El g¨¦nero de las reformas
El declive en la adhesi¨®n a la Presidenta Bachelet se observa tambi¨¦n entre las mujeres
Aunque el verano invita al letargo, en Chile el a?o parte agitado. La encuesta CEP arroj¨® un declive en la adhesi¨®n a la Presidenta Bachelet que alcanza los niveles m¨¢s bajos, incluso en comparaci¨®n a su anterior mandato y coincidente con la puesta en marcha del plan de reforma del transporte Transantiago. El resultado ha hecho arreciar las peticiones por un cambio de gabinete. Solamente los ingenuos podr¨ªan sorprenderse ante las resistencias que concita la agenda de reformas estructurales de su gobierno. Aunque se acostumbra decir que Chile se ha corrido hacia la izquierda, no es as¨ª para un sector de su elite que interpreta como radicalizaci¨®n la posibilidad de un acercamiento a los promedios de la OCDE.
Lo que s¨ª resulta llamativo es la igual aprobaci¨®n presidencial por sexos que muestra la referida encuesta. De hecho, entre las mediciones de julio y noviembre, se produce una ca¨ªda en las mujeres de 16 puntos. Tal situaci¨®n se interpreta como la diluci¨®n de la solidaridad de g¨¦nero que Bachelet ven¨ªa concitando desde el a?o 2005. Al final de su mandato, ese apoyo habr¨ªa aumentado en las mujeres m¨¢s pobres y mayores, donde la ca¨ªda es m¨¢s notoria. Se argumenta que dicho sector est¨¦ viviendo con m¨¢s fuerza los efectos de la desaceleraci¨®n econ¨®mica. Adem¨¢s, dado que creen el esfuerzo personal, una pol¨ªtica de bonos resultar¨ªa insuficiente.
Casi al mismo tiempo, se dieron a conocer los datos de la encuesta Humanas 2014, que mide la percepci¨®n pol¨ªtica de las chilenas. En ella, se se?ala que siguen percibiendo altos niveles de discriminaci¨®n, tanto en la esfera laboral como en la pol¨ªtica y en el ejercicio de su libertad sexual.
El g¨¦nero no aparece vinculado al reformismo estructural, aunque oportunidades no faltan
?C¨®mo explicar algo as¨ª cuando el gobierno se encuentra impulsando una potente agenda de igualdad de g¨¦nero? Adem¨¢s del fortalecimiento de la maquinaria estatal por medio de la creaci¨®n del Ministerio de la Mujer y Equidad de G¨¦nero, se encuentra la incorporaci¨®n de cuotas en el marco de la reforma electoral y el dise?o de un plan integral contra la violencia de g¨¦nero. Avanzar hacia la despenalizaci¨®n acotada del aborto es otra de las medidas contenidas en el programa. Su audacia, en un pa¨ªs conservador como Chile, resulta patente con la reciente renuncia de la titular de la cartera de salud. Sus declaraciones no se ajustaron a los c¨®digos elusivos de un pa¨ªs que, al menos en asuntos val¨®ricos, no termina por deslastrarse de la cautela de la transici¨®n.
Pese a lo anterior, algo sucede porque el gobierno se percibe como m¨¢s asexuado. El g¨¦nero no aparece vinculado al reformismo estructural, aunque oportunidades no faltan. De hecho, los resultados de la reciente Prueba de Selecci¨®n Universitaria (PSU) muestran, una vez m¨¢s, la supremac¨ªa masculina. Los hombres obtuvieron en 79% de los puntajes nacionales mientras que las mujeres s¨®lo consiguieron 21%.
Una explicaci¨®n para la ca¨ªda de la adhesi¨®n femenina que la mandataria ven¨ªa concitando podr¨ªa explicarse porque se ha producido un cambio, tanto en la forma de impulsar las pol¨ªticas igualitarias de g¨¦nero como en la orientaci¨®n de sus contenidos. Su otrora protagonismo a trav¨¦s de un elocuente discurso vinculado con su propia vida es menos n¨ªtido. S¨²mese a ello que aparece como menos polis¨¦mica, por contraste con su per¨ªodo anterior en el que logr¨® conectar con las mujeres, m¨¢s all¨¢ de cleavages ideol¨®gicos. Iniciativas como el bono por hijo de la reforma previsional, pero tambi¨¦n la reivindicaci¨®n de la paridad ministerial y su femenino estilo de liderazgo enviaban se?ales, tanto al feminismo progresista como tambi¨¦n a la identidad maternal que subsiste en un sector del movimiento de mujeres.
Adicionalmente la cultura, no s¨®lo la pol¨ªtica sino tambi¨¦n la empresarial, se muestra refractaria a los cambios. La tramitaci¨®n de la ley de cuotas, a pesar de contar con mayor¨ªa oficialista, no ha resultado fluida. Su regreso a La Moneda ha permitido reflotar que, lo que para un hombre ser¨ªan cr¨ªticas acotadas a su desempe?o, en su caso se traducen en cuestionamientos a su liderazgo. La sobre exigencia es una constante en la experiencia femenina, incluso en mujeres con su nivel de poder. Carlos Pe?a, influyente columnista, ha llegado a se?alar que Bachelet "no es alguien que tenga una narrativa de por qu¨¦ quiere el poder". Esta variante de la subestimaci¨®n se suma a otras como la afirmaci¨®n de que, m¨¢s que una Presidenta, es un sentimiento o su reducci¨®n a pura simpat¨ªa.
?C¨®mo recuperar, entonces, el apoyo femenino? Dado que las relaciones de g¨¦nero son, PNUD dixit, una ¡°constelaci¨®n compleja y multidimensional¡±, pareciera necesaria una estrategia sofisticada que convierta la igualdad en este ¨¢mbito en una demanda compartida por la mayor¨ªa de las mujeres. Esto es bastante m¨¢s que traducir las reformas institucionales en beneficios concretos que l¨ªderes y analistas pol¨ªticos, por supuesto todos hombres, recomiendan por estos d¨ªas.
Mar¨ªa de los Angeles Fern¨¢ndez Ramil es analista pol¨ªtica y creadora de "Hay Mujeres". Twitter @mangeles_HM
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