Hacia un repliegue militar en Cuba
La normalizaci¨®n con EE UU puede impulsar el acceso de civiles a la c¨²pula cubana
Tras 56 a?os en pie de guerra, la onda expansiva de la normalizaci¨®n entre Cuba y Estados Unidos puede modificar el organigrama y perfil del poder revolucionario, cuya c¨²spide ocupan Ra¨²l Castro, los comandantes de Sierra Maestra y un grupo de generales, todos miembros del bur¨® pol¨ªtico y del comit¨¦ central del Partido Comunista de Cuba (PCC). Fidel Castro sigue ah¨ª, ic¨®nico, pero en ch¨¢ndal. Si el acercamiento binacional progresa, la profundizaci¨®n de los intercambios, los viajes, los turistas, y el estrechamiento de las relaciones pol¨ªticas y econ¨®micas pueden conducir a un cambio en la correlaci¨®n de fuerzas en el equipo al mando, esto es a la progresiva entrada de civiles en importantes despachos. Hasta ahora los militares desempe?an las funciones ejecutivas estrat¨¦gicas. La influencia de tecn¨®cratas y paisanos es limitada.
El s¨ªndrome de plaza sitiada, la permanente movilizaci¨®n de todas las instancias civiles y militares en defensa de la soberan¨ªa nacional, fren¨® el acceso de cualificados profesionales al sanedr¨ªn de la plaza de La Revoluci¨®n, al que s¨®lo se tuvo acceso desde la incondicionalidad ideol¨®gica y la experiencia en combate. Quienes olvidaron la primera cl¨¢usula fueron fulminados. El v¨¦rtice lo ocupa Ra¨²l Castro (83 a?os), presidente del Consejo de Estado y de Ministros. Legalmente, su segundo es el ingeniero Miguel D¨ªaz-Canel (54 a?os), vicepresidente, que le suceder¨ªa en caso de retirada o fallecimiento. Las facultades de Marino Murillo (53 a?os), ministro de Econom¨ªa, ascendido a vicepresidente, han sido ampliadas porque las reformas econ¨®micas son prioritarias.
La historia ayuda a entender algunos aspectos de una militarizaci¨®n que llev¨® a la asfixia de libertades civiles fundamentales y a la prohibici¨®n de cualquier asociacionismo pol¨ªtico al margen del PCC. Queda por ver c¨®mo evoluciona esa percepci¨®n. La fracasada invasi¨®n de Bah¨ªa de Cochinos, tambi¨¦n conocida como Playa Gir¨®n, fue el detonante del rearme cubano y de los duraderos cambios en el enfoque y movimientos del organigrama. Tropas de cubanos exiliados, entrenados por la CIA invadieron la isla en abril de 1961, pero fueron derrotados por las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR). Fidel Castro toc¨® a rebato y orden¨® aplastar cualquier intentona contrarrevolucionaria.
La retirada de los cohetes sovi¨¦ticos de la isla en 1962 a cambio de la promesa norteamericana de no volver a invadir la isla, modific¨® las guardias del r¨¦gimen. Obviamente, el ministro de Defensa y las FAR, Leopoldo Cintra Fr¨ªas, (73 a?os) es uno de los generales poderosos porque el desembarco de Playa Gir¨®n nunca pas¨® al olvido, pero desde entonces el Ministerio del Interior y los cuerpos de seguridad cobraron una importancia crucial. El general Abelardo Colom¨¦ Ibarra (75 a?os) sigue al frente del ministerio, y el coronel Alejandro Castro Esp¨ªn, (49 a?os) coordina los servicios de inteligencia militares y civiles.
Progresivamente, militantes m¨¢s j¨®venes y sin formaci¨®n militar, cincuentones la mayor¨ªa, se van incorporando a la jefatura en responsabilidades econ¨®micas y diplom¨¢ticas, entre ellos el ministro de Exteriores, Bruno Rodr¨ªguez, (56 a?os), con un equipo de embajadores y funcionarios consulares de treinta?eros. No obstante, en la c¨²pula de otros puestos claves mandan todav¨ªa los galones y la confianza personal. El coronel Luis Alberto Rodr¨ªguez, ex yerno de Ra¨²l Castro preside un conglomerado clave y enorme: el Grupo de Administraci¨®n Empresarial S.A. (GAESA), que controla buena parte de la econom¨ªa nacional a trav¨¦s de la actividad comercial, importadora y exportadora, de las numerosas empresas asociadas, estatales o mixtas. Hoteles, tiendas, fabricas de armamentos, una aerol¨ªnea, granjas y plantaciones son algunos de los negocios del holding militar.
Los c¨ªrculos del poder cubano convergen en hombres de biograf¨ªa miliciana, comprometida desde la Guerra Fr¨ªa contra EE UU, contra el imperio, contra el enemigo con el que la pasada semana se firm¨® una paz trascendente y a¨²n incierta. Uno de los jefes m¨¢s poderosos, odiado como represor en los c¨ªrculos anticastristas m¨¢s radicales, ex ministro del Interior y protagonista de misiones de especial relevancia, es el comandante de la Sierra Maestra Ramiro Vald¨¦s. Son reveladoras sus recientes fotograf¨ªas en escorzo, en la sombra, escuchando el discurso de Ra¨²l Castro anunciador del regreso a Cuba de los tres esp¨ªas, de los tres ¡°h¨¦roes antiterroristas¡± en prisiones de EE UU.
El siguiente objetivo es el levantamiento del embargo, m¨¢s dif¨ªcil porque no depende de los poderes ejecutivos de Barack Obama, sino de que dem¨®cratas y republicanos concluyan que conviene la conciliaci¨®n con el vecino cercano y distante. No pocos argumentar¨¢n que Cuba sigue sin ser una democracia y que nada sustancial recibe a cambio EE UU, pero levantar¨¢n el pulgar cuando se vote no para convalidar a Obama sino para cerrar espacios a chinos, rusos y otros intrusos en la estrat¨¦gica y apetecida isla caribe?a, que siempre seguir¨¢ a 145 kil¨®metros de las costas de Florida.
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