?Una clase pol¨ªtica al margen de la ley?

La muerte de Alberto Nisman tambi¨¦n obliga a reflexionar sobre el Poder Judicial en Argentina. En toda sociedad democr¨¢tica hay diferentes visiones sobre el rol del poder judicial. Por un lado, el poder judicial debe estar sometido a la soberan¨ªa popular y, por consiguiente, a las autoridades electas. Haciendo hincapi¨¦ en esto, la presidente Cristina Fern¨¢ndez de Kirchner lanz¨® en 2013 una reforma judicial con el fin de ¡°democratizar la justicia¡±, contraponiendo una justicia sometida a la voluntad popular con una justicia elitista ajena a esos deseos. Por otro lado, una caracter¨ªstica de las democracias constitucionales modernas es que la justicia debe asegurar que nadie est¨¦ por encima de la ley, ni siquiera los m¨¢s altos mandatarios.

Hay indicadores objetivos sobre los problemas del estado de derecho en Argentina. Seg¨²n los ¨ªndices tanto del World Justice Project como de la Fundaci¨®n Bertelsmann, Argentina est¨¢ peor que Brasil y, sobre todo, Uruguay y Chile. Un componente esencial del estado de derecho es la sujeci¨®n de los funcionarios p¨²blicos a la ley, para lo cual es necesaria una justicia independiente que pueda limitar la conducta indebida de los otros poderes. Este es nuestro tal¨®n de Aquiles en la Argentina.

La menor independencia judicial va de la mano con d¨¦biles frenos y contrapesos legislativos, en el marco de una menor competitividad partidaria al haberse transformado el Partido Justicialista (PJ) en un partido casi-hegem¨®nico en los ¨²ltimos a?os. A esto se agrega que el PJ viene de una tradici¨®n pol¨ªtica que, por decirlo de alg¨²n modo, prioriza los resultados antes que el debido proceso. El juicio a la Corte Suprema en 1946, cuando, seg¨²n entonces dijo Per¨®n, ¡°El Poder Judicial no habla el mismo idioma que los otros poderes¡±, recuerda los planteos actuales. Un caso a¨²n m¨¢s tr¨¢gico, que resuena todav¨ªa hoy en d¨ªa, se dio cuando Montoneros y otras organizaciones armadas pasaron a la clandestinidad en 1974. La respuesta de Per¨®n y la conducci¨®n del PJ fue combatirlas a trav¨¦s de la represi¨®n ilegal.

El fortalecimiento de la justicia no ha sido una de las prioridades en la que coincidi¨¦ramos los argentinos, con la importante excepci¨®n de la reforma constitucional de 1994 cuando todas las fuerzas pol¨ªticas acordaron la creaci¨®n del Consejo de la Magistratura para proponer los nombramientos y remociones de jueces. Como la Constituci¨®n Nacional requiere un balance entre los representantes de los partidos pol¨ªticos y los de jueces y abogados, esto dota de mayor independencia e idoneidad al poder judicial.

Sin embargo, este balance ha sido socavado en 2006 por la ley que le dio poder de veto al oficialismo y hubiera desaparecido del todo en 2013 con el paquete de leyes para democratizar la justicia si la Corte Suprema no lo hubiera declarado inconstitucional.

En 2014, sin embargo, se deshizo la reforma constitucional de 1994 a trav¨¦s de la reforma del C¨®digo Procesal Penal, que ahora transfiere el poder para investigar y acusar de los jueces, sujetos a un riguroso proceso de selecci¨®n y remoci¨®n, a los fiscales, que no lo est¨¢n. Los fiscales surgen de las propuestas del Procurador General de la Naci¨®n al Poder Ejecutivo. La Procuradora General est¨¢ completamente alineada con la Presidente de la Naci¨®n, priorizando funcionarios leales antes que funcionarios id¨®neos e independientes imbuidos, por as¨ª decirlo, de una m¨ªstica de que se haga justicia. Vale la pena aclarar que Nisman fue nombrado antes de esta reforma, de hecho, en 2004 por el entonces presidente N¨¦stor Krchner.

Las derivaciones de esta reforma amenazan con replicar para la justicia lo que vivimos con la destrucci¨®n del Instituto de Estad¨ªsticas (INDEC) en 2007. Solo que ahora se trata de un poder que juzga sobre la libertad, el honor y los bienes de los ciudadanos y es su principal garant¨ªa.

* Jorge M. Streb es consejero acad¨¦mico del Centro para la Apertura y el Desarrollo de Am¨¦rica Latina (CADAL) y profesor de econom¨ªa en la Universidad del CEMA.