La tribuna antiimperialista se queda vac¨ªa en La Habana
Cesan las protestas ante la la Secci¨®n de Intereses de Estados Unidos en Cuba
La proclama ¡°Patria o muerte¡± escrita con grandes letras rojas mirando hacia la fachada de la Secci¨®n de Intereses de Estados Unidos en Cuba, conocida como la SINA, constituye estos d¨ªas un grito al vac¨ªo.
Hace semanas que est¨¢ en total desuso esta tribuna antiimperialista, el escenario erigido para clamar contra el ¡°imperialismo¡± de Washington justo delante de la representaci¨®n diplom¨¢tica estadounidense, cuyo edificio gris de seis pisos domina una parte del ic¨®nico Malec¨®n de La Habana.
Su uso ya se hab¨ªa ido reduciendo de forma progresiva a conciertos m¨¢s l¨²dicos que pol¨ªticos desde que Ra¨²l Castro tom¨® las riendas de la isla, momento en el que tambi¨¦n empezaron a desaparecer los carteles con consignas antiestadounidenses que rodeaban la SINA. Pero desde que el presidente estadounidense Barack Obama anunci¨® el 17 de diciembre la normalizaci¨®n de relaciones con Cuba, la par¨¢lisis de esta pieza clave de la propaganda cubana ha sido total.
Desde 2006, se celebraban conciertos m¨¢s l¨²dicos que pol¨ªticos
All¨ª tambi¨¦n lucen desangelados, como sin causa, los m¨¢s de cien m¨¢stiles erigidos en su d¨ªa para ocultar con banderas -negras primero, cubanas en los ¨²ltimos tiempos- el panel electr¨®nico que la SINA colg¨® en 2006 en su fachada para emitir mensajes a favor de la democracia y de los derechos humanos. Con la llegada de Obama al poder en 2009, esa ¡°provocaci¨®n¡± tambi¨¦n desapareci¨®.
Bajo los arcos met¨¢licos que configuran la tribuna apenas pasean ahora, aburridos, una pareja del grupo de guardas cubanos destinados a vigilar la SINA e impedir que los curiosos se acerquen demasiado al edificio, que durante d¨¦cadas fue acusado de ser un centro de espionaje. Una imagen muy distinta de la que durante a?os ofreci¨® esta plaza donde, ante decenas de miles de personas, Fidel Castro carg¨® contra las pol¨ªticas ¡°imperialistas¡± de Washington y reclam¨® a gritos la devoluci¨®n del ¡°balserito¡± Eli¨¢n Gonz¨¢lez en el a?o 2000, motivo para el cual fue construida.
En los ¨²ltimos a?os, esta plaza se reconvirti¨® en el n¨²cleo de las actividades p¨²blicas para exigir el regreso a la isla de los ¡°Cinco h¨¦roes¡±, como se conoce en Cuba a los cinco esp¨ªas cubanos que fueron condenados en EE UU a largas condenas de c¨¢rcel. Desde discursos a conciertos, las concentraciones volvieron a atraer a miles de cubanos cada vez.
Los tres que a¨²n quedaban en prisi¨®n -uno de ellos cumpliendo cadena perpetua- llegaron a La Habana el mismo 17 de diciembre en el que Barack Obama y Ra¨²l Castro anunciaban la normalizaci¨®n de las relaciones, en el marco de un acuerdo del que form¨® parte el regreso de estos esp¨ªas.
Su llegada triunfal ha sido celebrada a lo largo y ancho de Cuba, que r¨¢pidamente ha cambiado la promesa del ¡°?Volver¨¢n!¡± impresa en los incontables carteles desplegados en oficinas p¨²blicas y calles con sus fotos, por el celebrado ¡°?volvieron!¡±. Pero, curiosamente, los festejos no han llegado hasta esta tribuna antiimperialista tan central en las demandas p¨²blicas para conseguir su regreso. Ahora que EE UU y Cuba estudian afanosamente c¨®mo recomponer las relaciones, la plaza parece buscar tambi¨¦n un nuevo uso en una nueva era quiz¨¢s menos antiimperialista.
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