Alcaldes latinoamericanos prueban ¡°vacunas¡± para curar la violencia
En algunas de las ciudades con m¨¢s homicidios en el continente aplican, con ¨¦xito, f¨®rmulas distintas a la ¡°mano dura¡±

Es un debate recurrente en los medios de comunicaci¨®n y las campa?as pol¨ªticas de los pa¨ªses m¨¢s afectados por la violencia delictiva: hay que aplicar m¨¢s ¡°mano dura¡±, ser m¨¢s implacables e incluso considerar la posibilidad de la pena de muerte para los casos m¨¢s graves.
Pero algunos gobernantes locales de Am¨¦rica Latina est¨¢n demostrando en sus propias jurisdicciones que usar la violencia para reducir la violencia no siempre es la mejor opci¨®n. Y que a veces con medidas simples, pr¨¢cticas y de muy bajo costo, se pueden lograr resultados positivos.
Durante una visita a la sede del Banco Mundial, en Washington, tres alcaldes de ciudades consideradas entre las m¨¢s violentas de la regi¨®n compartieron sus f¨®rmulas poco convencionales para resolver un problema que en muchos pa¨ªses afecta principalmente a los j¨®venes y es la primera preocupaci¨®n de los ciudadanos.
Desde hace un tiempo, esta instituci¨®n viene considerando a la inseguridad ciudadana como uno de los grandes temas de desarrollo a futuro, y trabaja junto a los gobiernos de los pa¨ªses, pero tambi¨¦n en estados y municipios para apoyar enfoques diferentes y soluciones pr¨¢cticas e innovadoras al tema de la violencia.
Epidemiolog¨ªa de la violencia
Un ejemplo es Rodrigo Guerrero, alcalde de la ciudad colombiana de Cali, quien en sus dos periodos como gobernante local (1992-1994 y 2012-2015) ha aplicado sus conocimientos de m¨¦dico epidemi¨®logo para tratar las altas tasas de homicidios en su ciudad de la misma forma que lo har¨ªan con una enfermedad de origen desconocido.
¡°Es un m¨¦todo que yo llam¨¦ ¡®Epidemiolog¨ªa de la Violencia¡¯ y que ya se aplica en varias ciudades de Colombia y tambi¨¦n en otros pa¨ªses¡±.
Este an¨¢lisis cient¨ªfico de la realidad hizo que las autoridades tomaran distintas medidas en distintas zonas. En algunos lugares se mejor¨® el alumbrado p¨²blico, en otros se prohibi¨® la venta de alcohol despu¨¦s de determinadas horas, en otros m¨¢s, se aument¨® la presencia policial.
El desaf¨ªo para Guerrero cuando aplic¨® este m¨¦todo por primera vez hace m¨¢s de 20 a?os fue demostrar que eso que ¨¦l pretend¨ªa tratar como una epidemia, efectivamente pudiera erradicarse.
¡°Cali ten¨ªa una tasa de 126 asesinatos por 100.000 habitantes, cuando yo entr¨¦ estaba en 83, ahora est¨¢ en 62. Es una tasa de homicidios que todav¨ªa consideramos inaceptable, pero la vamos a seguir bajando, porque ya sabemos c¨®mo atacar el problema juiciosamente¡±, explica Guerrero.
Guerrero afirma que su mayor ¨¦xito, sin embargo, no es Cali, sino Bogot¨¢, pues los alcaldes que le sucedieron en su ciudad no aplicaron sus m¨¦todos, pero en la capital colombiana s¨ª siguieron sus recomendaciones durante tres periodos seguidos y bajaron la tasa de homicidios de 80 a 18 por 100.000 habitantes.
Prevenci¨®n y empleo
Un desaf¨ªo similar tuvo Alexander L¨®pez, alcalde de la localidad de El Progreso, en el norte de Honduras, cerca de la frontera con Guatemala, uno de los puntos por donde pasa buena parte de la coca¨ªna en ruta hacia los Estados Unidos.
En una zona dominada por el narcotr¨¢fico, en uno de los pa¨ªses m¨¢s violentos del mundo, a muchos les pareci¨® una osad¨ªa que la ciudad pusiera en pr¨¢ctica lo que llamaron el ¡°Plan 80-20¡±, que consiste en un 20% de medidas coercitivas (uso de la fuerza policial, sanciones, etc.) y un 80% de medidas de prevenci¨®n.
¡°Hemos recuperado 350 espacios p¨²blicos y se ha trabajado en mejorar el alumbrado p¨²blico, hemos creado 5.000 microempresas, hemos reducido el horario de locales nocturnos como las discotecas¡±, enumera L¨®pez entre las acciones que constituyen el 80% de prevenci¨®n.
¡°El simple hecho de reducir el horario hasta las dos de la ma?ana nos ha ayudado a disminuir los ¨ªndices de violencia¡±, explica.
Su colega, ¡°Tito¡± Asfura, alcalde de Tegucigalpa, insisti¨® en que la inseguridad es la suma de distintos problemas como el acceso a agua y saneamiento, a guarder¨ªas y a cl¨ªnicas, entre otros. ¡°Se trata de temas que al final repercuten en la gente. La suma de muchas cosas¡±, afirm¨®.
¡°El problema de la inseguridad es, sobre todo, de falta de trabajo¡±, dice Asfura. Solo el a?o pasado su gobierno invirti¨® 24 millones de d¨®lares en capacitar a m¨¢s de 1.500 microempresarias y otras acciones destinadas a promover el empleo.
Esta relaci¨®n entre generaci¨®n de empleo y reducci¨®n de la violencia se puso de manifiesto tambi¨¦n en El Salvador durante la implementaci¨®n de un programa para generar empleo entre la gente joven que se puso en marcha en 2008. ¡°Aunque si la mitigaci¨®n de la violencia no era el objetivo del programa, donde lo ejecutamos notamos una ca¨ªda en la violencia¡±, explica Humberto L¨®pez, director para Am¨¦rica Central del Banco Mundial.
Para L¨®pez, combatir el crimen y la violencia requiere de m¨¢s esfuerzos en el que se crucen las variables y los datos relacionados con empleo, necesidades sociales, estad¨ªsticas de criminalidad, ¡°para dar seguimiento al n¨²mero de homicidios, d¨®nde ocurren, y cotejar esa informaci¨®n con otras variables para entender mejor el motivo de la violencia¡±.
Con esa idea en mente, el Banco Mundial apoya en Honduras la creaci¨®n de un Observatorio de la Violencia, en colaboraci¨®n con algunas universidades y el gobierno de ese pa¨ªs.
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