La Uni¨®n Europea intenta blindarse contra el terrorismo
El recelo a compartir datos y el tr¨¢fico de armas entorpecen el cerco a la yihad
Europa hace catarsis de sus carencias para combatir un fen¨®meno tan escurridizo como el del yihadismo aut¨®ctono, el que se genera dentro de sus fronteras. Tras los atentados de Francia, las principales capitales europeas se han lanzado a aplicar medidas extraordinarias para reducir la magnitud del fen¨®meno, aunque su eficacia est¨¢ por demostrar. Algunos expertos alertan de que iniciativas como retirar el DNI a los sospechosos de querer viajar a Siria o ampliar las escuchas telef¨®nicas podr¨ªan mermar algunas libertades consagradas en la Uni¨®n Europea. Y subrayan que muchas de las soluciones pasan por una regla que no necesita legislaci¨®n, s¨®lo voluntad pol¨ªtica: compartir m¨¢s informaci¨®n ¡ªsobre todo sensible¡ª entre Estados.
La UE funciona sin fronteras interiores, pero controla de manera desigual las exteriores. ¡°Hay pa¨ªses que no tienen tradici¨®n de lidiar con problemas de terrorismo y entonces aplican reglas menos estrictas en las fronteras. Y eso lo saben algunos de los sospechosos que viajan. Lo que deber¨ªa hacerse es ayudar a esos pa¨ªses a mejorar sus controles¡±, aconseja Raffaello Pantucci, investigador del Royal United Services Institute, una casa de an¨¢lisis especializada en seguridad y defensa.
Aunque las fuerzas de seguridad se coordinan con sus hom¨®logas en el resto de Estados miembros, no existe un cuerpo que aplique id¨¦nticas normas en los 28 Estados comunitarios. A falta de esa uniformidad, los pa¨ªses del ¨¢rea Schengen ¡ª22 comunitarios y cuatro extracomunitarios¡ª crearon una herramienta muy eficaz sobre el papel pero infrautilizada: el sistema de informaci¨®n Schengen, una base de datos conectada con la polic¨ªa en la que introducir alertas que saltan autom¨¢ticamente cuando un viajero buscado en un pa¨ªs se dirige a cualquier aeropuerto de la zona de libre circulaci¨®n.
Tanto los expertos consultados como la Comisi¨®n Europea (brazo Ejecutivo de la UE) y el Consejo Europeo (representa a los Estados) coinciden en la soluci¨®n ¨®ptima: aumentar esas alertas para poder inspeccionar y en su caso detener en las fronteras a posibles terroristas con pasaporte europeo. ¡°El sistema permite introducir alertas para sospechosos o susceptibles de cometer actos criminales en cualquier pa¨ªs de la UE, pero se utiliza poco. Eso tiene mucho que ver con la falta de confianza entre los servicios de inteligencia, poco proclives a compartir su informaci¨®n¡±, explica Camino Mortera, del Centre for European Reform.
Los centros de inteligencia acostumbran a trabajar en clave nacional y recelan de ampliar su interlocuci¨®n. Los Estados comparten cierta informaci¨®n sensible a trav¨¦s de Europol, la agencia europea para la lucha contra delitos internacionales y terrorismo, pero resulta insuficiente. Esas debilidades convierten las fronteras en m¨¢s porosas de lo deseable.
Otro punto flaco es el control de armas. Los autores de los atentados de Francia adquirieron parte del material en las inmediaciones de la Gare du Midi, uno de los centros neur¨¢lgicos de transporte en Bruselas, seg¨²n una de las hip¨®tesis de la investigaci¨®n. La Comisi¨®n est¨¢ preocupada por el mercado negro de armas, que en buena medida proceden de los Balcanes, cuentan fuentes de este organismo. Tambi¨¦n Schengen permite dar pistas sobre arsenales, aunque se utilizan poco.
El proyecto que m¨¢s esperanzas suscita a la hora de detectar a yihadistas europeos ¡ªentre 3.000 y 5.000 han viajado en alg¨²n momento a Siria o Irak, seg¨²n estimaciones de Europol¡ª es el registro de pasajeros, una herramienta estancada en el Parlamento Europeo por las dudas que suscita sobre su derecho a la privacidad. Si el proyecto prospera, las aerol¨ªneas deber¨¢n transmitir a las autoridades una serie de datos de cada pasajero (itinerario, modo de pago, equipaje, frecuencia con que vuela¡) que los Estados miembros consideran claves para poder frenar a estos viajeros.
Algunos expertos son cr¨ªticos respecto al modelo y esc¨¦pticos sobre sus fines. ¡°Necesitamos seguir debatiendo. En el caso del registro de pasajeros, no es s¨®lo cuesti¨®n de respeto a los derechos fundamentales, sino de coste; el sistema es muy caro y existen dudas sobre su proporcionalidad. Deber¨ªamos plantearnos que no todo consiste en tener m¨¢s cantidad de informaci¨®n, sino en recoger mejor informaci¨®n¡±, advierte Sergio Carrera, del Centre for European Policy Studies.
Los expertos avisan del riesgo de que algunas medidas adoptadas en caliente acaben siendo revocadas por la justicia europea. El precedente m¨¢s claro de excesos regulatorios est¨¢ en la Patriot Act estadounidense, aprobada tras el 11-S y que inclu¨ªa medidas como pinchazos telef¨®nicos sin orden judicial. ¡°?Hemos aprendido algo de c¨®mo respondi¨® Estados Unidos?¡±, se pregunta Carrera.
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