Giorgio Napolitano deja la presidencia de Italia
El viejo estadista firmar¨¢ el mi¨¦rcoles su dimisi¨®n sin ver en marcha las reformas por las que luch¨®
Napolitano de apellido y de nacimiento, comunista en sus or¨ªgenes, europe¨ªsta convencido y reconocido estadista, el ¡°rey Giorgio¡± se lleva a la hora del adi¨®s el extra?o honor de haber sido el ¨²nico presidente de la Rep¨²blica en ser elegido dos veces, pero tambi¨¦n una cierta frustraci¨®n al constatar que los motivos por los que, a pesar de su avanzada edad, acept¨® en abril de 2013 un segundo mandato siguen estando a¨²n pendientes.
Ni Mario Monti ni Enrico Letta ni --hasta el momento-- Matteo Renzi lograron regalar a Giorgio Napolitano (N¨¢poles, 1925) las reformas necesarias ¨Cuna nueva ley electoral y el fin del bicameralismo perfecto--para que Italia se convierta de una vez en un pa¨ªs gobernable. En gran medida porque Silvio Berlusconi, a quien Napolitano descabalg¨® del Gobierno en noviembre de 2011, se ha empe?ado durante todo este tiempo en torpedear el trabajo de sus sucesores. Incluso ahora, triste ep¨ªlogo, la siempre dif¨ªcil labor de escoger un presidente de consenso, un digno sucesor del viejo estadista, se encuentra supeditada al poder, aunque ya menguante, del otrora Cavaliere, a su habilidad para confundir los intereses del pa¨ªs con los suyos propios.
Durante la despedida en Estrasburgo del semestre italiano al frente de la UE, el primer ministro, Matteo Renzi, confirm¨® el martes aquello que el propio presidente de la Rep¨²blica hab¨ªa anunciado en su alocuci¨®n de fin de a?o. ¡°Estoy a punto de renunciar a mis funciones presentando mi dimisi¨®n¡±, dijo entonces Napolitano, y apunt¨® las razones: ¡°He tocado con la mano el peso de la edad y las crecientes dificultades en el ejercicio de mis funciones institucionales¡±. A sus 89 a?os de edad, y despu¨¦s de toda una vida dedicada a la pol¨ªtica, los ¨²ltimos ocho a?os y medio en el palacio del Quirinale han resultado devastadores. Sobre todo a partir de aquel oto?o de 2011 en el que, con la econom¨ªa y el prestigio italiano al borde del precipicio, Napolitano decidiera echarse la estabilidad del pa¨ªs a la espalda y, en una discutida operaci¨®n de ingenier¨ªa pol¨ªtica avalada por Bruselas, Berl¨ªn y los mercados, apartar del poder a Berlusconi y colocar en su lugar un gobierno t¨¦cnico presidido por Mario Monti.
La operaci¨®n se frustr¨® a finales de 2012 por el acoso y derribo al que Berlusconi someti¨® a Monti. Las elecciones generales de 2013 no hicieron m¨¢s que confirmar la inoperancia del actual sistema electoral y el desencuentro entre los partidos. Por si fuera poco, el Movimiento 5 Estrellas (M5S) de Beppe Grillo no consider¨® conveniente utilizar su gran ¨¦xito electoral para buscar junto al Partido Democr¨¢tico (PD) un sustituto de Napolitano ¨Cque en aquel momento finalizaba su primer septenio al frente de la presidencia¡ª ni un gobierno de cambio. El nuevo bloqueo de la situaci¨®n pol¨ªtica llev¨® a los partidos a pedir al viejo estadista que aceptara un nuevo mandato. El ¡°rey Giorgio¡±, como se le conoce afectuosamente en Italia, acept¨®, a cambio de que los partidos se comprometieran a aparcar sus diferencias y buscar juntos las reformas. Todos ¨Csalvo el M5S de Grillo ¡ªdijeron que s¨ª, y Napolitano situ¨® al socialdem¨®crata Enrico Letta al frente de un Gobierno de consenso al que todos, propios y extra?os, hicieron la pascua desde el primer d¨ªa. Desde Berlusconi, que se sali¨® del Gobierno en venganza por sus condenas judiciales, hasta Renzi, que aprovech¨® en cuanto pudo la debilidad pol¨ªtica de su compa?ero de partido para colocarse en su lugar.
El resultado es que la Italia moderada y europe¨ªsta que sue?a el viejo comunista ahora dimisionario ¨Cy a la que se puede poner rostro en los pol¨ªticos a los que en los ¨²ltimos tiempos otorg¨® su confianza, Mario Monti, Enrico Letta, Pier Carlo Padoan¡-- no es todav¨ªa posible. La sombra de Berlusconi es tan alargada que se proyecta sobre su sucesor. As¨ª que el mi¨¦rcoles, a media ma?ana, Giorgio Napolitano firmar¨¢ su carta de dimisi¨®n y dejar¨¢ junto a su esposa Clio el palacio del Quirinale y volver¨¢ a su casa del barrio romano de Monti. ¡°Aqu¨ª se est¨¢ bien¡±, reconoci¨® ayer a preguntas de una escolar, ¡°es todo muy bonito, pero a veces se convierte en una prisi¨®n¡±.
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