El ¡®caso Nisman¡¯ agrava la fuerte polarizaci¨®n pol¨ªtica en Argentina
El Poder Judicial se fractura ante la manifestaci¨®n silenciosa convocada para el mi¨¦rcoles por la muerte del fiscal
El cad¨¢ver del fiscal Alberto Nisman ha dibujado un retrato demasiado fiel de la Argentina actual: una sociedad tan habituada a los cr¨ªmenes y operaciones criminales de los servicios secretos al servicio de la Casa Rosada que casi nadie cree que Nisman se haya suicidado; una presidenta que primero habla en Facebook de suicidio o de ?suicidio? entre interrogantes y tres d¨ªas despu¨¦s sostiene la tesis del asesinato; una presidenta que utiliza el poder de su cargo para escrachar a un diario, a la jueza que investiga la muerte de Nisman, al inform¨¢tico que le prest¨® la pistola, al esp¨ªa que colaboraba con ¨¦l¡
Una presidenta, dec¨ªamos, que se presenta como v¨ªctima de una operaci¨®n donde la muerte de Nisman solo fue un medio para desestabilizar a su Gobierno y que nunca expresa sus condolencias a la familia del hombre que la denunci¨®; un Gobierno tan enfrentado al grupo Clar¨ªn que el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, rompe ante las c¨¢maras un ejemplar del diario; un Poder Ejecutivo tan agresivo con un sector del Poder Judicial que tacha de ¡°golpistas¡± a los cinco fiscales que convocaron una marcha en silencio para homenajear a Nisman el pr¨®ximo mi¨¦rcoles, cuando se cumple un mes de su muerte.
En ese contexto, el fiscal Gerardo Pollicita, en quien recay¨® la denuncia de Nisman tras su muerte, recogi¨® el guante de su antecesor y acus¨® el viernes a la presidenta, a su ministro de Exteriores, H¨¦ctor Timerman, y a otros cargos y dirigentes oficialistas del mismo delito que ya les hab¨ªa incriminado Nisman: encubrimiento de supuestos terroristas iran¨ªes, sobre los que pesaba una orden de busca de Interpol por la supuesta participaci¨®n en el atentado de la AMIA, que en 1994 termin¨® con la vida de 85 personas en Buenos Aires. Ahora, ser¨¢ el juez Daniel Rafecas quien decida si ha de darle curso a la investigaci¨®n que solicita el fiscal. Rafecas acortar¨¢ sus vacaciones de verano austral para regresar el pr¨®ximo mi¨¦rcoles.
Rafecas habr¨¢ tenido tiempo estos d¨ªas de leer la denuncia de Nisman. Tras la muerte del fiscal, el Gobierno decidi¨® levantar el secreto del sumario y publicar en Internet las 290 p¨¢ginas del escrito. Desde el Gobierno se tach¨® a la denuncia de inconsistente y delirante, como si no hubiese sido escrita por un fiscal. Varios juristas reconocieron al diario La Naci¨®n que a la acusaci¨®n de Nisman le costar¨ªa probar el delito de encubrimiento. Algunos de los periodistas m¨¢s cr¨ªticos con el Gobierno reconoc¨ªan en p¨²blico que la denuncia era m¨¢s floja de lo que hab¨ªan pensado, que aportaba pruebas no muy contundentes y se basaba demasiado en recortes de diarios. Pero Gerardo Pollicita ha estimado que hay suficientes indicios para sospechar que Cristina Fern¨¢ndez y los otros cometieron un delito. La mayor¨ªa de los dirigentes de la oposici¨®n hablaron de la ¡°gravedad institucional¡± del momento y apelaron a que la justicia contin¨²e su trabajo.
La muerte de Nisman est¨¢ dibujando el retrato de una clase pol¨ªtica y judicial dividida casi por una raya
Desde la Casa Rosada se vincul¨® al fiscal Pollicita con el dirigente opositor Mauricio Macri, porque tuvo cargos en el club de f¨²tbol Boca cuando Macri fue presidente de la entidad. Por su parte, el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, advirti¨® que la imputaci¨®n de Pollicita forma parte de ¡°una estrategia de golpismo judicial activo¡±. El Gobierno es consciente de que el pr¨®ximo 25 de octubre se celebran elecciones presidenciales, que Fern¨¢ndez no puede concurrir a ellas en un tercer mandato consecutivo y que solo le quedan diez meses en la Casa Rosada. Pero la mandataria y sus ministros insisten en la teor¨ªa del golpe de Estado y la desestabilizaci¨®n, a pesar del escaso tiempo que les queda para entregar el mando.
La muerte est¨¢ dibujando el retrato de una clase pol¨ªtica y judicial dividida casi por una raya. La raya parece marcarla la manifestaci¨®n silenciosa del pr¨®ximo mi¨¦rcoles. La oposici¨®n se ha sumado a ella. La presidenta, el pasado mi¨¦rcoles, habl¨® por todos los canales de televisi¨®n rodeada de ministros y militantes que la animaban con sus c¨¢nticos. No mencion¨® a Nisman y al final del discurso dijo: ¡°?Saben qu¨¦? Y nos quedamos con el canto, nos quedamos con la alegr¨ªa, nos quedamos con ese grito de ¡®viva la Patria¡¯. Y a ellos, a ellos les dejamos el silencio¡±.
Dos d¨ªas despu¨¦s Fern¨¢ndez fue imputada por el fiscal Pollicita. Y su respuesta lleg¨® por Facebook el s¨¢bado por la ma?ana: ¡°?Saben qu¨¦? El odio, el agravio, la infamia, la calumnia se los dejamos a ellos¡±. El mensaje, una vez m¨¢s, pintaba una raya entre ¡°ellos¡± y ¡°nosotros¡±.
La jueza y exesposa del fiscal Nisman, Sandra Arroyo Salgado, aclar¨® esta semana en una audiencia abierta en el Senado que no es oficialista ni opositora y pidi¨® ¡°no seguir politizando¡± la investigaci¨®n de la muerte de Nisman. Pero su petici¨®n parece casi ut¨®pica en el ambiente electoral que se respira ante las presidenciales de octubre. Cualquier gesto estar¨¢ cargado de contenido pol¨ªtico. Ni siquiera Arroyo Salgado podr¨¢ evitarlo. Ella no ha dicho si acudir¨¢ a la marcha del pr¨®ximo mi¨¦rcoles. Pero haga lo que haga la raya est¨¢ marcada. A un lado, los del ¡°silencio¡±, ¡°el odio, el agravio, la infamia¡±. Y al otro lado, los del canto y la alegr¨ªa. Malos tiempos para matices.
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