La contaminaci¨®n ahoga al r¨¦gimen chino
La lucha contra la poluci¨®n, que causa gran descontento social, es una prioridad pol¨ªtica
La contaminaci¨®n del aire, de los r¨ªos y las tierras de cultivo en China es de tal magnitud que no solo amenaza el crecimiento econ¨®mico y la salud p¨²blica: tambi¨¦n la estabilidad pol¨ªtica. El creciente descontento social ha convertido el combate a la poluci¨®n en prioridad pol¨ªtica del Gobierno de Xi Jinping, junto a la lucha contra la corrupci¨®n. Entre enero y septiembre de este a?o, las denuncias por contaminaci¨®n se han duplicado respecto al mismo periodo de 2013, seg¨²n inform¨® esta semana la prensa oficial. Unas 190.000 empresas han sido castigadas en el ¨²ltimo bienio por violar leyes medioambientales y las multas impuestas suman 520 millones de euros.
El pr¨®ximo 1 de enero entrar¨¢ en vigor una nueva versi¨®n de la Ley de Protecci¨®n Medioambiental, la principal en este ¨¢mbito, que prev¨¦ multas mucho m¨¢s fuertes a quienes contaminen y a los funcionarios que lo toleren.
La indiferencia que mostraban hasta hace dos a?os el r¨¦gimen ante lo que consideraban una consecuencia inevitable del crecimiento econ¨®mico est¨¢ llegando a su fin. Una muestra de lo que puede hacer la voluntad pol¨ªtica la vivieron los pequineses en noviembre. Durante una semana, los cielos habitualmente sucios de la capital fueron de un azul brillante. Tan brillante que fue bautizado como ¡°azul APEC¡±, en alusi¨®n a la cumbre Asia-Pac¨ªfico que se celebraba entonces en Pek¨ªn. Para garantizar un aire pr¨ªstino durante la reuni¨®n, las autoridades impusieron medidas como la prohibici¨®n de circular a la mitad de los veh¨ªculos de la capital cada d¨ªa y el cierre de f¨¢bricas en 200 kil¨®metros a la redonda.
El azul no es el color habitual del cielo en la mayor parte de China. El exministro de Sanidad Chen Zhu calculaba en enero pasado que cada a?o mueren prematuramente entre 350.000 y 500.000 chinos debido a la contaminaci¨®n. Ya en 2013 un estudio publicado en The British Medical Journal y patrocinado por la Asociaci¨®n Nacional de Ciencias Naturales de China y el Consejo Nacional Australiano para la Salud y la Investigaci¨®n M¨¦dica vinculaba la poluci¨®n del aire en Pek¨ªn con la p¨¦rdida de a?os de vida.
La venta de purificadores de aire para el hogar o la oficina se ha disparado, pese a que pueden llegar a costar 2.000 euros por unidad. El a?o pasado el volumen de ventas alcanz¨® los 463 millones de euros, cerca del doble de 2012, seg¨²n la consultora Daxue Consulting. En Pek¨ªn, algunos colegios internacionales han instalado sofisticadas y car¨ªsimas burbujas gigantescas para que sus alumnos puedan salir al recreo sin correr riesgos en los peores d¨ªas, esos en los que las im¨¢genes de chinos caminando como sombras entre la bruma de aire sucio dan la vuelta al mundo.
Y no es solo el aire. Seg¨²n ha admitido el Gobierno, el 20% del suelo de cultivo est¨¢ contaminado, al igual que el 60% del agua en superficie, algo que ha comenzado a impactar una econom¨ªa que se ralentiza. El malestar de la poblaci¨®n del pa¨ªs con respecto a la poluci¨®n es cada vez mayor, algo tangible en las redes sociales y en las frecuentes manifestaciones de protesta por motivos medioambientales.
Los efectos en la econom¨ªa y el descontento social han obligado al Gobierno a reaccionar. ¡°Buena parte de la agenda pol¨ªtica de los l¨ªderes se dirige a aumentar la satisfacci¨®n de la clase media urbana. Cuando este sector clave de la sociedad se ha empezado a quejar de la contaminaci¨®n y generar un gran debate, los l¨ªderes le han prestado o¨ªdos y lo han puesto en primer lugar de su agenda¡±, explica el director del programa para China de Greenpeace, Ma Tianjie.
En septiembre de 2013, China lanz¨® un amplio plan nacional de lucha contra la contaminaci¨®n. Y en marzo pasado el primer ministro, Li Keqiang, declaraba la ¡°guerra a la poluci¨®n¡±, que aseguraba que se combatir¨¢ ¡°con el mismo vigor con que nos enfrentamos a la pobreza¡±.
Esta nueva voluntad pol¨ªtica ha marcado una diferencia, a juicio del representante de Greenpeace. Desde el 1 de enero de 2014, las principales empresas contaminantes deben divulgar sus emisiones en tiempo real. Se ha impuesto a las provincias objetivos precisos y su cumplimiento contar¨¢ al evaluar a los funcionarios para un ascenso. O para un cese.
Este cambio de actitud se refleja tambi¨¦n en el giro del Gobierno en su posici¨®n sobre el cambio clim¨¢tico. En noviembre acord¨® un pacto hist¨®rico con EE UU para llegar en 2030 (o antes) al m¨¢ximo de sus emisiones de gases causantes del efecto invernadero, cerca de una d¨¦cada antes de lo que calculaban los analistas. Pek¨ªn se comprometi¨® tambi¨¦n obtener el 20% de su energ¨ªa de fuentes renovables para 2030.
Las medidas parecen haber comenzado a arrojar cierto fruto. Un estudio de Greenpeace indica que en el primer semestre de este a?o la contaminaci¨®n en Pek¨ªn descendi¨® casi un 10% con respecto al a?o pasado. El consumo de carb¨®n ¡ªque representa dos tercios de la cesta energ¨¦tica china¡ª descendi¨® este octubre por primera vez en la historia moderna.
Aunque no todo es de color de rosa. Est¨¢ por ver si las nuevas medidas se aplican seriamente o pasan a engrosar el largo archivo de normas chinas que solo existen sobre el papel. Las organizaciones ecologistas advierten tambi¨¦n del peligro de iniciativas que simplemente desplacen la contaminaci¨®n del este desarrollado del pa¨ªs al oeste m¨¢s pobre. Los analistas echan en falta campa?as de educaci¨®n ciudadana y un impuesto verde antipoluci¨®n.
Expertos como Zhang Boju, de la ONG china Friends of Nature, advierten tambi¨¦n contra la presi¨®n de los ¡°intereses creados, basados en el viejo sistema de desarrollo econ¨®mico, la industria qu¨ªmica pesada y las energ¨ªas f¨®siles, donde hacer caso omiso del desarrollo sostenible es bastante com¨²n¡±. Incluso en el acuerdo con EE UU persiste una gran inc¨®gnita: el nivel que alcanzar¨¢n las emisiones chinas cuando alcancen su techo. ¡°Sabemos cu¨¢ndo llegaremos a la cima de la monta?a pero no el tama?o que va a tener esa monta?a¡±, explica Ma.
Mientras, la poluci¨®n sigue siendo el pan nuestro de cada d¨ªa: un informe de la ONG Institute of Public and Environmental Affairs (IPE) a mediados de diciembre revelaba que de 2.679 grandes empresas estudiadas, 1.092 contaminaron el aire entre agosto y octubre de este a?o. Entre ellas, empresas estatales como Chalco, el gigante chino del aluminio.
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