El terrorista discreto
Ch¨¦rif Kouachi, descrito por sus vecinos como ¡°amable¡±, viv¨ªa de la ayuda p¨²blica en un barrio de la periferia de Par¨ªs con mucha inmigraci¨®n
Para llegar a Gennevilliers hay que tomar el metro hasta alcanzar la otra orilla del Sena, all¨¢ donde los elegantes edificios decimon¨®nicos se convierten en l¨²gubres torres de hormig¨®n. En la frontera entre este suburbio y Asniers, ambos adosados a Par¨ªs y con perfil de ciudad dormitorio, Ch¨¦rif Kouachi, abatido el viernes como sospechoso del ataque al semanario Charlie Hebdo, viv¨ªa con su esposa en un apartamento de la calle Basly, situado en un edificio de ladrillo con cierto cach¨¦. La residencia destaca entre viviendas algo deterioradas, situadas en los bordes de una ruidosa avenida con aires de autopista. Por la calle no se ve un alma. Es s¨¢bado por la tarde, pero las tiendas est¨¢n cerradas, igual que la pizzer¨ªa y el estanco.
El apellido del terrorista segu¨ªa ayer colocado en el buz¨®n: ocupaba el apartamento 143, en la cuarta planta. Ch¨¦rif Kouachi viv¨ªa gracias a ayudas p¨²blicas ¡ªera beneficiario del m¨ªnimo de inserci¨®n social, de 420 euros mensuales de media¡ª y trabajaba ocasionalmente en un supermercado y vendiendo objetos religiosos en mercadillos.
¡°Parec¨ªa un joven normal, aunque todos lo parecen¡±, dice una vecina
Sus vecinos lo describen como ¡°amable y discreto¡±, sin el perfil de un yihadista. ¡°Parec¨ªa un joven normal, aunque todos lo parecen¡±, dice una vecina que vive un par de edificios m¨¢s all¨¢. Pide que no se reproduzca su nombre. ¡°Hay que extremar las precauciones. Es un barrio muy humilde y sabemos que pasan cosas. Pero hay que decir que la convivencia es relativamente pac¨ªfica. En los 15 a?os que llevo en este barrio, solo he o¨ªdo tiros una vez¡±, asegura la mujer. Jura que es un buen promedio.
El panorama es el habitual en muchos municipios de la banlieue parisiense, recept¨¢culos de inmigraci¨®n masiva a partir de los sesenta y setenta del pasado siglo. En Gennevilliers, m¨¢s de la mitad de los menores de 18 a?os tienen origen extranjero. ¡°Los padres no eran como los hijos¡±, afirma Robert, taxista jubilado que vive a dos calles del lugar. ¡°Eran obreros sin medios, pero con dignidad, a los que api?aron en pocos metros cuadrados¡±. Los hijos crecieron tras el fin de los llamados ¡°treinta gloriosos¡±, las tres d¨¦cadas de crecimiento exorbitante que protagoniz¨® Francia hasta los pasados a?os ochenta. Desde entonces, el contexto del pa¨ªs ha cambiado.
Ch¨¦rif y su hermano Said frecuentaron la mezquita de Gennevilliers. El imam de este templo, Rachid Mouay, es el ¨²nico que recuerda el radicalismo de los hermanos, que una vez abandonaron una oraci¨®n cuando incit¨® a los asistentes a participar en las elecciones. ¡°Said expres¨® su desacuerdo y se march¨® enfadado¡±, relat¨® a Le Figaro. ¡°Cuando uno practica y ense?a un islam moderado, que es el islam real, es considerado un imp¨ªo para los extremistas¡±, a?adi¨®.
Su compromiso con el islamismo radical naci¨® lejos de Gennevilliers. A esos complejos de viviendas propios de las ciudades del extrarradio, los franceses les llaman cit¨¦s. La de Curial-Cambrai se encuentra dentro de los l¨ªmites de Par¨ªs, aunque no disponga de un mejor paisaje. Diecisiete torres pr¨¢cticamente id¨¦nticas configuran una laber¨ªntica ciudad en miniatura, aunque sin m¨¢s equipamientos que un par de guarder¨ªas y un centro social que hoy est¨¢ cerrado. Hace una d¨¦cada, los hermanos Kouachi frecuentaron el lugar, impermeable al aburguesamiento creciente del 19? distrito parisiense. Formaron parte de la red yihadista de los Buttes-Chaumont, que toma el nombre prestado del majestuoso jard¨ªn p¨²blico vecino, construido por el bar¨®n Haussman en 1867 en el noreste de Par¨ªs.
El grupo yihadista se cre¨® cerca de un majestuoso parque del distrito
Curial-Cambrai forma parte de otro mundo. ¡°Es un lugar duro, con muchos musulmanes sin recursos¡±, dice Isabelle, una vecina que lleg¨® hace tres a?os. ¡°Pero ha mejorado mucho. He o¨ªdo que antes hab¨ªa plegarias en los s¨®tanos e incluso violaciones en grupo¡±.
Morad, joven de origen argelino, pasa la tarde sentado en el patio de uno de los edificios. Dice haber o¨ªdo hablar de los hermanos Kouachi por ¡°amigos de amigos¡±. ¡°Se supone que circulaban por el barrio¡±, dice. ¡°Me parece mal que los mataran. Lo que hicieron est¨¢ mal, pero no peor que lo que hacen otros. En otros pa¨ªses del mundo mueren decenas cada d¨ªa y nadie dice nada¡±.
Liliane, auxiliar de cl¨ªnica y una de las pocas mujeres blancas que se detecta en el lugar ¡ªsu origen es franc¨¦s¡ª, lleva en el complejo desde 1992. ¡°Los j¨®venes son amables con nosotros, pero no sabemos qu¨¦ hacen cuando no los vemos. El riesgo cero no existe¡±, sostiene. Dice que esta semana hay algo que ha cambiado. ¡°Cuando veo a una vecina con el velo integral, me sorprendo teniendo miedo. Y no me gusta sentir eso. Me pregunto qui¨¦n habr¨¢ debajo de ese velo. S¨¦ que hay un ser humano, ?pero de qu¨¦ tipo?¡±.
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