Compa?ero Obama
El acuerdo con EE UU transforma la ret¨®rica antiimperialista de La Habana
Durante d¨¦cadas en el malec¨®n de La Habana una valla llam¨® la atenci¨®n de viajeros y turistas. En ella, un T¨ªo Sam con sombrero de copa y la bandera americana intentaba asustar a un miliciano que, desde su islita y con un fusil en la mano, gritaba al enemigo: ¡°Se?ores Imperialistas ?No les tenemos absolutamente ning¨²n miedo!¡±. El lugar donde se ubicaba esta propaganda, cerca del Hotel Nacional, en la curva del paseo mar¨ªtimo donde se levanta la Secci¨®n de Intereses de Estados Unidos, era un sitio de peregrinaci¨®n obligada para los que quer¨ªan llevarse a casa aquella simp¨¢tica imagen que era una buena representaci¨®n de que la Guerra Fr¨ªa en el caribe segu¨ªa bien caliente.
El? acuerdo alcanzado por los presidentes Barack Obama y Ra¨²l Castro cambia las reglas del juego y la ret¨®rica cargada de ideolog¨ªa y exabruptos que hasta ahora marc¨® las relaciones bilaterales
Al estar expuesta al salitre del estrecho de la Florida, cada cierto tiempo aquella propaganda perd¨ªa su brillo hiriente y era renovada, pero siempre manteniendo los mismos personajes y por supuesto el lema. En estos d¨ªas, gracias al choteo cubano y a Photoshop, a muchos ordenadores lleg¨® la imagen del simb¨®lico cartel ¡ªpor cierto, eliminado hace alg¨²n tiempo por las autoridades¡ª pero adecuado a los nuevos tiempos: ¡°Compa?eros americanos, camaradas imperialistas ?No les tenemos absolutamente ning¨²n miedo!¡±, dice la broma.
Sin duda, el hist¨®rico acuerdo alcanzado por los presidentes Barack Obama y Ra¨²l Castro cambia las reglas del juego y la ret¨®rica cargada de ideolog¨ªa y exabruptos que hasta ahora marc¨® las relaciones bilaterales. En pocos meses, el edificio de la Secci¨®n de Intereses de EE UU ¡ªque fue Embajada hasta enero de 1961, cuando el presidente Eisenhower rompi¨® relaciones con Cuba¡ª volver¨¢ a ser una legaci¨®n diplom¨¢tica normal, y de sus alrededores deber¨¢n desaparecer las estocadas antiimperialistas. Consignas como ¡°Pim, pom, fuera, abajo la gusanera¡±, y ¡°Fidel, seguro, a los yanquis dale duro¡±, utilizadas durante medio siglo, tambi¨¦n pierden sentido, y los discursos revolucionarios tampoco podr¨¢n acabar con reclamos encendidos para que vuelvan los Cinco H¨¦roes ¡ªlos agentes condenados en EE UU por espionaje¡ª, porque ya han regresado por el acuerdo.
Ahora se abre una nueva etapa no exenta de piedras en el camino y de paranoias. Ra¨²l Castro y el compa?ero Obama han movido el tablero y ahora hay que colocar de nuevo las fichas
Es cierto que el embargo no ha desaparecido y que derogarlo es una prerrogativa del Congreso, dominado por los republicanos. Pero gran parte de los argumentos que serv¨ªan de justificaci¨®n a los propios errores y a la ineficiencia del sistema se ahuecan de pronto. Del mismo modo, habr¨¢n de adecuarse a los nuevos tiempos los principios que han guiado hasta ahora a Washington en su relaci¨®n con la isla. Todav¨ªa hoy la p¨¢gina oficial de la Secci¨®n de Intereses establece como objetivo de la misi¨®n de EE UU ¡°promover una transici¨®n pac¨ªfica al sistema democr¨¢tico basado en el respeto a la ley y a los derechos humanos individuales y abrir sistemas econ¨®micos y de comunicaci¨®n¡±.
Aunque este siga siendo el prop¨®sito final ¡ªlo ha reiterado Obama esta semana¡ª ahora deber¨¢ ser la diplomacia y la palabra, no la fuerza y el castigo, el m¨¦todo para lograr que las cosas cambien en Cuba. Para el Gobierno cubano, que desde 1959 ha vivido enrocado frente a la potencia que le agred¨ªa, lo normal ha sido siempre la anormalidad del enfrentamiento con EE UU. Ahora se abre una nueva etapa no exenta de piedras en el camino y de paranoias. Ra¨²l Castro y el compa?ero Obama han movido el tablero y ahora hay que colocar de nuevo las fichas. Pero no por ello han desaparecido las inercias del pasado.
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