Serpientes en el jard¨ªn
La puesta de los huevos terroristas se remonta al menos a la guerra contra la Uni¨®n Sovi¨¦tica en Afganist¨¢n
Esos reptiles venenosos llevan a?os cri¨¢ndose en ese jard¨ªn. Hay que remontarse muy lejos para recordar qui¨¦n y cu¨¢ndo se pusieron los huevos. Puede que en la misma fundaci¨®n del pa¨ªs.
En todo caso, esos ofidios son hijos y nietos de una rivalidad fundacional con India, pa¨ªs con el que Pakist¨¢n ha librado cuatro guerras; y de una gran operaci¨®n estrat¨¦gica, como fue la gran alianza anticomunista que sirvi¨® para empantanar a la Uni¨®n Sovi¨¦tica en Afganist¨¢n y contribuir a su hundimiento. La dictadura militar del general Zia-ul-Haq aport¨® el territorio, el reclutamiento y la organizaci¨®n de sus servicios secretos, los famosos y temidos Inter Service Intelligence, que la serie Homeland han lanzado a la fama televisiva. Arabia Saudita aport¨® ayuda militar y medios financieros. Estados Unidos, la direcci¨®n.
La monarqu¨ªa guardiana de los lugares sagrados del islam y el Pakist¨¢n salido de la escisi¨®n del Raj brit¨¢nico, como una suerte de Israel isl¨¢mico, sostienen una alianza que va m¨¢s all¨¢ de la estrategia: juntos tienen los s¨ªmbolos religiosos y el petr¨®leo sauditas y la poblaci¨®n y la bomba nuclear isl¨¢mica y paquistan¨ª. Si la vecina India tiene escuelas t¨¦cnicas que ofrecen a sus clases medias la formaci¨®n de ingenieros, Pakist¨¢n les ofrece, gracias a la financiaci¨®n saud¨ª, los millares de madrasas fundamentalistas donde los hijos de clase media se convertir¨¢n en predicadores e incluso en combatientes de la fe llamados al servicio militar en las filas de Al Qaeda o del Estado Isl¨¢mico en Afganist¨¢n, en Siria o en Libia.
No cuentan solo los agentes externos. Todos los partidos en una u otra medida han contribuido a la islamizaci¨®n que est¨¢ detr¨¢s de la violencia religiosa. La mayor contribuci¨®n la hizo el dictador Zia, que recuper¨® la shar¨ªa m¨¢s ortodoxa en cuesti¨®n de penas corporales. Pero todos han hecho su aportaci¨®n, apremiados por el populismo electoral. Junto a la discriminaci¨®n de los no musulmanes y de las mujeres, la persecuci¨®n privada de la blasfemia y la promoci¨®n de las madrasas, fue creciendo el poder de los servicios secretos y su doble juego con la violencia terrorista, dirigida sobre todo a la Cachemira disputada con India o incluso a territorio indio, como fueron los ataques terroristas a la zona tur¨ªstica de Bombay hace seis a?os, donde hubo 164 v¨ªctimas mortales. La no reconocida protecci¨®n a Bin Laden prueba tambi¨¦n esta doblez estrat¨¦gica.
El terror llega ahora a los escolares. Las mujeres y los ni?os, los m¨¢s d¨¦biles e inocentes, est¨¢n en el punto de mira, como hace Boko Haram en Nigeria. Pakist¨¢n se ha convertido en una semana, desde el asalto a la escuela de Peshawar, en una olla a presi¨®n. La pena de muerte se ha reinstaurado tras seis a?os de tregua. Las ejecuciones ya han empezado, con 8.000 reos en capilla. El ej¨¦rcito se ha lanzado contra los talibanes en las regiones fronterizas. Estos amenazan con nuevos ataques. Los ni?os de clase media paquistan¨ªes, que son los que van a la escuela y han visto las im¨¢genes televisivas, est¨¢n aterrorizados.
Hillary Clinton sintetiz¨® el problema hace tres a?os en un viaje oficial a Pakist¨¢n como secretaria de Estado: ¡°No puedes tener serpientes en el jard¨ªn y esperar que solo muerdan a tu vecino¡±.
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