªtico¡±, dice su cofundador Tory Russell, negro de 30 a?os. La tasa de participaci¨®n electoral de los afroamericanos es muy baja en Ferguson.
Hands Up United integra una coalici¨®n de unos 50 grupos creados tras la muerte de Brown hace tres meses. Son una amalgama variopinta: coinciden en pedir justicia para el joven, pero difieren en objetivos a medio plazo y m¨¦todos. Algunos aspiran a consolidarse nacionalmente. De momento, esta semana han logrado organizar protestas a lo largo de EE UU contra el dictamen judicial. Aunque en Ferguson han sido menos transversales que en agosto y su enfoque pacifista se ha visto eclipsado por los graves disturbios de la noche del lunes.
La familia Brown tambi¨¦n busca una transformaci¨®n nacional con su campa?a para que todo agente de polic¨ªa lleve una c¨¢mara de v¨ªdeo, lo que hubiera sido clave en determinar c¨®mo muri¨® su hijo. La familia sostiene que el joven alz¨® sus brazos ante el agente en se?al de rendici¨®n. Wilson lo niega y dice que le dispar¨® porque sufri¨® por su vida. Desde el inicio de su campa?a, los cuerpos de varias grandes ciudades han comprado c¨¢maras. Ferguson se ha convertido en un s¨ªmbolo en EE UU. La inc¨®gnita es si se consolidar¨¢ y si la ciudad lograr¨¢ curar sus enquistadas heridas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Disturbios Ferguson
- Disturbios raciales
- Ferguson
- Michael Brown
- Afroamericanos
- Misuri
- Violencia racial
- Disturbios
- Afrodescendientes
- Estados Unidos
- Conflictos raciales
- Poblaci¨®n negra
- Violencia
- Racismo
- Norteam¨¦rica
- Grupos sociales
- Delitos odio
- Sucesos
- Discriminaci¨®n
- Am¨¦rica
- Conflictos
- Prejuicios
- Delitos
- Justicia
- Problemas sociales