El relator de la ONU concluye que la tortura es ¡°generalizada¡± en M¨¦xico
El informe pide que se ponga fin al uso del Ej¨¦rcito en tareas de seguridad
Veinte palabras bastan para el escalofr¨ªo. ¡°La tortura y los malos tratos en la detenci¨®n son generalizados en M¨¦xico y ocurren en un contexto de impunidad¡±. As¨ª arranca el relator especial de la ONU sobre la Tortura, Juan M¨¦ndez, las conclusiones del informe sobre la visita que hizo a M¨¦xico del 21 de abril al 2 de mayo pasado. El escrito, que ser¨¢ presentado en marzo y al que ha tenido acceso este peri¨®dico, revisa los fallos del sistema de seguridad mexicano y traza un aguafuerte en el que pocos escapan a su cr¨ªtica: ¡°Hay evidencias de la participaci¨®n activa de las fuerzas policiales y ministeriales de casi todas las jurisdicciones y de las fuerzas armadas, pero tambi¨¦n de la tolerancia, indiferencia o complicidad por parte de algunos m¨¦dicos, defensores p¨²blicos, fiscales y jueces¡±.
En sus recomendaciones, el relator pide que se ponga fin a una herencia de la presidencia de Felipe Calder¨®n (2006-2012): el uso de la fuerza militar en tareas de seguridad p¨²blica. Tambi¨¦n exige la eliminaci¨®n del arraigo, la pol¨¦mica figura que permite, en el curso de una investigaci¨®n por crimen organizado y con orden judicial, mantener encerrada 40 d¨ªas (prorrogables) a una persona mientras se decide si se presentan cargos penales. Esta pr¨¢ctica, muy empleada en la guerra contra el narco, viola, seg¨²n M¨¦ndez, la presunci¨®n de inocencia y expone al detenido a torturas. Su eficacia tambi¨¦n la cuestiona: ¡°De m¨¢s de 8.000 personas arraigadas desde 2008, s¨®lo el 3,2% habr¨ªa recibido condena¡±.
El punto de partida del informe, que a¨²n es susceptible de modificaciones, es la guerra contra el narco iniciada en 2006. Esta ofensiva, que lleg¨® a movilizar en su apogeo a 50.000 soldados, dispar¨® las quejas por torturas y malos tratos: si en los seis a?os anteriores a 2007 la Comisi¨®n Nacional de Derechos Humanos hab¨ªa registrado un promedio de 320 denuncias; en 2012 superaron las 2.100. Con la llegada de Pe?a Nieto, estas reclamaciones se redujeron un 30%, pero muchos de los factores que las propiciaron, seg¨²n el relator, sobreviven.
Las torturas acaban en la muerte, y esta viene seguida de la desaparici¨®n. Para las mujeres, al cat¨¢logo de horrores se suma la violencia sexual
El enviado de la ONU establece que la tortura en M¨¦xico se utiliza predominantemente durante la detenci¨®n y con objeto de obtener confesiones sobre el crimen organizado. Las v¨ªctimas suelen proceder de sectores pobres o marginales. El modo de operar, seg¨²n las denuncias recogidas en el escrito, muestra un inquietante patr¨®n. Los captores, vestidos de civil y encapuchados, no suelen llevar orden judicial ni informan de los motivos de la captura. Luego, llega la pesadilla: ¡°Las personas son conducidas con los ojos vendados a sitios que desconocen, incluyendo bases militares, donde contin¨²an las torturas: golpes con pu?os, pies y palos; toque con dispositivos el¨¦ctricos (chicharra), generalmente en los genitales; asfixia con bolsa de pl¨¢stico, introducci¨®n de agua con un trapo en la boca, desnudez forzada, suspensi¨®n, amenazas, insultos¡±.
Todo ello puede durar d¨ªas. A veces, indica el relator, las torturas acaban en la muerte, y esta viene seguida de la desaparici¨®n. En el caso de las mujeres, al cat¨¢logo de horrores descrito se suma la violencia sexual: ¡°Desnudez forzada, humillaciones verbales, manoseos en los senos y genitales, introducci¨®n de objetos en los genitales y violaci¨®n reiterada y por varias personas¡±.
La persecuci¨®n de estos abusos no ofrece para el relator de la ONU resultados tranquilizadores. El informe destaca que entre 2005 y 2013 solo hubo cinco sentencias condenatorias por torturas. El motivo es que, a su juicio, ni los registros de detenci¨®n ni los ex¨¢menes m¨¦dicos recogen bien los abusos. A partir de ah¨ª, todo rueda cuesta arriba. ¡°No existe control adecuado sobre la legalidad de la detenci¨®n ni del plazo para la presentaci¨®n al ministerio p¨²blico; no se accede a una defensa adecuada en forma inmediata; las declaraciones se prestan sin intervenci¨®n judicial ni presencia del abogado; no se inician investigaciones de oficio ni se excluyen de oficio pruebas obtenidas bajo tortura; y se hace una interpretaci¨®n restrictiva e incorrecta del Protocolo de Estambul¡±, sostiene el informe.
El informe destaca que entre 2005 y 2013 solo hubo cinco sentencias condenatorias por torturas
Pese a este deterioro de las garant¨ªas, el relator admite que, en los ¨²ltimos a?os, se ha avanzado en la lucha contra esta lacra. Las leyes han empezado a sacar de la jurisdicci¨®n militar las violaciones de derechos humanos cometidas por soldados contra civiles, se ha ampliado el per¨ªmetro de protecci¨®n de los detenidos y se han establecido protocolos que ¡°fortalecen las salvaguardias¡±. Todo ello no ha logrado, sin embargo, ¡°revertir la imperante impunidad¡±.
En este contexto, el relator muestra su extrema preocupaci¨®n por la ¡°inaceptable tragedia de Iguala¡±, donde ¡°las autoridades municipales en colusi¨®n con el crimen organizado hicieron desaparecer forzadamente a 43 estudiantes normalistas, ejecutaron a otros seis, algunos con torturas, e hirieron a m¨¢s de 20 personas¡±. Para el enviado de la ONU esta matanza ha de servir de aldabonazo y propiciar una reforma estructural en seguridad.
El presidente mexicano, Enrique Pe?a Nieto, anunci¨® en diciembre pasado un amplio paquete de medidas legislativas y ejecutivas para acabar con la impunidad. Entre ellas figuraba la desaparici¨®n de la Polic¨ªa Municipal, profundamente infiltrada por el narco, la intervenci¨®n en ayuntamientos corruptos, y una legislaci¨®n especial contra la tortura y los malos tratos. Este peri¨®dico trat¨® sin ¨¦xito de recabar la versi¨®n de la subsecretaria de Derechos Humanos, L¨ªa Lim¨®n.
¡°Coincidimos con el informe. La tortura sigue siendo generalizada y se da en el periodo entre la detenci¨®n y la puesta a disposici¨®n judicial. Y aunque ha habido un descenso, los casos siguen siendo seis veces m¨¢s que en 2003¡±, se?al¨® el director de Amnist¨ªa Internacional en M¨¦xico, Perseo Quiroz.
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