Claroscuros del fin de la Guerra Fr¨ªa
La normalizaci¨®n de relaciones es vivida como una sacudida emocional por las miles de familias que quedaron rotas por el exilio
El pasado mi¨¦rcoles, el escritor cubano Leonardo Padura se levant¨® temprano en su casa de Mantilla, el barrio obrero de la periferia habanera donde naci¨® hace 59 a?os y que es escenario de algunas de sus novelas polic¨ªacas m¨¢s famosas. Como cada ma?ana, Padura col¨® caf¨¦, repas¨® las informaciones de la prensa, dio un beso a su esposa, Luc¨ªa, y se puso a trabajar. La rutina habitual de uno de los narradores m¨¢s destacados de la Cuba actual, autor de una veintena de libros, entre ellos El hombre que amaba a los perros, sobre la historia del asesino de Trotsky, Ram¨®n Mercader. Por la ma?ana Leonardo hab¨ªa escuchado que el presidente Ra¨²l Castro se dirigir¨ªa a la naci¨®n a las 12 en punto, y a esa hora precisa encendi¨® el televisor. Diez minutos despu¨¦s llam¨® a su esposa agitado: Cuba y EE UU hab¨ªan decidido restablecer relaciones diplom¨¢ticas. Al escuchar la noticia, Luc¨ªa rompi¨® a llorar. ¡°La historia escondida tras esas l¨¢grimas era muy fuerte: ella naci¨® en diciembre de 1959 y su padre se march¨® de Cuba en 1960. Eran los tiempos duros del enfrentamiento. ?l nunca pudo regresar, y cuando Luc¨ªa por fin pudo viajar a Miami, en los noventa, su padre hab¨ªa muerto. Nunca m¨¢s se vieron¡¡±.
Cuenta Padura que Luc¨ªa lloraba aquella ma?ana no solo por su historia personal, sino por las miles y miles de personas que vivieron experiencias similares, o incluso m¨¢s tremendas. Familias rotas, hermanos que dejaron de hablarse, padres que perdieron el contacto con sus hijos, hijos que renegaron de sus padres, todo eso se vivi¨® en Cuba durante medio siglo de confrontaci¨®n pol¨ªtica entre dos Gobiernos, el de La Habana y Washington, en medio de cuyos exabruptos y crisis c¨ªclicas millones de cubanos han vivido y sufrido sin esperanza de arreglo hasta ahora.
Familias rotas, hermanos que dejaron de hablarse, hijos que renegaron de sus padres, eso se vivi¨® en Cuba durante medio siglo ?
¡°Mientras los cubanos dorm¨ªamos ocurri¨® lo incre¨ªble; Ra¨²l y Obama firmaban la paz y, nosotros, que nos hab¨ªamos preparado para disparar al enemigo, ahora tenemos que aprender a recibirlos de otro modo. Ya no los podemos culpar por nuestras desgracias¡±, afirma la escritora Wendy Guerra, autora del libro Todos se van, llevado al cine, que cuenta las vicisitudes y frustraciones de una generaci¨®n de cubanos que naci¨® con la revoluci¨®n y escuch¨® la ret¨®rica antiimperialista desde la infancia. ¡°Yo nac¨ª y crec¨ª en el embargo, y todo, absolutamente todo lo que ocurr¨ªa en esta isla era culpa de los americanos. Nuestra obsesi¨®n por los americanos, los largos discursos aludiendo a sus desmanes, la oscuridad de esa presencia lejana va dejando de serlo¡±.
Dice Padura que el anunci¨® simult¨¢neo de Obama y Ra¨²l Castro, el pasado mi¨¦rcoles, representa el ¡°acta de defunci¨®n tard¨ªa de la Guerra Fr¨ªa¡±. ¡°A partir de ahora hay que reconstruir la ret¨®rica que ha primado y la que ha servido de base a las relaciones y a la din¨¢mica entre ambos pa¨ªses¡±, cree el escritor, que recuerda que ¡°las relaciones entre Cuba y EE UU se rompieron en otro momento hist¨®rico, cuando hab¨ªa pa¨ªses que ya ni existen e imperios que tambi¨¦n han desaparecido¡±.
¡°Debemos aprender el arte de convivir de forma civilizada, con nuestras diferencias¡±, dijo Ra¨²l Castro al anunciar el deshielo. Y este deshielo, a juicio de numerosos cubanos, como el artista Marco Castillo, integrante de Los Carpinteros, puede ser ¡°muy beneficioso¡± para los cubanos, al tiempo que dif¨ªcil de digerir para la generaci¨®n que luch¨® en la Sierra Maestra y fue educada en el odio al yanqui.
Debemos aprender el arte de convivir de forma civilizada, con nuestras diferencias Ra¨²l Castro al anunciar el deshielo
¡°El embargo ya se hab¨ªa debilitado¡±, constata Carlos Garaicoa, otro artista cubano con estudio en Madrid y La Habana que acaba de regresar de Art Basel de Miami. Hab¨ªa all¨ª numerosos creadores que residen en la isla y que viajaron a participar en esta feria con permiso de EE UU. Pero normalizar las relaciones fomentar¨ªa a¨²n m¨¢s los intercambios.
Padura cree que el restablecimiento de las relaciones bilaterales, aunque no suponga el fin del embargo, aliviar¨¢ la situaci¨®n de muchas personas. ¡°Sin duda es bueno que se incrementen las remesas, que desaparezcan las restricciones para que el exilio invierta en Cuba o que se promuevan m¨¢s los peque?os negocios¡±. Pero la normalizaci¨®n implica tambi¨¦n nuevos retos. ¡°Vimos a un Obama que intentaba descifrarnos y tendernos una mano para vivir la transici¨®n de otra manera¡±, asegura Wendy Guerra, que se?ala: ¡°No podemos perder nuestra identidad y ese ser¨¢ el reto al naturalizar las relaciones con un pa¨ªs que tiene tanta curiosidad por nosotros, como nosotros tanta necesidad de entendernos con esa naci¨®n donde vive la mitad de nuestras familias¡±.
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