Consumo y soja: un modelo agotado
La inflaci¨®n y la ca¨ªda del precio del vegetal muestran los l¨ªmites del sistema
En la siguiente escena no hay nada extra?o, pero est¨¢ llena de se?ales preocupantes. Nos encontramos en un supermercado del barrio porte?o de Recoleta, uno de los m¨¢s adinerados de Argentina. Un hombre de mediana edad, en mangas cortas, paga su compra de 250 pesos ¡ªequivalente a 23 euros¡ª en cuotas sin intereses de cinco mensualidades. Millones de argentinos hacen cada d¨ªa una operaci¨®n semejante. Unos, porque llegan muy justos de dinero a fin de mes y otros, porque saben que en cinco meses la inflaci¨®n habr¨¢ convertido en calderilla la ¨²ltima cuota a pagar. En Argentina se suele abonar a plazos desde un exprimidor de naranjas hasta las vacaciones de verano. El Gobierno ha fomentado el consumo interno como la manera m¨¢s eficiente de escapar de la crisis de 2001. Y hasta ahora se las arregl¨® para que muchos salarios subieran por encima de la inflaci¨®n mientras iba pagando sus deudas en el exterior.
Argentina es, despu¨¦s de Estados Unidos y Brasil, el tercer productor mundial de soja. Y los altos precios de esta leguminosa fueron muy ¨²tiles para que los sueldos subieran m¨¢s que la inflaci¨®n. Pero la soja lleva ocho meses cayendo. Llegan las Navidades y la gente quiere mantener el ritmo de la carrera, salir y comprar regalos. Los sindicatos piden pluses y exenciones de impuestos en diciembre para compensar la inflaci¨®n. Hasta los gremios m¨¢s apegados al Gobierno demandan esas pagas y exenciones. Y los gremios opositores pasan directamente a la acci¨®n: el pasado jueves hubo en Buenos Aires una huelga parcial de camiones, trenes y autobuses desde las cuatro a las siete de la ma?ana, las horas clave para desplazarse al trabajo. Cristina Fern¨¢ndez ve en esos reclamos la intenci¨®n pol¨ªtica de desgastar al Gobierno, m¨¢s que una aut¨¦ntica necesidad econ¨®mica.
¡°Lo que se est¨¢ viendo ahora es el agotamiento de un modelo econ¨®mico¡±, explica Roberto Bisang, titular de Econom¨ªa Agropecuaria en la Universidad de Buenos Aires. ¡°Desde 1994 a 2010 Argentina pas¨® de cultivar 20 a 32 millones de hect¨¢reas de soja. Y pas¨® de producir 42 millones de toneladas a m¨¢s del doble, unos 96 millones. Pero sucede que la tierra es finita. Y Dios es argentino pero no tanto. Se han ido incorporando nuevos pa¨ªses al mercado de la soja, como Ucrania, Kazajist¨¢n y la propia Rusia. Y el a?o pasado Estados Unidos tuvo la mejor cosecha del siglo. As¨ª que en los ¨²ltimos ocho meses el precio de la soja cay¨® de 530 d¨®lares a 380¡±.
En los ¨²ltimos ocho meses el precio de la soja cay¨® de 530 d¨®lares a 380
Esa ca¨ªda, seg¨²n Roberto Bisang, ha puesto de relieve todas las deficiencias de un modelo basado en el consumo. ¡°Por supuesto que el contexto internacional no es favorable. Pero, cuando hizo sol, Argentina no se compr¨® paraguas como s¨ª hizo Chile; ac¨¢ no se ahorr¨®, no se invirti¨® en industria. Solo se foment¨® el consumo primario: televisores, electrodom¨¦sticos, autom¨®viles y todos los cachivaches que nos vende China. Esos tel¨¦fonos y esos coches se compran en buena parte con los d¨®lares que mete la soja en este pa¨ªs. Porque la soja supone el 24,5% de las exportaciones totales. Y el Gobierno recauda a los productores de soja el 35% de todo lo que venden fuera. Ese dinero alcanz¨® para el primer coche y el primer televisor de plasma, pero tiene los d¨ªas contados. As¨ª se gana unas elecciones con el 54% de los votos, como gan¨® Cristina en 2011. Pero se desdibuja la posibilidad de tener un pa¨ªs industrializado¡±.
El Gobierno siempre esgrimi¨® que su primer objetivo es preservar los puestos de trabajo. Y en eso se ha mantenido firme. Pero no ha sido un buen a?o para Argentina. Fern¨¢ndez, que siempre se neg¨® a devaluar el peso porque dec¨ªa que era como meterle la mano en el bolsillo a los m¨¢s pobres, se vio obligada a devaluarlo en enero. Adem¨¢s, el pa¨ªs sufri¨® dos trimestres consecutivos de ca¨ªda en el Producto Interior Bruto, el ¨²ltimo de 2012 y el primero de 2013. Y en el tercer trimestre la tasa de desempleo pas¨® de 6,8% a 7,5%. Y la industria automotriz se encuentra en octubre un 19,2% por debajo de la que actividad que ten¨ªa hace un a?o. No obstante, el ministro de Econom¨ªa, Axel Kicillof, asegura que el pa¨ªs se encuentra mejor que en 2012.
La tierra es finita. Y Dios es argentino pero no tanto Roberto Bisang, Universidad de Buenos Aires
Sigamos con el se?or de mangas cortas que paga a plazos su compra. Hace calor, pero los d¨ªas m¨¢s calurosos del verano est¨¢n por llegar. Eso significa que el uso del aire acondicionado pondr¨¢ al l¨ªmite la capacidad energ¨¦tica, que puede haber cortes de luz y protestas en las calles. Eso es lo que ocurri¨® en diciembre del a?o pasado en Buenos Aires.
Y a los cortes de luz se le a?ade en diciembre algo peor: el saqueo a los supermercados. En los ¨²ltimos dos a?os murieron unas 30 personas en los disturbios de diciembre en el pa¨ªs. ?Qu¨¦ lleva a cientos de personas a robar televisores y electrodom¨¦sticos en los supermercados? El Gobierno ve en esos actos la mano oscura de dirigentes vecinales de la oposici¨®n. Pero no hay condenas firmes contra nadie.
Y en medio de todo eso, est¨¢ la batalla del Gobierno contra los llamados fondos buitre. Muchos consultores econ¨®micos creen que si se ha conseguido ahuyentar el fantasma de una segunda devaluaci¨®n es porque el mercado cree que el Gobierno y los buitres llegar¨¢n a un acuerdo en enero. Eso podr¨ªa insuflar a la econom¨ªa la inyecci¨®n de d¨®lares que tanto necesita. Pero nada est¨¢ garantizado.
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