La mayor¨ªa republicana del Congreso de EE UU promete moderaci¨®n
Los desacuerdos persistentes con el dem¨®crata Obama dificultan el entendimiento
El Partido Republicano asumir¨¢ este martes el control del Congreso de Estados Unidos con el prop¨®sito de gobernar con responsabilidad y abandonar la t¨¢ctica del bloqueo sistem¨¢tico. Pero los desacuerdos persistentes con el presidente Barack Obama y la minor¨ªa del Partido Dem¨®crata, as¨ª como la presencia en las filas republicanas de una facci¨®n m¨¢s conservadora y reacia a cualquier concesi¨®n, dificultar¨¢n el entendimiento.
La inc¨®gnita, cuando se constituya el Congreso, es si, al controlar el Senado y la C¨¢mara de Representantes, los republicanos se ver¨¢n forzados a convertirse en un partido m¨¢s pragm¨¢tico: ya no podr¨¢n echar las culpas a los dem¨®cratas de la par¨¢lisis legislativa. La alternativa es que el aumento del poder, en vez de propiciar el consenso, incite al Partido Republicano a endurecer sus posiciones ante Obama y el bloqueo de los ¨²ltimos a?os se agrave.
Por primera vez desde 2006, los republicanos ser¨¢n mayor¨ªa en ambas c¨¢maras. Ya controlan la C¨¢mara de Representantes desde 2011. En las elecciones legislativas del pasado noviembre, en las que los norteamericanos eligieron el 114? Congreso, ampliaron la mayor¨ªa en esta C¨¢mara y lograron la del Senado.
No asustar: este es el objetivo del nuevo l¨ªder republicano en el Senado, el veterano senador por Kentucky Mitch McConnell, un pol¨ªtico del establishment del partido cuyas ambiciones se ven colmadas con su nuevo cargo. ¡°Quiero que los norteamericanos se sientan c¨®modos con que una C¨¢mara de Representantes y un Senado republicanos son una mayor¨ªa de gobierno responsable, de centroderecha¡±, dijo a The Washington Post.
Las ¨²ltimas legislaturas ¡ªla de 2011 a 2013 y las de 2013 a 2015¡ª han sido las menos productivas del Congreso, en leyes aprobadas, desde el final de la Segunda Guerra Mundial.
En EE UU la divisi¨®n de poderes consagrada en la Constituci¨®n permite al Congreso gobernar casi en pie de igualdad con el presidente. La excepci¨®n es la pol¨ªtica exterior.
Las promesas de McConnell chocan con el escepticismo de dem¨®cratas y algunos observadores neutrales. El propio programa de McConnell y el portavoz de la C¨¢mara de Representantes, John Boehner, obligan a la cautela. Entre sus prioridades figura dejar sin fondos a la Administraci¨®n federal para regularizar a hasta cinco millones de inmigrantes sin papeles y revocar la reforma sanitaria, dos de los logros de Obama desde que en 2009 lleg¨® a la Casa Blanca.
¡°La estrategia republicana desde 2009 ha consistido en la obstrucci¨®n y ahora que controlan ambas c¨¢maras creo que seguir¨¢n con el mismo esquema. La diferencia es que disponen de m¨¢s palancas¡±, dice Julian Zelizer, historiador de la Universidad de Princeton y autor de The fierce urgency of now (La feroz urgencia del ahora), un libro reci¨¦n publicado sobre la relaci¨®n del presidente Lyndon B. Johnson con el Congreso en los a?os sesenta, una de las m¨¢s productivas de la historia.
Las ¨²ltimas legislaturas ¡ªla de 2011 a 2013 y las de 2013 a 2015¡ª han sido las menos productivas del Congreso, en leyes aprobadas, desde el final de la Segunda Guerra Mundial.
¡°Lo que veremos¡±, dice Zelizer, ¡°es una aceleraci¨®n de esta tendencia, m¨¢s que un cambio real¡±. El historiador apunta a que los congresistas adscritos al Tea Party, el movimiento populista que en los primeros a?os de la presidencia encabez¨® la oposici¨®n a Obama, no tienen inter¨¦s alguno en propiciar acuerdos. La tendencia a la indisciplina de este grupo ¡ªalgunos congresistas intentar¨¢n abortar la reelecci¨®n de Boehner como speaker¡ª amenaza cualquier distensi¨®n. Incluso legisladores m¨¢s moderados reh¨²yen el acuerdo con los dem¨®cratas porque temen que, si se muestran conciliadores, el Tea Party patrocine a candidatos m¨¢s conservadores que impidan su reelecci¨®n.
McConnell sostiene que las elecciones presidenciales de 2016, en las que se elegir¨¢ al sucesor de Obama, son un incentivo para la moderaci¨®n. ¡°No quiero que los americanos crean que si a?aden un presidente republicano a un Congreso republicano, el resultado asuste¡±, dice al Post.
Aparecer, como ocurre desde 2009, como el partido del no, es un mal reclamo electoral. La oposici¨®n frontal a Obama ¡ªla imagen de los republicanos de que es el responsable de la par¨¢lisis¡ª puede ser letal para apelar al electorado diverso que decide las presidenciales. Pero resulta ¨®ptimo para ganar las elecciones legislativas, que se deciden en distritos o estados m¨¢s homog¨¦neos y en las que la movilizaci¨®n de los votantes m¨¢s ideologizados es clave. ¡°Para muchos legisladores¡±, dice Zelizer, ¡°la presidencia no es el objetivo. Su objetivo es el control del Capitolio¡±.
El poder de veto de la Casa Blanca
El Partido Republicano controlar¨¢ a partir del martes el Senado y la C¨¢mara de Representantes. Hac¨ªa ocho a?os que no dispon¨ªa de tanto poder en Washington. Pero hacerlo efectivo, traducir este poder en leyes, ser¨¢ tanto o m¨¢s dif¨ªcil de lo que lo ha sido para el Partido Dem¨®crata cuando ten¨ªa la mayor¨ªa en estas C¨¢maras.
Los republicanos topan con un primer obst¨¢culo en el Senado. Su mayor¨ªa es escueta: 54 de 100 esca?os, por debajo de los 60 necesarios para lograr la mayor¨ªa cualificada que les permita superar la minor¨ªa de bloqueo dem¨®crata.
Y, aunque un proyecto de ley superase el umbral de los 60 votos ¡ªcon la ayuda de senadores dem¨®cratas¡ª y lograse que la C¨¢mara de Representantes refrendase la ley, se enfrentar¨ªa a un segundo obst¨¢culo: el posible veto del presidente Barack Obama.
La Constituci¨®n concede al presidente el derecho de vetar las leyes del Congreso. El Congreso s¨®lo puede esquivar el veto presidencial con una mayor¨ªa de dos tercios en ambas c¨¢maras. Un umbral a¨²n m¨¢s dif¨ªcil de alcanzar. Obama se ha declarado dispuesto a recurrir a ese poder en la legislatura que empieza este martes.
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