No es un asunto de salchichas
El fin de la impunidad en M¨¦xico ser¨ªa tambi¨¦n el de un sistema al que la clase pol¨ªtica debe su existencia
Para los que dirigen la vida p¨²blica la democracia no es m¨¢s que una manera eficiente de lograr el consenso a los acuerdos que toman en lo oscurito. La fe en las virtudes de la opacidad es la verdadera religi¨®n de los pol¨ªticos. Durante d¨¦cadas los periodistas hemos hecho acuciosas descripciones de las votaciones importantes en las c¨¢maras como si en verdad fuera all¨ª donde se est¨¢ decidiendo el destino de todos. En nuestro fuero interno sabemos que la mayor¨ªa de las veces las discusiones acaloradas y las votaciones apretadas constituyen una puesta en escena de algo que se decidi¨® en una charla de sobremesa entre media docena de l¨ªderes unos d¨ªas antes. Con el tiempo nos hemos acostumbrado al hecho de que en pol¨ªtica, como en la magia, lo importante no es lo que sucede a la vista de todos, sino aquello que tiene lugar tras bambalinas, por fuera de los reflectores.
Si son honrados, que los hay, prefieren la opacidad simplemente porque las decisiones entre pocos se toman de manera r¨¢pida y expedita, y sin necesidad de explicar al p¨²blico las componendas que todo acuerdo supone. En esencia la pol¨ªtica es el arte de reconciliar las diferencias. O como dijo el multicitado Otto von Bismarck, ¡°con las leyes pasa lo que con las salchichas: es mejor no ver c¨®mo se hacen¡±.
Pero mucho me temo que las razones que llevaron al PRI a rechazar el proyecto de ley de transparencia y anticorrupci¨®n esta misma semana tiene poco que ver con las salchichas. No es por un prurito pr¨¢ctico o para evitar un desgaste innecesario que el Gobierno mexicano se niega a la rendici¨®n de cuentas y al escrutinio p¨²blico. El problema no es la manera en que se hacen los embutidos sino el origen inadmisible y nauseabundo de la carne que los rellena; el problema es la naturaleza inconfesable de aquello que esconden.El proyecto de ley que congelaron ahondaba en el sistema de concesiones p¨²blicas y era mucho m¨¢s estricto en los temas relacionados con el conflicto de intereses, como el que ha sacudido recientemente a la opini¨®n publica en torno a las mansiones adquiridas por miembros del c¨ªrculo cercano a Pe?a Nieto. En ese sentido, es una ley que podr¨ªa exhumar infinidad de esc¨¢ndalos tan pronto fuese aprobada.
Por otra parte, las implicaciones pol¨ªticas de la transparencia tambi¨¦n comprometer¨ªan parte de la maquinaria electoral que soporta al PRI. Pr¨¢cticamente invalidar¨ªa el uso pol¨ªtico electoral de los sindicatos, pues obligaba, entre otras cosas, a entregar una relaci¨®n detallada de los recursos p¨²blicos que reciban, econ¨®micos o en especie, y un informe puntual del destino final de todos los ingresos. Obligaba tambi¨¦n a transparentar la vida de los partidos y del uso discrecional de recursos ente los propios legisladores. Posibilitar¨ªa tambi¨¦n intervenir de manera m¨¢s rigurosa en la finanzas de los gobiernos estatales, fuente oscura de financiamiento de la base territorial de los partidos.
?A pesar de que fue el propio presidente Pe?a Nieto, como parte de su plan de 10 puntos para combatir la corrupci¨®n y la inseguridad quien se comprometi¨® a lanzar el Sistema Nacional Anticorrupci¨®n a golpe de leyes capaces de ventilar la vida publica, ha sido su partido el que par¨® en seco la aprobaci¨®n de dichas leyes.
Todo indica que contra sus propias intenciones reformadoras para responder a la indignaci¨®n popular, el c¨¢lculo de los priistas les ha convencido que no pueden permitirse la transparencia. En la valoraci¨®n de da?os asumieron que les resulta m¨¢s barato afrontar el costo de ser acusados de opacos y manipuladores (nada que no se supiese) a arriesgarse a destapar un esc¨¢ndalo de corrupci¨®n tras otro.En las ¨²ltimas semanas Obama, Clinton, The Economist, The NewYork Times y todos cuantos han abordado la crisis de credibilidad en M¨¦xico han sugerido al gobierno que transite a la transparencia y a la rendici¨®n de cuentas de manera expedita e impostergable.
Lo sabemos todos, lo saben ellos. El estado de derecho es lo ¨²nico que podr¨ªa rescatar a M¨¦xico. Pero el fin de la impunidad es tambi¨¦n el principio del fin de un sistema al que esta clase pol¨ªtica debe su existencia y su reproducci¨®n. Lo que sucedi¨® esta semana en la C¨¢mara es una muestra de que el priismo no tiene ningunas ganas de suicidarse.
Twitter: @jorgezepedap
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